Capítulo 9

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Abrí los ojos de un momento a otro, aún seguía oscuro, pero presentía que no hacía falta mucho para que empezara a amanecer. Hubo segundos en los que no recordaba nada de lo que había pasado, ni si quiera en dónde era que me encontraba. Escaneé la habitación que era desconocida para mí, hasta que sentí el peso de Clairy en mi pecho. Relajé la tensión que comenzaba a acumularse dentro de mí y suspiré en respuesta mientras esbozaba una débil sonrisa.

Clairy estaba dormida, tenía su semblante lleno de paz. Pude notar que sus párpados estaban un poco inflamados y algunas venas se notaban en ellos. Deposité un corto beso en su sien y seguido de eso, me liberé de ella con cuidado de no despertarla.

Encendí mi móvil y fui hacia la terraza, misma en la cual había hablado con el muy hijo de puta de mi amigo.

Encendí un cigarrillo y luego me percaté que tenía cinco jodidas llamadas perdidas. Revisé el contacto y dos eran de Andrew, dos de mi padre y una de Heather. Me limité a poner los ojos en blanco y pasar de ella. No estaba dispuesto a perder más mi tiempo dejando en claro algo que ya había dicho. Vi mi reloj y eran las 5:15 a.m. mi padre ya estaba despierto, así que devolví la llamada.

-Buenos días, hijo.

-Hola, Viejo. -Siempre era un gusto escucharlo. - Siento no haber contestado ayer, pero estaba ocupado.

Escuché que sonrió del otro lado de la línea a la vez que tecleaba unas cosas.

-Sabes... me tranquiliza saber que tienes una amplia relación con las mujeres, pero ya es hora de que dejes eso.

Mierda... aquí vamos de nuevo con eso. No podía culparlo. Hasta hacía doce horas había caído en la cuenta de todo lo que había hecho. Se lo debía a Clairy.

-Ya. -Suspiré. -No te preocupes por eso. No creo volver a llevar el mismo estilo de vida que he llevado hasta el día de ayer.

Hubo segundos de silencio a tal punto que retiré mi móvil para ver si la llamada seguía conectada. Cuando esperé un momento más y no obtuve respuesta.

-Papá...

-Aquí sigo. -Contestó. -Es sólo que me deja sorprendido tu respuesta.

Reí.

-No es para tanto. Simplemente tienes razón. No es que planee casarme o algo parecido...

-¿La encontraste?

-¿A quién?

-¿Encontraste a la chica que te hizo recapacitar?

¿Se refería a Clairy? Instintivamente miré hacia el interior de la casa. Ella me había hecho recapacitar en muchas cosas en muy poco tiempo. No tenía idea de qué era lo que ella me hacía sentir, pero era algo bueno. Se sentía como un calor dentro de mí que me hacía querer mejorar en todo aspecto lo antes posible.

-Conocí a alguien. -Me limité a contestar. -A una chica.

-¿Y bien?

-Antes de que digas nada... Déjame que te explique: la chica no es mi novia. Es alguien a quien recientemente conocí.

-¿A qué esperas para que sea tu novia, Daniel?

¿QUÉ?

-¿De qué hablas? -Entrecerré los ojos y expulsé el humo que había guardado en mis pulmones. -Acabo de conocer a la chica. -Repliqué. -No sé qué tanto tiempo haya pasado desde que intentaste conquistar a alguien, viejo, pero conocer a alguien un día y pedirle una relación al siguiente, no es algo que se vea bien ahora. -Me reí. -Al menos, ese no es mi estilo.

El Ángel Suicida (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora