La vida en Georgia va viento en popa para la jovencísima Ana O'Donell, que apenas tres años después de acabar la carrera de periodismo ha encontrado el trabajo de sus sueños escribiendo artículos para un pequeño diario independiente que tiene su sede en un también pequeño apartamento de la Washington Avenue con el 35 de Crey Street. A sus veinticuatro años, las cosas no podrían estar yéndole mejor: tiene su propio apartamento en el centro de Atlanta, un grupo de amigos considerablemente grande y un novio estable desde hace ya unos cuantos años, y aunque lleva apenas unos pocos meses en la empresa se ha convertido en la empleada favorita de Valerie, su jefa, que no ha tardado en colocarla como encargada de departamento. Risueña, alegre y responsable, Annie, como cariñosamente han empezado a apodarla sus compañeros, es sin duda una joven ejemplar.
Hoy, el último miércoles del mes de mayo, la muchacha de larga y ondulada melena castaña está, como cada tarde, sentada en la mesa de su despacho, apurando los últimos renglones del artículo que está escribiendo para poder irse a casa y poner por fin punto y final a la larga jornada de trabajo. Sus enormes ojos color verde esmeralda, adornados con dos hileras de pestañas largas y negras como el azabache, están clavados en la pantalla del ordenador que tiene frente a ella, y sus manos finas se mueven tan rápidamente por el teclado que casi no da tiempo a ver lo que está escribiendo. Los últimos rayos de sol de la tarde con sus tonos melancólicos y anaranjados se cuelan por entre las cortinas blancas, llenando la habitación de ese color dorado tan característico de las tardes de verano, y Ana está tan concentrada con su trabajo que casi le da un infarto cuando oye sonar el teléfono que está apoyado sobre su escritorio. Con un suspiro disimulado, cierra el portátil y descuelga el aparato, llevándoselo a la oreja- Los Angeles Daily, ¿dígame?
Lis Ingilis Diily, ¿dígimi? -Responde en tono burlón una voz femenina al otro lado del teléfono- Caray, nena, antes no eras tan formal... -Ríe, y sus carcajadas se contagian a Ana, que sacude la cabeza y se reclina hacia atrás en su comodísima silla de oficina. Se trata de Elizabeth, su mejor amiga casi desde que tiene uso de razón- Lo sé, no termino de acostumbrarme.
Al otro lado del teléfono, Eli suspira-¿Mucho trabajo?
Como si su amiga pudiese verla, Ana pone los ojos en blanco y resopla- No te lo puedes ni imaginar, esta semana ha sido horrible... No sabes cómo me alegro de escuchar una voz amiga, lo necesito de vez en cuando. -Ríe, haciendo reír también a Eli, que toma entonces la palabra-¿Qué tal te va? ¿Cómo está Josh?
Annie se coloca un mechón de pelo detrás de la oreja y lanza una mirada rápida al reloj de pared que está clavado sobre la puerta y que ahora marca las siete y cinco- Bien, bien, todo bien. De hecho he quedado para cenar con él esta noche, es nuestro aniversario... -Sonríe sin poder evitarlo, bajando la mirada al suelo casi con timidez.
Eli suspira, sonriendo también desde el otro lado del teléfono- ¿Seis años ya?
Ana suspira también y asiente- Seis... Y aún recuerdo cuando éramos pequeñas y estábamos convencidas de que acabaríamos casándonos la una con la otra... -Ríe, contagiando a su amiga, que es quien toma la palabra de nuevo- ¿Por qué hablas en pasado? Yo sigo convencida de ello, simplemente tengo que quitarme a Josh de encima...
Ana suspira y sacude la cabeza, hablando sin borrar su sonrisa aunque acortándola un poco- Bueno, la verdad es que en poco tiempo vas a tener vía libre...
Extrañada por las palabras de su amiga, Eli deja caer sobre su voz un ligero matiz de seriedad- ¿A qué te refieres?
La chica de ojos verdes suspira de nuevo, esta vez más largamente, y habla con la mirada perdida en la ventana que tiene frente a su escritorio, enredado un mechón de pelo entre sus dedos, distraída- Josh se va a Australia la semana que viene... Ya sabes, trabajo, como siempre...
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Welcome to the Family
FanficCuando Ana O'Donell decidió hacerle una visita a su mejor amiga durante los meses de verano, lo que menos se esperaba era toparse cara a cara con cinco desconocidos que entrarán en su vida y la pondrán patas arriba por completo.