Capítulo XII

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NIÑOS, LOS MEJORES CONSEJEROS

XII

—Ah...Chris, espera, espera

Tom gimió una vez más, tratando de no gritar mientras Chris lamía sus nalgas.

Habían despertado en los brazos del otro, acurrucados como la verdadera pareja que eran. Tom fue puntual en despertarse porque, aunque hubiera tenido la mejor noche de su vida, no se olvidaba de los deberes como padre, no quería abusar de la confianza con Clara, la niñera. Se enterneció con la imagen de Chris a lado suyo, sonrojado al recordar lo que había pasado la noche anterior. Su costumbre inglesa era tomar té antes de salir de casa, así que había besado en la sien a su amante y bajado a prepararse una taza.

No contaba con que el australiano lo siguiera, lo besara, bajara su pantalón de pijama y ahora lo tuviera tumbado contra la cocineta con las piernas abiertas en tanto le daba esa estimulación de dioses en su entrada.

No podía negar que no le gustara, aunque le seguía apenando que el otro tuviera su rostro enterrado en su orificio, estirando sus glúteos lado a lado.

—Ah, ah... Chris... —gimoteaba con cada lamida.

—No puedo evitarlo, eres delicioso Tom —respondió el rubio hincado con el trasero de Tom aun en su rostro.

Se puso de pie, tomando la cadera del inglés. Claramente tu propósito era cogerlo en esa posición, a lo que Tom se puso nervioso, tratando de resistirse, hasta que Chris le dio un beso en la nuca para calmarlo. Cerró los ojos esperando la invasión. Acababa de perder su virginidad con ese fortachón, pero seguía sin acostumbrarse a que lo penetrara, aunque fuera lento. Sin embargo, esta ocasión no dolió como anoche.

Chris expandió a Tom por completo, embistiendo con más fuerza y velocidad a medida que el placer ganaba terreno. Dioses, jamás dejaría de hacerle el amor, si podía seguir adorándolo y amándolo así de íntimo, así de ferviente e intenso. Definitivamente era la persona más importante y deseaba recordárselo el resto de sus días.

Tomó el hombro del inglés para girarlo y sentarlo sobre el mesón, mientras se acomodaba de nuevo entre sus piernas para dirigir su erección al interior de Tom. Le besó el cuello y reclamó sus labios cada minuto siguiente. Su sabor era adictivo, su respiración y su cuerpo... Todo lo volvía loco de Tom, de su otra mitad, del hombre de su vida.

—Te amo, Tom —dijo en medio de sus embestidas. —Quiero, ah, que estemos juntos así... Para siempre

—Chris, ah... Chris... —lo llamaba, ahogado en gemidos. Empujó al australiano más hacia él con sus piernas. Sus ojos vidriosos no se despegaban del otro, luchando por no desmayarse en esa nube de éxtasis, de esa forma de ser amado por el torpe rubio. —Yo también, ah... ¡Aaaah!
Al terminar su confesión, ambos habían culminado también.

Chris recargó su frente contra la de Tom, eyaculando hasta la última gota, sintiendo que el otro se había derramado bastamente en medio de los dos abdómenes. Sonrió de lado y volvió a besar a Tom.

—Lo siento, interrumpí tu ritual de tomar té —se disculpó el rubio, saliendo de su novio.

—Ehehe... Creo que no estás realmente arrepentido

—Bueno, acabo de tener un orgasmo celestial con la persona que más amo... Es difícil de superar

Tom rio por lo bajo, abrazado de Chris.

Luego de recomponerse de un sexo matutino grato, ambos tomaron su respectiva taza de té, hablando de todo y de nada. Llegó momento de ducharse juntos e ir por sus hijos a casa de Chris.

—Tenemos que poner horarios para los niños —propuso Tom mientras enjabonaba los pectorales del rubio en la ducha.

—¿Horarios?

—Claro, no estarás pensando dejarlos cada fin de semana con Clara o con mi familia para que nosotros tengamos sexo

—No, estaba pensando una solución más sencilla

Tom arqueó una ceja. —¿En serio? Te advierto desde ahora que nuestra relación no cumple 24 horas aún. Necesitamos tomarnos un tiempo antes de informarles a mis padres y a nuestros hijos

—Nuestros hijos son prácticamente hermanos. Si sus padres quieren estar juntos no creo que sea problema para ellos. Actualmente hay más aceptación entre las parejas gay

—Hemsworth, ni tu ni yo somos gay... Somos un par de personas que se enamoraron y resulta que somos del mismo sexo, es todo

—Claro, nada gay —respondió el rubio con sarcasmo. Tomó la barbilla del otro para darle un beso y palmear su trasero. —Pero, hablando en serio... Quisiera que viviéramos juntos. Aunque no haya recuperado la memoria por completo, sé que hemos pospuesto muchos planes por mi accidente

Tom meditó un segundo, pero la respuesta era obvia. —Yo dirigiré la mudanza

Chris no le hizo el amor solo porque ya estaban retrasados en la salida. Habían prometido encontrarse con Clara a mediodía y acababan de hablar sobre su futuro.

Chris estaba al volante y aprovechó un semáforo en rojo para robarle un beso a Tom, que solo se sonrojo con el acto. El rubio sonrió triunfante hacia su pareja.

—¿Siempre eres tan lindo? —dijo para sonrojarlo más.

—Tú eres demasiado oportuno, Chris

—¿Lo soy?

—Hacer que me enamorara de ti es prueba suficiente

—Oh, pensé que te habías enamorado de mí por mi inteligencia, mi galantería natural, mis besos o por mi enorme poll-

—¡Hay que llevar a los niños por helado! —cortó abruptamente la frase, aunque sí... Chris era un dios en la cama.

—Oh, olvidé decirte que para nuestro aniversario, te pediré matrimonio

—¡¿QUEEEEÉ?!

Tenían muchos temas de conversación por delante.



-o-o-o-o-

 Muchas gracias por leer hasta acá. 

Ya está actualizada la parte del epílogo :3 

Niños, los mejores consejeros [Hiddlesworth AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora