13. Despedida de soltera

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Llamo a la puerta, estoy algo nervioso porque, aunque parezca normal y toda la cosa, nunca he participado con más de una persona. Aunque tanto como participar, sería mucho decir puesto que, según el perfil de la novia, no habrá sexo esta noche. O al menos no con ella, ya me entendéis...

Voy vestido de príncipe. Para una princesa de cuento. Fue la temática pactada con las chicas, y estaban seguras de que le encantaría. Es como una fiesta de disfraces, pero toda llena de color rosa y blanco. Y llevamos antifaces todos.

—¿¿Eres el sapo?? Guauuuu —gritan todas a coro. Si supieran que sin máscara pierdo unos cinco puntos...

—¿Quién es el sapo? Soy Lord Von Liethen, y vengo a buscar a Lady Katy.

—¡¡¡Kathia, Kathia es para ti!!!

—Waaau chicas esto es... Cuando me hablabais de la despedida no esperaba algo tan original. Me habéis traído un príncipe. ¡Es increíble!

—Mi Lady, mis respetos. Vengo a recogerla a usted y sus acompañantes para pasear por los jardines contemplando desde la luna llena, hasta los primeros rayos del amanecer. ¿Está lista?

—Claro que sí, CHICAAAAS, ¡¡que es mi último día de soltera!!

Bajamos y las meto en el super bus. Me ha costado un ojo de la cara el alquiler, pero valdrá la pena por la factura que las he enviado.

La música empieza muy suave, muy romántica, cojo la mano de Lady Katy y la saco a bailar en los pocos metros cuadrados que tenemos ahí dentro. Tras finalizar la dulce canción, hago a mi futura princesa sentarse en un trono improvisado y ... cambia el ritmo de la música, se encienden las luces de colores, se apagan las velas y comienza el movimiento.

Comienzo por quitarme la corona, y se la coloco a la novia, mientras me muevo sensualmente. Noto sus ojos centelleantes ante la expectativa de lo que va a ver. Me quito la bandera de príncipe, la cual es reversible y al girarla pone "A LA SOLTERA MAS GUAPA". Cojo cada una de mis falsas chapas en las que pone "AMIGAS DE LA NOVIA" y las reparto a cada una.

La animación sube, las chicas no dejan de gritar para que me deshaga totalmente de mi ropa. Todas, excepto la novia. Voy a centrarme en ella.

Me acerco de nuevo a ella, cojo sus manos para desabrochar mis botones con ella y la noto temblar, ligeramente. La ayudo quitándome totalmente la camisa y sigo bailando solo con el pantalón, y las pinzas cruzándome el pecho. Cojo un pequeño bote de aceite y vierto unas cuantas gotas sobre mi cuerpo, haciendo que se dirijan a lo todavía desconocido por ellas. Subo y bajo hasta que las gotas se pierden.

Escucho a las chicas gritar, meterme los billetes en los pantalones y pidiéndome que me desnude.

—Damas, hoy soy para la novia y haré lo que ella desee. ¿Me sobra ropa Mi Lady?

—Mmm... yo... esto... sí. Puedes sacártelo todo.

—¡¡QUE SE LO QUITE, QUE SE LO QUITE!!

Y baaaang... lo estaban pidiendo a gritos. Me arranco los pantalones de sopetón, dejando entrever mis bóxer blancos impecables y mi incipiente crecimiento. Y eso que aún no está de todo contento, ya me entendéis.

La novia mira sin querer mirar, le gusta lo que ve, pero a la vez se avergüenza por ello. Sí que es tímida, sí. Las chicas no dejan de tocarme y esto empieza a animarse así que cojo una botella de Moët Chandon Rosé y la vierto sobre todas. Están contentas y felices y brindan, comparten chupitos y hacemos juegos donde el perdedor se saca una prenda. Pero yo ya estoy medio desnudo, eso es trampa. Me acerco a la novia, la tenía un poco olvidada y la pregunto si va todo bien.

ME DICEN EL SAPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora