Leslie tragó y observó la televisión fijamente. Si no conociera a Yerie como lo hacía le habría creído todo lo que decía, con esa tranquilidad agradable. Pero solo le bastaba con ver sus ojos preocupados o la muy leve palidez de su cara para darse cuenta de que las cosas no están bien.
Ella saltó del susto cuando Alex se sentó a su lado. Él la observó un poco preocupado antes de agarrar sus brazos y atraerla hacia sí. Leslie se acomodó sobre sus piernas y siguió observando las noticias.
—Es más grave —murmuró luego de unos segundos. Los brazos de Alex se tensaron unos segundos. Él tomó aire para calmarse.
—Sí, lo son.
Ella esperó que le dijera algo pero como no fue así se movió y lo miró a la cara.
—Dime qué pasa.
Él miró alrededor un segundo antes de suspirar. Levantó una mano y acaricio su mejilla.
—Los rebeldes están más desesperados que antes, cada vez lo están más.
Ella se estremeció.
—Ya han atacado dos hospitales y hubo problemas en un laboratorio. El consejo se está preocupando cada vez más con esto.
—¿Qué piensan hacer?
Ella observó la televisión y las imágenes de los rebeldes arrestados en las últimas horas.
—Aumentar el turno de los soldados y guardias, no permitir la salida de mujeres a lugares donde puedan estar expuestas, un sinfín de cosas.
—Al final los presos seremos nosotros —murmuró.
—Eso es lo que me temo.
En se segundo Yerie siguió informando sobre el ataque que habían recibido los pueblos vecinos. Ella observó sus facciones y suspiró, luego miró a Alex de reojo.
Habían pasado semanas desde que habían estado los tres juntos, y eso se había vuelto a repetir un par de veces, pero nada más. Además de un par de besos entre ellos no había presenciado ninguna otra caricia y ella sabía que las había. Sobre todo porque un día los oyó cuando pasó distraída por delante de la puerta de la habitación de Alex. Se había sorprendido mucho al oírlos y al notar la puerta esta estaba levemente abierta se había acercado a ver.
Suspiró contra el pecho de Alex al recordar lo poco que había visto pero si oído. Se estremeció un poco ante ese recuerdo, Alex la acomodó sobre él y la miró.
—¿Qué pasa? —le preguntó. Negó con su cabeza y observó hacia la ventana.
Quería decirle que su curiosidad por verlos juntos cada día crecía más, pero de cierta manera encontraba tan íntimo sus relaciones que no sabía si debía meterse entre ellos o no. Solo que aun así, el deseo seguía allí y parecía que no iba a desaparecer a menos que hiciera algo al respecto.
—¿Cómo van tus pinturas? —le preguntó Alex de forma distraída.
Sonrió enseguida y lo miró.
—Muy bien—. Él sonrió al verla. —Ahora ya puedo hacer algo decente sin usar tantos borradores.
Él alzó una ceja.
—Decentes—. La miró divertido y dijo —pero si lo haces muy bien, es mucho más que decente tú trabajo, no le quites el mérito.
Ella se sonrojó un poco, siempre le pasaba cuando él le decía un cumplido.
—Mm, gracias —murmuró luego de unos segundos. Alex solo sonrió.
—¿Siempre pintas objetos y paisajes?
Ella arrugó su frente.
—No, a decir verdad me gusta más pintar a las personas, es más interesante intentar llevar al papel las formas del cuerpo, o las expresiones de la cara —ella sonrío con suavidad —me gusta plasmar las emociones de las personas mientras las pinto.
—Lo hiciste mucho.
Ella se encogió de hombros.
—Un par de veces —ella negó con su cabeza—, bueno, más que un par de veces pero cada vez que lo hacía lo disfrutaba mucho.
Alex la observó largo rato, hasta que volvió a sonreír como si nada. Leslie tragó al sentir su boca seca. No podía creer lo que le pasaba a su cuerpo con cada una de las sonrisas de ese hombre. Era como cuando Yerie le decía hermosa, algo dentro de ella se encendía enseguida.
—¿Quieres pintarme?
Ella jadeó.
—¿Me dejarías hacerlo?
Él rió por su entusiasmo.
—Claro—. La empujó para que se levantara. —Vamos.
—Ahora —dijo ella sorprendida.
—Claro—. Él se acercó a su rostro y la besó suavemente —así podrás avanzar cada vez que esté aquí. ¿Quieres?
Asintió enseguida con su cabeza y lo siguió hacia el cuarto que ocupaba. Luego d acomodar un lienzo tomó la mano de Alex y lo guio hasta una silla. Le pidió que se sentara y se alejó para verlo unos segundos. Sonriendo regresó con él y le quitó su camisa. Alex solo le permitió hacer.
Cuando observó su pecho firme y desnudo, suspiro. Volvió a acercarse y pasó sus manos por su cabello negro, Alex alzó una ceja cuando ella acomodo su cabello para que se viera más desordenado.
Si parecía que recién se estaba levantando, pensó ella y sonrío. Y esa era la imagen que más le gustaba de él. Todo relajado.
Alex no se movió mientras ella comenzaba a trazar líneas en el lienzo con un carboncillo. Leslie sonrió sin que él pudiera verla por la quietud que mantenía. Si solo parpadeaba y respiraba, nada más.
Veinte minutos después ella ya tenía un borrador de él y se había hecho en su cabeza una idea del cómo quedaría la pintura. Se movió un poco y observó a Alex, quien alzó una ceja. Sonriendo le pidió que se acercara.
Ella rió cuando él hizo una mueca al moverse, Alex volteo sus ojos y llegó a su lado.
—Vaya —murmuró Alex y observó el dibujo varios segundos.
—Es solo un borrador —explicó ella mientras miraba su trabajo—, más adelante te pediré que poses otras vez pero después de unos días yo creo que podrás verlo terminado.
—Solo un borrador —murmuró Alex, lo miró —y yo ya pensaba que ese era el dibujo.
—No, aun… —él la besó.
—Me encantará verlo terminado —Leslie suspiró al sentir su caricia.
Y justo cuando él volvía a acercarse para besarla se escuchó una fuerte explosión y la casa se estremeció.
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Buenos dias, ya comenzamos con la cuarta y última parte de este libro. Como este es corto publicare otro en unos momentos mas, asi que calma. No olviden dejar sus comenrarios, nos vemos luegos. Saludos.
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La fantasía de Leslie
RomanceNovela Romántica y Erótica Serie Nuevo Edén Libro Cuatro Leslie amaba su vida, amaba ser el centro de atención de cualquier lugar, prácticamente ese era el objetivo de su existencia. Lo que no amaba era sentirse fuera de lugar, inútil y pérdida, y d...