Ian
Alex era increíblemente alucinante, no tenía otras palabras para describirla.
—Sígueme, te enseñaré tu habitación — guió a mi madre escaleras arriba hacia la habitación de sus padres.
Habíamos recogido a mi madre unas horas antes del hospital, ya que el médico nos avisó que ya le habían dado el alta y ya era hora de ir a por ella.
No llegamos a su casa hasta hace apenas unos minutos, fuimos a comprar algo de comida y a Alex se le antojó un BigMac, así que nos acercamos al McDonald's.
Saqué un par de cosas de las bolsas para preparar algo de cenar, era lo menos que podía hacer dada la situación. Al rato Alex de asomó por las escaleras intentando ocultar un bostezo con el brazo. No pude evitar sonreír ante su gesto, era realmente adorable.
<<Espera... ¿acabo de pensar eso en serio? ¿Qué cojones me está pasando?>>
—Tu madre estaba cansada y me ha dicho que se iba a dormir — dijo sentándose en una de las sillas de la isla de la cocina —Huele bien, ¿qué es?
—Pizza — dije girándome para mirarla, sus ojos se abrieron como platos y yo me reí — Veo que he acertado, ¿o no?
Asintió repetidas veces con la cabeza con una gran sonrisa dibujada en la cara.
—Parece que he acertado — me senté a su lado — Gracias otra vez, por todo.
—Ya te he dicho que no es nada — dijo bostezando otra vez.
—Y yo insisto — dije. Me levanté para apagar el horno y sacar la pizza — ¿Te apetece ver una peli?
Dejé la pizza en la mesita del salón y encendí Netflix.
—Elige tú — le tendí el mando mientras que cogía un trozo de pizza.
Puso una película que no había visto antes, aunque bueno, no es que yo viera muchas películas romanticonas.
—"A Christmas Prince" ¿cómo te pueden gustar estas cosas? — dije dándole un bocado a mi porción y viendo como ella cogía su trozo.
Soltó un gemido cuando le dio un mordisco que me hizo atragantarme con un trozo de piña.
—¿Cómo has sabido que la pizza de piña era mi favorita? — dijo mirándome.
—En realidad no lo sabía, la he hecho porque es mi favorita — dije quitándole importancia — Además, era la más fácil de hacer.
Su risa acabó superando el volumen de la película chorra que estábamos viendo, y eso que no estaba bajo.
—Eres un vago — dijo limpiando una lágrima imaginaria y dándome un golpe flojo en el brazo.
—No lo soy, simplemente no quería salir ardiendo o envenenado — reí con ella y volvimos a poner nuestra atención en la película.
Un rato más tarde noto un peso instalarse en mi hombro, Alex se había quedado dormida. Su respiración tranquila chocaba con mi brazo y su pelo largo me hacía cosquillas en el cuello.
Estaba relajada y, he de decir, que era muy guapa, más de lo que me gustaría admitir en voz alta.
A decir verdad, yo también estaba bastante cansado. Apagué la televisión y la cogí en brazos para subirla a su habitación y dejarla descansar.
Cuando la metí en la cama y me di la vuelta para irme a mi habitación, un tirón en mi muñeca llamó mi atención. Me giré para verla, había agarrado mu mano aun estando dormida.

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No todo es casualidad
Ficção Adolescente- Sube - me dice desde el interior del coche -Te estas empapando - - No pienso estar cerca de ti - dije con una mueca de asco. - Eso ya lo veremos, preciosa - me guiña un ojo y le veo alejarse, lanzándome un beso por el retrovisor.