El ensayo

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Conor:
Franklin y Ashley vinieron a casa conmigo, tenemos tanto que trabajar para mañana y estamos muy atrasados. Wendell decidió ir a ver a Lisa a la residencia, quien por cierto ya me había dicho de una manera poco amistosa que no vendría al ensayo.

Ya vamos por la tercer ronda en el juego y aun no podemos coordinar bien, y aunque lo hiciéramos no valdría de mucho, porque solo somos tres de los cinco integrantes del equipo.

—Franklin probaremos contigo a la derecha de Ashley ¿bien?— propongo.

—Claro, pero sabes que no es mi fuerte — contesta.

—Solo intentemos ¿si?. Tal vez si Lisa juega a tu par podría cubrirte.

—Solo hay un problema, Lisa no esta— dice obvio.

—Ya lo sé, pero Lisa es muy buena en la derecha y podría ayudarte, además Ashley jugaría a la par de Wendell y podría funcionar. Pero necesito ver como te desenvuelves en ese lado.

—Esta bien, si crees que funcionara hagamoslo.

—Bien, presiona comenzar — pido.

Pero cuando Franklin estaba por hacerlo el timbre suena.

—Voy yo— Ashley se ofrece.

Mi vista la pierde mientras subía las escaleras.

—¿Pediste pizza? —pregunta mi amigo debido a que el timbre sonó.

—No, no lo hice.

—Tal vez sea tu madre.

—No lo creo, tenia una urgencia en el trabajo— bufo cansado— otra vez.

Sus urgencias en el trabajo son muy frecuentes últimamente, y literalmente son pocos los minutos que apensas compattimos en la mañna.

—Si, te entiendo — contesta en un tono comprensivo— ¿Sabes? mi madrina es genial, pero hay veces en los que me gustaría que mis padres estuvieran aquí y no de viaje resolviendo negocios.

—Bueno al menos tú tienes a tu madrina.

Franklin estaba apunto de responderme cuando vemos entrar a los chicos.

—Sorpresa— dice Lisa y me da una muy fingida sonrisa mientras baja las escaleras.

Delgado y yo reímos ante su tonta actitud. Ya que ambos notamos su falsa sonrisa.

—Me das las gracias luego— Wendell me habla y luego choca mi puño.

—¿Perdón? Pero yo vine porque quise, no porque tú me lo dijeras— La orgullosa canadiense se defiende.

—Viniste, y eso es lo importante.

—Como sea— rueda sus ojos— ¿jugamos? El tiempo es oro muchachos.

—Si, hay que hacerlo— respondo algo emocionado al ver que el equipo está completo.

—Aquí solo queda un controler — informa Rocus después de inspeccionar la caja donde los guardamos.

Ahora que recuerdo había llevado dos de los controler a mi habitación.

— Están arriba, en mi habitación.

—Bien, iré por ellos— me responde.

—No, no te molestes iré yo — habla Lisa— Ven Conor, acompañame— una sonrisa de malicia se posa en sus labios.

Que te traes ahora Anderson.

—¿Okey? — digo no muy convencido mientras me acerco a ella intentando decifrar que rayos trama.

El Regreso | guia de un gamer para casi todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora