Capítulo 2

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En nuestro camino al Wythenshawe Hospital, ella dejó de hablar y susurrar cosas. Si no fuera porque sabía que estaba en grave estado, le hubiera puesto más a tención a ella. Aunque admito que no pude evitar desviar mi mirada del camino sólo por observarla. Dios, sus pestañas eran largas y sus cejas definidas a la perfección. Se miraba hermosa dormida. Parecía un Ángel con esa hermosa piel pálida.

No podía creer lo que acababa de pasar. Yo sabía que la vida podía ser una maldita en ocasiones. Y lo peor es cuando estas lidiando con las cosas malas y crees que no hay nada peor, aparece la vida que te pilla con las peores cosas, recordándonos que siempre hay algo peor. Pero, a pesar de toda esa mierda, te levantas, porque sabes que, cuando la vida es una hija de puta, es cuando te está enseñando.

Yo no podía entender el suicidio. No podía entender hasta qué punto necesitabas llegar para creer que ya no había salida. Mi padre solía decir que, lo que muchas veces hacía falta para poder salir del agujero era tocar fondo. Luego de eso, es más fácil salir.

"Por ejemplo, una persona con problemas de alcoholismo. Para poder tener la voluntad de salir de esa adicción, debió verse al borde de la muerte. Es difícil de entender que, como humanos necesitamos vernos en la oscuridad, para poder apreciar la luz."

Esas eran las palabras que se me venían a la mente, porque ¿Qué pasaba cuando al tocar fondo ocurría un efecto contrario? Yo suponía que debía ser algo jodido para no querer intentar seguir viviendo. En el caso de Clairy no tenía sentido. Calculaba que a penas tenía 17 años. Era una niña.

-¿Qué te pudo orillar a esto, Clairy? -

Seguí mi camino sin desconcentrarme en ella de nuevo. Vi la hora y ya era un poco más de media noche, increíble que el tiempo se fuera así de rápido.

Cuando llegamos, me estacioné lo más rápido que pude y bajé a Clairy del Auto.

-Ven, Clairy. -Hice que su brazo izquierdo rodeara mi cuello y el resto de su cuerpo, sobre mis brazos. Como pude cerré la puerta de mi auto y caminé lo más rápido que pude a la entrada de emergencias.

-¿¡Hola!? ¡Necesito ayuda! -Entré gritando. -

De inmediato, un grupo de enfermeros se acercaron a nosotros, junto con sus estetoscopios, una camilla y cientos de preguntas.

-¿Qué ocurrió?

-Amm... No tengo idea. -No iba a decir la verdad. Supuse que Clairy estaría molesta si llamaban a sus padres para decir que su pequeña había tenido un pequeño intento de suicidio. -

-¿Estás seguro que no tienes idea? -Preguntó una doctora con el ceño fruncido. Era castaña, con ojos verdes, parecía de unos 35 años. Tenía un gafete que decía "Tory Brunner" -

-Lo juro. -Mentí. -La encontré tendida sobre la acera, camino hacia acá. Supongo que intentaba venir aquí. - >> Genial, sonó creíble. Me felicité mentalmente.

-Está bien. -Dijo convencida. -Necesito que vayas a recepción a llenar una hoja de datos.

-De acuerdo. -Contesté, viendo como se llevaban a Clairy, mientras le colocaban cables.

-¿Estará bien? -La doctora me vio extrañada.

Suspiró.

-No lo sabremos hasta examinarla. Por favor, espera ahí. -Me señaló la recepción y antes de poder hacerle otra pregunta, se fue corriendo detrás del grupo de enfermeros que se llevaron a Clairy. -

Me quedé allí hasta que las puertas se cerraron. Sin ganas fui hacia donde me indicó la doctora Brunner, y me encontré con una enfermera, mucho más joven. Por la cara que tenia, podía apostar que deseaba estar en otro lugar que no fuera precisamente el hospital.

El Ángel Suicida (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora