18. ¿Y a esto lo llaman paz?

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(SARAH)

Llevo un par de semanas aquí, pero me estoy volviendo loca de verdad. No sé en qué narices pensaba cuando ingresé. Voy a tener un bebé, ¿sola?

Cuando me hablaron de no tener información del exterior no imaginé que con ello también se referían a televisión, radio o una simple tableta. Esto está dividido por zonas, y al parecer, estoy en la más aburrida. Supuestamente, por mi condición, no puedo hacer varios esfuerzos por tener un embarazo de alto riesgo.

Ojalá hubiera avisado a mi madre, al menos, de que estoy aquí. No fue quien me parió, pero sí me crio de la mejor manera que pudo. Tengo tantas preguntas para ella, que no sé si algún día pueda aclarar todas mis lagunas mentales. Pero pese a todo ella me dio techo, un plato de comida y una educación. Educación que estoy echando a perder por andar de calentona. Sigo sin entender por qué Godoy me hizo esto. Sin embargo, tengo la sensación de que me estoy olvidando de algo... ¡MIERDA!

No solo es mi embarazo, debo decirle a Godoy que se haga las pruebas de VIH, para salir del susto. ¿En qué rayos estaría pensando? Se me olvidó por completo mi parte de culpa, tendría que haberle avisado. Pero fui una estúpida egoísta que solo quiso disfrutar del momento, y aunque le pedí y supliqué que se pusiera un condón, no sé qué narices hizo. Pero también sé, que, si le hubiera avisado de que tengo SIDA, no solo no se habría acostado conmigo, si no que no volvería a dirigirme la palabra. Tengo que buscar la manera de contactar con él, aunque no será fácil por la maldita cárcel voluntaria en la que yo misma me he metido. Hay riesgo de contagio, y ampliar la cadena, y me siento demasiado culpable. Le estoy ocultando dos cosas que inevitablemente cambiarán su vida para siempre. Y debo encontrar la manera de decírselas.

(GINA)

―Hey, parece que van a echar la segunda temporada de Nilos, ¡no quemes las palomitas Godoy!

―Ya voy, están llamando a la puerta, voy a ver quién es. Pon la serie en pausa, vengo en un momento. ―dijo dirigiéndose a la puerta.

―Se-Señora, ¿Qué hace aquí? ¿Cómo sabe dónde vivo?

― ¿Dónde la tienes? ¿Dónde está, Godoy? ―dijo sonando desesperada.

―Si a la que busca es a Sarah, no está aquí y no tengo ni idea de dónde puede estar.

―No te creo nada, después de lo que has hecho, ¿Cómo te atreves a ocultarla? Ella necesita cuidados, medicinas y atenciones que yo la puedo dar, no creo que tú puedas hacer eso por ella.

―Ella, ¿está enferma? ¿Qué tiene? —dijo sonando preocupado.

—¿Todo bien, Godoy? Te estás tardando...—dijo Gina apareciendo desde atrás.

—¡TÚ! Lo sabía, sabía que ayudarías a Godoy con todo esto. ¿Dónde la tenéis? ¿DÓNDE LA TENEEEIS?

—¿De qué narices está hablando esta señora? ¿Y de qué os conocéis? Vais a volverme loco...

—Yo, Godoy, es cierto, tenemos que hablar...—dijo Gina temblorosa.

—¿Y esta chica se hace llamar tu...? ¿Qué sois?

—Nada tiene sentido, o se me está escapando algo. Señora, ¿le importaría pasar y no tener esta discusión en la puerta de mi casa?

—Lo que quiero decir es que mi hija, está embarazada y enferma, y aquí tu amiga a la que, al parecer, mandaste a investigar, hizo bien su trabajo. Encontrad a mi hija. ¡ENCONTRARLA! U os denunciaré.

—Yo no sabía que estaba enferma, se lo juro. —dijo Gina mirando a un Godoy ido.

—A diferencia de vosotros, yo si tengo cosas que hacer, no me la paso haciéndome pajas delante del ordenador. Me voy a buscar a mi hija. —dijo dejándoles con la palabra en la boca.

Pasaron segundos, y Godoy seguía mirando hacia la puerta aún abierta. No sabía si girarse y encarar a Gina, o seguir a la madre de Sarah, o quedarse ahí mismo parado. Pasaron incluso minutos, y Gina ya empezaba a incomodarse. Tampoco sabía si le debía dar espacio, o hablar y contarle todo lo que sabía. Pero sin embargo ella sabía que le había fallado como amiga, se había dejado cegar por lo que sentía.

—Godoy yo... siento todo esto. La verdad yo quise contártelo antes, pero sinceramente es que, fui a su casa y... Bueno tú me dijiste que no querías saber nada de ella y al final...—pausó al ver que él seguía sin mirarla— ¿Godoy estás bien? Dime algo, lo que sea.

—Vete.

—Pero Godoy no creo que...

—¡QUE TE VAYAS!

—Yo tengo sentimientos por ti Godoy. Tal cual eres. Tal y como te conozco. Lo he sabido hace poco, pero es de verdad.

—¿Te crees que voy a creerme eso ahora? —dijo girándose hacia ella. —¿Crees que tu lástima me conviene en este mismo instante?

—No es lástima, es amor. Solo quería que lo supieras. Siendo verdad que no es el momento, los sentimientos son sinceros. Me dolía como ibas una y otra vez tras ella sin resultado alguno y yo estaba aquí.

—No tenías que haberme ocultado lo de Sarah. Ese embarazo... ¿es mío?

—Sí —dijo resignada.

—¡Por Dios, Gina! Deberías haberme dicho algo como eso. Y según su madre está enferma. ¿Sabes si va a tenerlo? Todo esto es mi puta culpa. ¡Yo la hice esto!

—Godoy, te aseguro que de saber el alcance de todo esto, te lo habría contado. Pero desde que te conozco has intentado una y otra vez sin éxito ir tras Sarah. Pensé que tal vez, tendría una oportunidad contigo.

—Gina, vete, necesito saber de Sarah. Necesito saber qué la hice, el por qué su madre me odia. Y necesito hacer esto solo. Solo vete, y no quiero volver a verte. Quizás fuimos demasiado lejos con esta historia. ¿Se te olvida que solo te contraté para que fueras mi P..? ¡¡Splash!!—resonó la palma de la mano de Gina.

—Puedo entender que estés dolido. Sé de sobra que te he traicionado. Entiendo por todo lo que estarás pasando. Pero eso no te da derecho a insultar o faltarme el respeto de esa manera. Conozco y acepto mi profesión, voluntariamente, pero se supone que somos amigos. He cometido un error, pero tú estás siendo grosero y machista. Que te vaya bien Godoy, eso fue todo. No sé qué mierda vi en ti.—dijo marchándose sin mirar atrás.

Godoyse quedó sin habla. No sabía por dónde empezar a buscar, ni cómo procesar todala información de los últimos minutos. Estaba perdiendo y había lastimado a lasdos personas que más le importaban. Pero lo primero es lo primero; necesitabamás información.

ME DICEN EL SAPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora