Protectora de Brujas ...Despertar...

CAPÍTULO III

Nota autora:
Hola a todas y todos, disculpen por no haber subido capitulo el viernes, pero por si no sabian en México se celebra el dia de muertos y en mi ciudad específicamente el 2 de Noviembre es cuando se visitan a los familiares fallecidos.

Sin mas, aqui les dejo el capitulo III y espero les guste como a mi me encanta.

Chao. /

[...]

El regresar a la vida después de 145 años te deja muchas secuelas, como no conciliar el sueño, tener pesadillas, ataques de sed, depresión, las noches era una maldición para Audrey, escuchaba voces, sus propios latidos la asustaban. Arrinconada en aquella oscura habitación, hablaba sola, recordaba cada sentimiento, cada suspirar que él le robo, cada beso, cada caricia, las sensaciones de tenerlo cerca, la falta que siempre le hizo, que nunca creyó volver a sentir.

¿Cómo olvidar tanto sufrimiento?

¿Cómo seguir viva si su única razón de vivir ya no era proteger a otras brujas?

Cada día fue un infierno para ella, realmente se sentía más identificada a los mortales, la desesperación de que el día termine al fin para no ver a nadie, lo contrario a lo que ella quería, quería conocer el mundo, hacer amigos por sí sola, tener una relación bella o tal vez tóxica. Pero toda esa libertad se fue con su vida hace cientos de años, no quería proteger a Bonnie, solo quería su amistad, no quería buscar a Katherine, solo quería ser libre.

La noche apenas comenzaba y al darse cuenta que al ser las dos de la mañana las pesadillas aun así no la dejarían dormir, por lo que se levantó y así en pijamas salió de aquella casa que compartía con su tía.

Sus pies descalzos acariciaban la acera por la que caminaba sin rumbo, su largo cabello se movía con el viento y sus brazos la cubrían un poco mientras se alejaba más de la residencia de donde vivía, podía decirse que era una residencia de gente adinerada, cosa que no le gustaba mucho a la pelirroja pero no podía objetar nada, solo era una esclava más de aquella corporación que se dedicaba a cuidar brujas, brujas estúpidas, débiles, inútiles, que a su parecer no merecían protección.

-Mierda-se quejó deteniéndose en seco dándose cuenta de que había caminado lo bastante rápido como para estar cerca del puente Wickery, soltó un suspiro de resignación para luego seguir caminando y se detuvo en la orilla del puente, se subió y dio unos pasos en dirección al vació.

Sus pies estaban al filo de la barandilla, lograba ver como el agua calmada pasaba por el amplio río, cerró sus ojos decidida a saltar y al dar el paso que la llevaría a una caída dolorosa más nada peligrosa para ella. Sintió como alguien la jalo de nuevo a la superficie cayendo sentada sobre quien le haya salvado la vida.

-¿¡Estás loca!?-le preguntaron abrazándola de una manera protectora y más que nada preocupada-pudiste morir Jean-escuchó a sus espaldas y cuando volteo ver quién era el dueño de aquella voz tan cálida solo sonrió un poco.

-Lo siento...te asuste-se disculpó al ver los enormes ojos azules que no dejaban de verla sorprendido.

-Estúpida...no te disculpes-le pidió sin soltarla y soltó un suspiro de alivio.

-¿Estas bien Cody?-le preguntó al pelinegro quien solo se recostó en la fría acera aun con ella entre sus brazos.

Al recostarse en su pecho solo respiro hondo inhalando la fragancia del hombre que la tenía aprisionada, trago grueso al escuchar los latidos de su corazón y como la sed invadía todos sus sentidos, la calidez de su abrazo, como su corazón bombeaba tanta sangre, su respiración se volvió pesada y sentía como su garganta al igual que sus labios se secaban y pedían a gritos sangre.