7: Un día libre, un contratiempo y una excursión a la playa -Parte 2.

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[...Entonces Jimmy rompe a reír, sacudiendo la cabeza y apoyándose en el marco de la puerta- Dos tíos completamente tatuados puede que pasen desapercibidos, ¿¡pero cinco...!? Antes de que tengamos tiempo a pisar la jodida playa los paparazzis ya estarán escoltándonos de vuelta a casa...

Encontrándole todo el sentido a las palabras del muchacho, Annie asiente, torciendo hacia abajo las comisuras de sus labios en gesto de conformidad- Buena respuesta. -Ríe, apartándose de la puerta y echando a andar pasillo adelante, lo que le obliga a alzar la voz para que Jimmy pueda oírla conforme se aleja- Voy a cambiarme...]

Ataviado con un bañador blanco que le llega por las rodillas, unas chanclas de playa negras y una gorra de capitán que le da un aspecto bastante cómico, Jimmy se asoma por el hueco de la escalera y habla alzando la voz- ¿Todo bien por ahí arriba...?

¡Sí, ya bajo...! -Exclama Annie, que, vestida con un largo vestido blanco de playa que transparenta ligeramente el bikini negro que lleva debajo, se encuentra de pie frente al espejo de su habitación, recogiéndose su larga melena en una trenza. Cuando termina de peinarse, le lanza un último vistazo a su reflejo, aunque lo único en lo que puede fijarse es en lo terriblemente desordenado que se ve su cuarto tras ella: ropa por el suelo, la cama deshecha, zapatos desemparejados... Con un suspiro largo, se gira y peina la estancia con la mirada, llevándose las manos a las caderas y torciendo la comisura derecha de sus labios en un gesto de decepción de lo más adorable, como si silenciosamente estuviese regañándose a sí misma por ser tan desastre. Finalmente y dándose cuenta de que la tarea de ordenar su cuarto tendrá que esperar, al menos, hasta mañana, Annie sacude la cabeza y echa a andar hacia la puerta, pero justo cuando está a punto de salir, recuerda algo que la hace abrir los ojos como platos y apresurarse a dar la vuelta, dirigiéndose rápidamente hacia la mesilla de madera situada junto a la cama. Agachada frente a ella, la muchacha de pelo castaño abre el segundo cajón y deja que una amplia sonrisa se dibuje sobre sus labios cuando sus ojos verdes se posan en una preciosa cámara Nikon negra y plateada con aspecto de ser bastante antigua que rápidamente se apresura a coger con sumo cuidado, como si se tratase de un objeto muy valioso. Acto seguido y en un gesto rápido se descuelga la mochila de tela que llevaba colgada al hombro y la posa a su lado en el suelo, abriéndola e introduciendo la cámara en su interior no sin antes asegurarse de que queda bien envuelta por la toalla, de modo que esta pueda actuar como amortiguador en caso de que la mochila se lleve un golpe.

Cosa de un par de minutos después, Jimmy, que esperaba pacientemente en el recibidor a los pies de la escalera y apoyado en la barandilla mientras jugueteaba, entretenido, a lanzar al aire las llaves del coche y volver a cogerlas con la mano derecha, siente unos pasos apresurarse tras él y al darse la vuelta sus clarísimos ojos azules aterrizan de lleno en la delgada figura de Ana, que desciende los escalones con paso ligero, haciendo que el fino vestido de seda blanca baile con cada paso que da. Al verla, una sonrisa amplia se dibuja sobre los labios del batería, una sonrisa que la joven no tarda en devolverle en cuanto su mirada se cruza con la de él- ¿Lista? -Le pregunta Jimmy en el momento en que la muchacha se para a su lado, mirándole casi expectante, con una media sonrisa y una ceja ligeramente arqueada. 

Annie asiente enérgicamente a modo de respuesta- Lista. -Dice, acomodándose la mochila al hombro. 

No sin antes exhalar un largo suspiro dramático bastante bien fingido, Sullivan pasa su largo y tatuadísimo brazo sobre los hombros de la muchacha, atrayéndola hacia sí y arrancando sus carcajadas en cuanto rompe su silencio mientras echa a andar junto a ella de camino hacia la puerta, haciendo que su potente y característica voz resuene contra las paredes del recibidor-Oh, Dios, no sabes dónde te has metido...

Cuando ambos muchachos abandonan por fin la casa, son inmediatamente recibidos por el calor abrasador de las mañanas de verano de California, exquisitamente acompañadas por un sol radiante que goza de absolutamente todo el protagonismo durante los meses estivales sin tener que compartir su cielo, azul como el más azul de los océanos, con ninguna nube, y que despliega sus rayos dorados por doquier, llenando cada rincón de luz, de calor y de vida. En cuanto sus chanclas de playa de color negro pisan el pequeño camino empedrado que va desde la puerta principal al garaje, Jimmy frena en seco, atrayendo la atención de Ana, que hace lo mismo, no sin dirigirle una mirada de extrañeza. Percatándose de su gesto, el batería sacude la cabeza y habla con la sombra de una media sonrisa dibujada en sus labios, rebuscando en el bolsillo trasero de su bañador- Hay que ir siempre preparado... -Y casi antes de tener tiempo a terminar la frase, saca unas oscurísimas gafas de sol que se pone rápidamente y que ocultan por completo sus ojos azules. Sin abandonar por un instante su habitual buen humor, el muchacho clava su mirada en la de Ana a pesar de que ella no pueda verle los ojos tan nítidamente como él puede ver los suyos, y habla ampliando su sonrisa- Además, me dan un aspecto bastante interesante, ¿a que sí...?

Welcome to the FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora