Las cuatro mujeres se alejaron de Mat cuando él se acercó más de cinco metros. Jenna puso a Bárbara tras ella como si nada, y Leslie se detuvo delante de las tres, no sabía si porque odiaba en verdad a ese hombre o por el miedo que sentía por sus amigas.
Mat las observó a las cuatro divertido y luego a tres hombres que ingresaron en la habitación tras él. El más alto tenía el cabello negro, los que seguían el cabello castaño y rubio. Parecían solados con mucha experiencia. Pero era el de cabello negro quien se le hacía conocido, familiar, tenía ojos oscuros, casi negros. No podía recordar a quien se parecía tanto.
Un segundo después los tres hicieron una línea frente a ellas, esperando. Escuchó a Anais tomar aire un segundo pero no la miró.
—Miren lo que tenemos aquí, mis chicas preferidas —Leslie apretó la mandíbula —aunque no están como me gustaría—. Él observó a Bárbara que palideció enseguida.
—¿Qué es esto? —preguntó ella —una estúpida venganza.
—Probablemente —gruñó Jenna—son los suficientemente estúpidos para algo así.
Mat la miró y sonrió, luego a los hombres.
—Se los dijes, tendrán que ser rudos con ellas, hay que quitarles algunas costumbres.
Leslie observó a Jenna un segundo, quien la miró y arrugó su frente.
—¿Entonces ellas serán? —dijo uno de los hombre, el de cabello negro. La miró fijamente antes de examinarla de pies a cabeza.
—Sí —dijo Mat—, elijan la que quieran y llévensela.
Todas se tensaron. Los hombres las observaron.
—¿Qué pasara con la embarazada? —preguntó el de cabello rubio como si nada.
—Ella es mía, ya arreglaré ese problema luego
—¿Qué? —jadeo Bárbara.
Jenna empujó a su amiga tras ella por completo.
—Tú —el de cabello negro la miró a los ojos—, ven aquí —Leslie no se movió —no me hagas ir por ti, te aseguro que no te gustaría.
Ella tragó y miró a sus amigas antes de caminar un poco hacia delante.
El hombre se movió y caminó a su alrededor, examinándola como si fuera un mueble, decidiendo si valía la pena.
—Me quedaré con esta —soltó luego de unos segundos.
Mat lo observo enseguida antes de fijarse en ella.
—No entiendo para que alguien podría quererla—. El hombre de cabello negro lo miró.
—No la quiero para ser padre —soltó como si nada, Leslie se estremeció ante la frialdad de sus palabras. Cuando una mano se posó en su espalda observo un segundo a Jenna quien miraba a los hombres, suspiró.
De sus amigas solo Jenna sabía sobre su pasado, su amiga había sido demasiado inteligente para ocultarle con supuestos viajes de negocios y demás. Ella podía recordar todas las veces que la acompañó cuando cayó al hospital por su ex marido, todas las veces que discutió con ella por eso, o lloro en su compañía. Y siempre le había agradecido que estuviera a su lado y que no se lo contará a las demás. Incluso de la vez que estuvo muy grave en el hospital por culpa de ese hombre, cuando en esa ocasión le dijeron que ya no podría ser madre, que su útero no estaba en condiciones de resistir un embarazo.
Leslie trago y dejo de pensar en el pasado, ahora tenía un serio problema que no solo la afectaba a ella, si no a sus amigas, y a los asignados de cada una de ellas. Un segundo después alzo el rostro y observo a los hombres delante de ellas, intentando pensar en un plan.
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La fantasía de Leslie
RomantizmNovela Romántica y Erótica Serie Nuevo Edén Libro Cuatro Leslie amaba su vida, amaba ser el centro de atención de cualquier lugar, prácticamente ese era el objetivo de su existencia. Lo que no amaba era sentirse fuera de lugar, inútil y pérdida, y d...