ZuKulsquad ➳ Old Magcon #CA2019

Treinta y Dos| ZuKulsquad.

Shadows – Sabrina Carpenter

La excusa de “quiero conocer un poco más Venezuela por mí misma” había funcionado perfectamente para evadir la salida grupal de sus amigos, quienes comerían algunas cosas típicas de ahí y visitarían algunos lugares interesantes.

Quizás no quería conocer Venezuela, pero sí quería estar sola, y si de paso conocía sus calles o algo por el estilo, estaba bien para ella. Sabía que en ese momento sólo tendría que convencer a Shawn con esa excusa, y como él no la conocía tan a la perfección había sido fácil hacerlo. Con él lo había sido.

Así que Mónica caminaba por la cera con la mirada fija al frente, en silencio, y como si no hubiese nada ni nadie al rededor. Ignorando que hacía bastante frío puesto que era exageradamente temprano, ignorando que las pocas lágrimas que le quedaban salían sólo para darle más frío y soledad, e inclusive ignorando advertencias de tránsito claras. La muchacha quería estar completamente sola, y mentalmente lo estaba. Al menos así lo estaba logrando.

No sabía si la seguían, si ahora estaba perdida, o si había acelerado tanto el paso que moriría de cansancio al final del día. Solo sabía que exigía volver a unos meses antes de conocer a Magcon. Que quería no haber hecho muchas cosas que había hecho, que estaba soñando ser tragada mágicamente por la tierra para desaparecer de la vida de todos, y no hacerle más daño a las dos personas más importantes de su vida.

Quizás había sido egoísta durante varios momentos, quizás había roto gente y no se había dado cuenta, o lo había hecho y solo lo había ignorado, pero lo único que era cierto en ese momento es que su escudo de ego estaba rompiéndose, y que las inseguridades que había enterrado hacía varios años habían comenzado a regresar desde que había pasado más de doce horas sola. Que su alegría había comenzado a esfumarse, y que el estar despierta comenzaba a ser más el infierno que sus mismas pesadillas. Y comenzaba a pensar que quizás estar por las calles completamente sola muriendo de frío y acompañada por esos pensamientos que la traicionarían en dado momento, no era buena tan idea.

— Baby, I don't mind your shadows —gritó la chica, atrayendo la atención de demasiadas personas, y sin embargo importandole poco—. ‘Cause they desapear in the light —añadió, provocando que la española girara en búsqueda de la dueña de aquella voz, aunque la conocía a la perfección—. And I don't mind your shadows… ‘Cause they look like mines —continuó, mirando fijamente a Mónica. La misma miraba a la contraria con el ceño fruncido—. No te alejes —gritó—. No te destruyas, amor mío —murmuró lo último, aunque aún con bastante fuerza, por lo que igual lo escuchó la mayoría de la gente presente—, porque, si lo haces, me destruirás a mí también.

Y conforme hablaba, la costarricense caminaba hacia la española, a paso lento, pero seguro.

— Probablemente ahora mismo deseas morir, o desaparecer, o quizás que te trague la tierra —conforme avanzaba, disminuía la fuerza de su voz, puesto que se encontraban más cerca—, pero créeme que si algo así, por muy descabellado que sea, sucede, iré contigo —suspiró—. No te guardo rencor —susurró, mirándo a la contraria a los ojos, y recorriendo su semblante con los mismos—, jamás lo haría. Por nada del mundo. Porque eres la única persona que me apoyó con todas y cada una de mis extrañas, sin sentido, y arriesgadas propuestas. Eres la que se convirtió en mi consejera sin preguntar si podía serlo, o sin siquiera avisarlo, Mónica, sin importar qué hagas, a qué abismo caigas, o qué tontería desees, iré y lo haré contigo. Por siempre, y para siempre.

Tras Karina, Shawn miraba la escena, en compañía de Dana y Ada. Cuando el canadiense se dió cuenta de que Mónica lo miraba, sonrió inocentemente, intentando librarse de culpas, aunque era obvio que él era el causante de que ellas estuvieran ahí.