No iba a darme por vencido, sencillamente, no podía. Quería y debía encontrar la manera de averiguar quién sería mi admiradora secreta. Siendo sincero, me agradaba la idea de gustarle a alguien por mucho más que mi físico, siempre y cuando obviéis mi cara. Aún me quedaba un usuario anónimo al que entrevistar, pero con la suerte que tuve con los dos primeros, no tenía demasiadas esperanzas. Me conecto con anónimo91:
—Hola, ¿cómo va?
—Hola, ¿eres tú? ¿El sapo?
—Sí, así es. ¿Y qué hay de ti? Cuéntame algo interesante.
—De verdad, no me creo que esté hablando contigo, nunca me has dicho nada.
—La verdad, son demasiados usuarios, y a veces no puedo responder a todos, no te lo tomes personal, guapa... ¿o guapo?
—No pasa nada, de todas maneras, me lo he buscado yo, ya que, al no poner un perfil, las interacciones son mínimas. Soy una chica y soy algo tímida.
—¿Y entonces por qué estás aquí?
—Podría preguntarte lo mismo, ¿no crees?
—Y yo te respondería. Pero empieza tú. ¿Has jugado a las 10 preguntas? Sirve para conocer a alguien en pocos minutos y funciona siempre y cuando uno sea sincero.
—Sí, y acabas de agotar una. Es mi turno. ¿Por qué estás aquí?
—Wow, me has pillado. No volverá a pasar. Estoy aquí por varios motivos, entre ellos está el dinero y el morbo de compartir sexo. Me toca. ¿Qué haces por aquí?
—Yo estoy por pasar el rato. Y estoy huyendo de unos problemas, quiero despejarme. Pero no te niego el disfrute de verte.
—Y, ¿no había otra manera de huir de los problemas? ¿Solo el sexo?
—No te pases de listo, es mi turno sapito. ¿Qué edad tienes?
—Tengo 26 años. ¿Y tú?
—Ídem. ¿Por qué llevas máscara?
—Vaya, esa no me la esperaba. La llevo por varios motivos también. No quiero revelar mi identidad porque tengo una vida. Y porque no me agrada mi cara.
—¿Qué le pasa a tu cara?
—No me seas tramposa. Acabas de preguntar. El número 91, ¿representa tu edad?
—¿Enserio me crees tan mayor? No tengo 91 años.
—Muy graciosa. Sabes a lo que me refiero.
—Espero que seas consciente de que es la segunda vez que me lo preguntas. Tengo 26 años, si estamos en 2018, y aún no he cumplido soy del 91.
—Lo siento, las mates nunca fueron lo mío.
—Si solo fueran las mates...
—¿Cómo dices? No te sigo.
—Ignora mi comentario, sigamos con las preguntas. Me toca. ¿Vives solo?
—Sí, vivo solo. Es mucho más cómodo. Aunque mi madre se aparece de vez en cuando con algún táper.
—Vaya, una madre que se preocupa por su hijo, para variar. ¿Cómo es que se preocupen por ti?
—Nos estamos poniendo un poco profundos para ser un chat de sexo, ¿no?
—Vaya, es cierto. Háblame sobre tus preferencias sexuales.
—No pareces muy entendida en el asunto... Mejor te ayudo. ¿Qué llevas puesto?
—Ahora mismo llevo un chándal con capucha.
—Nena, no eres nada erótica.
—Podrías enseñarme tú.
ESTÁS LEYENDO
ME DICEN EL SAPO
RomanceSiempre he sido un ser feo, bastante feo. Incluso me llamo ser solo para no considerarme humano. Eso no sería un problema si la sociedad en la que estamos no le diera mayor importancia. Las mujeres buscan un príncipe azul, un gran hombre guapísimo...