Estaba en la playa con mis amigos charlando de cualquier estupidez que se nos pasara por la cabeza.
El cielo se fundía en mil colores, como las fotos de galaxias que mucha gente tiene de fondo de pantalla, en tonos desde el morado más oscuro al amarillo que se negaba a desaparecer para alargar un poco más el día.
— Alex — noto un pequeño golpecito en mi hombro derecho.
Skylar, mi mejor amiga desde los 10 años me llama la atención ya que uno de los chicos del grupo me ha hecho una pregunta. Debía estar tan perdida en el precioso paisaje que he desconectado sin querer.
— Roy está preguntándote que cómo va tu hermano en las carreras — dice con una pequeña sonrisa de complicidad al mencionar a mi hermano. No era un secreto que Skylar estaba coladita por él.
Mi hermano, Nate, era corredor profesional de Moto GP desde que demostró que ninguna moto era capaz de resistirse a su control.
Siempre estuvo obsesionado con ellas desde que mi padre decidió comprarse una y, cuando Nate tuvo edad suficiente, decidió seguir sus pasos.Aunque sabía que las carreras acabaron con la vida de mi padre, él nunca dejó que nuestros fantasmas le impidieran cumplir su sueño de competir.
Ahora está en Dakar, en una de las copas del mundo más importantes. Normalmente cuando puede viene a California a visitarme y a felicitarme por mi cumpleaños atrasado, siempre se lo pierde porque le coincide con la copa de España, pero para compensarme me trae algún regalo de allí. Una vez me trajo un traje de flamenca que compró cuando corrió en Almería, y me obligó a llevarlo una semana entera porque le hacía ilusión verme con él.
—Nate va bien, pero hace mucho que no hablo con él y me tiene preocupada — me paso las manos por la cara intentando ocultar mi expresión —Solo se de él por las noticias—
Skylar me da un pequeño apretón en el hombro, para decirme que está ahí si necesito algo, y le dedico una sonrisa tranquilizadora.
—Yo he hablado con Tyler — Magán, otra chica del grupo, y novia de Tyler, obviamente, habla llamando la atención de todos — Dice que están bien y que cogerán un vuelo pasado mañana para venir a vernos —
Tyler es el mejor amigo de Nate y, como es de esperar, viaja con él cada vez que tiene una carrera en el extranjero. Nunca me he llevado bien con él, es un imbécil que, a la mínima oportunidad, se tira a cualquiera. Lo que no entiendo es como Magán le permite estas cosas siendo su novia, ahhh, es verdad, que ella es igual.
Magán es la típica capitana de las animadoras que sale con el capitán del equipo de futbol y va a todas las fiestas que se organizan en la ciudad, incluso si no son de nuestro instituto.
A todas estas no me he presentado, me llamo Alexandra, pero todos me llaman Alex, tengo 17 años y vivo, bueno, vivimos en California del Sur.
—¡Bien! — grita Skylar ganándose una mirada de confusión por parte de todos y una sonrisa divertida de mi parte — Quiero decir... ¡Qué bien que vuelven para el baile de Bienvenida! Jeje... — su cara en estos momentos era indescriptible, estaba roja como un tomate y riéndose por lo bajo.
Cuando entró la noche decidimos irnos a casa.
Skylar me acercó a mi casa. Tengo carné de conducir, pero mi hermano insiste en que soy demasiado pequeña para tener coche. Así que, cuando no está, Skylar me hace de chofer particular.
—Ya hemos llegado — mi mejor amiga me despierta de mi ensoñación y yo le dedico una sonrisa — Ya me contarás que dicen de tu hermano en las noticias — me guiña un ojo de manera picara y yo rio ante el gesto.
Me despido con la mano en el porche de mi casa cuando arranca el motor y se aleja de mi casa.
Dejo el bolso en la encimera de la cocina y me quito las deportivas para estar más cómoda. Me hago un sándwich para cenar y me tumbo en el sofá para ver a mi hermano en la tele como cada noche.
Justo cuando cojo el mando para encender la televisión, el teléfono fijo que mi hermano instaló para emergencias empieza a sonar.
Me acerco extrañada a la mesa donde este está cargando y me lo pienso antes de contestar. Solo mi hermano conocía ese número, y Nate normalmente me llamaba al móvil. Decido contestar.
—¿Diga? — digo antes de poner el altavoz para volver hacia el sofá y encender la tele.
—¿Es usted familiar de Nathan Whitewood? — asentí con la cabeza, y cuando me di cuenta de que no podía verme, contesté.
Una extraña sensación se instala en mi pecho, una especie de mal presentimiento.
—Sí, ¿ha pasado algo? — contesté un poco alterada.
En ese momento algo me impulsó a prestar atención al telediario, la persona al otro lado de la línea seguía hablando, pero el teléfono ya estaba en el suelo cuando me quise dar cuenta.
"NOTICIA DE ULTIMA HORA:
El famoso corredor de carreras Nathan Whitewood está ingresado en estado grave por un accidente en cadena durante una carrera en la Copa Mundial de Dakar. Se cree que el accidente fue provocado..."
Dejé de escuchar y me quedé paralizada, ni siquiera me di cuenta de que me había puesto de pie y me había acercado tanto al televisor.¿Nate? No, no, no, no, no, esto no puede estar pasando. Nate era la única familia que me quedaba, mi padre también murió en un accidente de moto y mi madre de cáncer un par de años después de mi nacimiento. No tenía más familia. Solo él y yo, y me negaba a perderle.
No me percaté de que estaba de rodillas hasta que los brazos de Skylar me envolvieron en un abrazo, mis ojos se cristalizaron y empecé a gritar mientras que las lágrimas se deslizaban por mis mejillas.
Después de llorar hasta que me sequé por dentro junto a mi mejor amiga, ambas nos quedamos dormidas.
ESTÁS LEYENDO
No todo es casualidad
Ficção Adolescente- Sube - me dice desde el interior del coche -Te estas empapando - - No pienso estar cerca de ti - dije con una mueca de asco. - Eso ya lo veremos, preciosa - me guiña un ojo y le veo alejarse, lanzándome un beso por el retrovisor.