Amelia y Mary

4 5 0
                                    

  Cada hora, cada minuto era eterno en las vidas de Alberto y Amelia.
Alberto con aquel grave y estúpido remordimiento el más grande de su vida, y Amelia sintiendolo cada día más alejado y ausente. El ya no sabía en dónde meter la cabeza para no llegar a su ahora casa, cuando era lo que más deseaba en su vida, no quería seguir lastimando a Amelia, pero tampoco quería contarle tan vergonzosa verdad y para Amelia dolorosa y obvio difícil de superar.
Hago un paréntesis y me detengo a pensar, cuántos Albertos hay en el mundo y creo hay aún más sinicos, y más aún hubieron o hay en nuestra vida, probablemente algo pasó y no nos dimos cuenta, o probablemente algunas podemos estar pasando por lo que Amelia está por pasar.
También me preguntó si es posible que una buena persona pueda pasar tantas cosas en la vida? Si y es poco a muchas experiencias personales, de amistades y de la misma Amelia.

Pasaban los días y por más intentos que hiciera Amelia nada mejoraba, el mismo coco se alejaba de Alberto, y estaba más pegado de Amelia, es verdad que nuestros animalitos sienten y presienten lo que nos pasa.

   El día era una rutina constante, Amelia no había querido contarle nada a Mary, quería que su amiga pensará que era muy feliz, aunque sabemos que es difícil esconder nuestras preocupaciones y más a alguien que queremos y vemos prácticamente todos los días.
  
Esa tarde saliendo de el colegio, Amelia le pide a su amiga ir a merendar, y así lo hicieron, Mary conocía perfectamente a su amiga y sabía que esperaría el momento oportuno para contarle lo que le pasaba y ese día fue esa tarde en la cafetería.
Entre lágrimas, suspiros y sin entender lo que pasaba, era realmente pensar en un cambio tan grande en el comportamiento de Alberto era inexplicable para las personas que lo conocían.
Mary intuía cual podía ser el problema pero a la vez, con su cabeza y mente se negaba a pronunciarlo, era difícil muy difícil pensar algo así de él, y ella lo conocía, pero también conocía a alguien quién envidiaba de una manera enferma a su amiga. Lo unico que pasaba por la cabeza de Amelia era que Alberto estába arrepentido de casarse, probablemente por otra mujer,o al menos por algo o alguien muy importante.
Parece que los sufrimientos no dejan a Amelia desde niña.
Después de tomar rumbos separados Amelia y Mary a sus casas, una de ellas Amelia, camina como si solo pudiera ver hacia el frente de la banqueta, sin levantar su cabeza pues no sabía qué hacer ya en su matrimonio y más que no sabía ni entendía que tenía Alberto, Mary por otro lado pensando en la maldad de Susana y Sofía, pensando en ir a hablar con ellas, ya que ahí vivió Amelia y la frecuentaba Alberto.
Ella conocía esa mirada de Sofía con la que veía siempre al esposo de su amiga, lo coqueta e insoportable que era, entre más pensó, decidió ir en ese momento a buscarlas para tratar de hacer algo por su amiga.

AMELIA.   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora