Capítulo 10

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Llegué a mi piso y fui directamente a la ducha. No podía creer todo lo que mi vida había cambiado en menos de setenta y dos horas. No podía creer que en serio me estuviese involucrando con esa chiquilla. Podía haberme largado cuando ella me dio la oportunidad de hacerlo, pero no lo hice. No quise. Nuevamente estaba dándole vueltas a esta situación. No podía evitarlo, me encontraba haciendo algo que nunca en mi jodida vida había hecho.

Toda mi puta cabeza era un lío. Era un enorme marrón el que estaba a punto de comerme. ¿Qué mierda me estaba pasando? No la conocía y nunca había adquirido responsabilidad por alguien más que no fuera yo y ahora había tomado la decisión de quedarme con ella para siempre. Lo había prometido, jamás iba a dejarla. Sabía que yo no era el mejor tío sobre el puto mundo y que no era su mejor opción.

Pero sabes que quieres hacer un esfuerzo para serlo. Sin lugar a duda. Quería hacer un esfuerzo para ser lo mejor para ella. No estaba dispuesto a dejarla. No iba a romper la promesa que le había hecho. Sospechaba que ya había muchas promesas rotas en su vida como para que yo llegara con otra más. La iba a sacar de ese maldito infierno en el que estaba, así tuviera que arrastrarla, joder.

Estuve alrededor de una media hora en el cuarto de baño. Menuda nenaza. Ni siquiera estaba prestando atención a lo que estaba haciendo. Cuando terminé, llegué a mi pieza y lo primero que hice fue tomar mi móvil que había puesto a cargar. 9:45 am y ninguna llamada o mensaje por parte de Clairy.

No podía quitarme de la cabeza a esa chiquilla. ¿Cómo le estaría yendo en la escuela? ¿Alguien la habría molestado? Admitía que me sentía desesperado. Necesitaba saber que estaba bien y que nadie se atrevería a acercarse a diez metros de ella. Quería saber lo que pasaba por su cabeza en esos momentos. Quería saber que estaba considerando intentar volver a vivir.

Su insistencia en ir a la escuela era una señal de que lo quería intentar, de lo contrario hubiera mandado a tomar por culo a su escuela y al A-Level. Por otro lado, estaba la posibilidad que solamente lo hiciera para que Summer y yo dejásemos de estar preocupados. Clairy era muy astuta y no podía fiarme. Suspiré y dejé el móvil en donde estaba. De nada servía estar parado como un imbécil frente al móvil. Debía confiar en que ella estaría bien.

Me vestí con lo primero que encontré: una playera de manga larga color Corinto, pantalones de mezclilla y mis sneakers de color gris. Iría a la Universidad para estar en el entrenamiento de la mañana. Eso ayudaría como distracción.

Tomé mi maleta, la que usaba para mis entrenamientos, y metí lo necesario: una toalla para las duchas, shampoo, desodorante, y crema para mi cabello, demás está decir que también ropa interior.

Rápidamente, eché un vistazo para ver qué necesitaba de la compra; aprovecharía el viaje con Clairy, así que mentalmente apunté que hacía falta leche, huevos, zumo de naranja, cereal, pan y algunos embutidos.

Vi la hora y apenas eran las 10:30 a.m. Tomé mis llaves y luego de apagar todo, salí de mi piso, rumbo al único lugar donde podía eliminar todas mis malditas frustraciones.

(...)

Al llegar a la Universidad, dejé mi auto en el aparcamiento y caminé hasta los campos de fútbol. Debido a mi trabajo, era muy difícil para mi presentarme en ese horario, así que aproveché para cambiar un poco mi rutina, aunque sabía que tenía que regresar por la tarde.

Cuando llegué al campo, Hank, el entrenador, se encontraba con el grupo de recién reclutados. Una leve punzada de nostalgia se instaló en mi pecho. Aún recordaba cuando era de primer año y comencé a jugar para el equipo de la Universidad. Era el último y mi última oportunidad de usar la camiseta del equipo.

El Ángel Suicida (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora