Leslie lo sabía. Sabía que esa noche ambos estarían con ella, era como si ambos lo tuvieran escrito en la frente. Lo notaba por como la miraban, porque ambos sonreían de esa forma, tranquila y expectante. No es que se lo hubieran dicho, y ella no había querido preguntar. Solo lo supo apenas los tres se sentaron en el comedor y observó sus expresiones.
Ahora estaba en su cuarto, sentada sobre la cama esperando.
Miles de ideas llegaban a su cabeza increíblemente rápido. Pero solo una se quedaba allí una que Yerie le dio.
—Ambos dentro de mí —susurró.
Apenas lo dijo su cuerpo se estremeció suavemente. Miró alrededor por doceava vez asegurándose de que todo estuviera en su sitio. Se observó, al pijama que usaba y pasó las manos por el, sobre su vientre, quitando leves arrugas.
—Todo estará bien —se dijo, observó la puerta—, todo estará muy bien.
En ese segundo golpearon a la puerta, despacio, pero lo sintió como si el sonido rebotara a su alrededor. Se levantó y caminó hacia ella lentamente, antes de abrir tomó aire dos veces y suspiró.
Ambos estaban allí, Yerie usando unos simples pantalones y camiseta, Alex con un pantalón delgado que debía ser su pijama, nada más. Sus ojos se detuvieron en su pecho desnudo dos segundos antes de mirar su cara. Alex sonreía.
—¿Si? —preguntó como si nada.
Yerie sonrió.
—Sabes que hacemos aquí —tragó enseguida y los miró a ambos, de ida y vuelta. Yerie estiró su caminó y acaricio su mejilla —solo debes decir las palabras, ¿lo quieres o no lo quieres?
—Lo quiero —se oyó decir, ni siquiera lo pensó.
Solo se sorprendió de que su boca se moviera sola y el sonido escapara.
Unos segundos después ambos ya estaban sobre su alfombra frente a la cama, mirándola y esperando.
—Ven aquí —susurró Yerie. Él estiró su mano hacia ella. Leslie se acercó lentamente y tomo su mano. Él la empujó suavemente hacia sí mismo hasta acomodarla entre él y Alex.
Leslie se tensó durante unos segundos al sentirse rodeada por ambos. No la tocaban a un pero era capaz de sentir el calor de sus cuerpos, el olor que desprendían, podía sentir la mirada sobre ella casi como una caricia.
—Hermosa —susurró Yerie, lo miró —cierra los ojos.
Ella tomó aire y lo hizo. Sintió sus dedos en su mejilla, haciendo un suave circulo.
—No los abras, no hasta que en verdad lo desees.
—Sí —susurró.
—Solo siente —murmuró el antes de que su boca tocara sus labios.
Yerie la beso suavemente, la atrajo hacia el sin abrazarla y un segundo después sintió a Alex contra su espalda y más abajo. Varias manos recorrieron sus brazos, su cintura, su cuello. Acariciaron su cabello antes de que unos labios acariciaran su cuello suavemente. Cuando la lengua de Alex siguió la línea que sus labios habían trazado gimió contra la boca de Yerie. El aumento la intensidad de su beso al sentirla, la aplasto contra Alex y devoró su boca.
Leslie apenas podía pensar, solo era capaz de sentir. Yerie dejó de besarla para poder seguir por su cuello. Alex en cambio tomo su rostro y lo inclino hacia un lado, se estremeció cuando lo sintió besarla, y aún más cuando unas manos agarraron sus senos, cuando los acariciaron sobre su pijama.
Ella inclinó la cabeza hacia atrás hasta apoyarla contra el hombro de Alex. Mientras sus dedos acariciaban el cabello de Yerie alguien le levanto el pijama y se lo quito por la cabeza. Estuvo tentada a abrir los ojos pero prefirió seguir así. Preguntándose quién de los dos la tocaba en un segundo o donde. Se estremeció cuando sintió manos sobre su vientre y espalda, manos que recorrieron su piel de arriba abajo, alternando en una suave caricia a un apretón amable pero firme. Luego fue su ropa interior la que le quitaron. Primero su sostén, y aunque espero que tocaran sus senos enseguida nada paso. Sentía que los observaban fijamente. Luego siguieron sus bragas, las que bajaron lentamente mientras acariciaban sus piernas. Y cuando estuvo completamente desnuda abrió los ojos.
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La fantasía de Leslie
RomantikNovela Romántica y Erótica Serie Nuevo Edén Libro Cuatro Leslie amaba su vida, amaba ser el centro de atención de cualquier lugar, prácticamente ese era el objetivo de su existencia. Lo que no amaba era sentirse fuera de lugar, inútil y pérdida, y d...