Capítulo 11

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Salió corriendo, literalmente.

Salió corriendo detrás del chico del que llevaba enamorado... ¿cuánto? ¿Seis años?

Nunca imaginó que se lo llagaría a decir algún día; Shôto simplemente se guardó sus sentimientos, encerrados en lo más profundo de sí, y confió en que estos se extinguirían solos con el paso del tiempo. Cosa que no sólo no ocurrió, sino que además sucedió justo al contrario.

Si con quince años le gustaba, ahora Todoroki estaba total y absolutamente enamorado de Midoriya.

Él siempre había sido tremendamente escéptico con el romance y ese tipo de cosas. No obstante, tuvo que que llegar un muchacho de rizos morenos a poner su mundo patas arriba para demostrarle que todavía quedaba un hueco para el amor en ese maltratado corazón de hielo y fuego.

Actualmente, consideraba seriamente el hecho de que Izuku pudiera ser el amor de su vida. O algo así.

«Sólo es amistad... o tal vez admiración», se decía al principio.

«Ya se me pasará», pensaba cada vez que ese rostro estampado de pecas aparecía por su mente, hecho que comenzó a suceder con más frecuencia.

«Esto es una fase», fue su argumento cuando se dio cuenta de que ese chico le provocaba cosas que no debería sentir por alguien de su mismo género.

Lo aceptó en su último año de bachillerato, sólo unas pocas semanas antes de la graduación: era homosexual. Y no fueron los intensos sentimientos que tenía por el ojiverde los que lo llevaron a dejar de rechazarse a sí mismo; tampoco fue el hecho de que le atrajeran otros hombres. Sino la sensación de indiferencia que sentía hacia las mujeres.

Quería a Yaoyorozu, aunque en un sentido amistoso, casi fraternal. Uraraka le caía bien, Asui le parecía una persona bastante confiable, al igual que Jirô; Ashido y Hagakure lo agobiaban un poco, pero, en fin: eran sus amigas. Incluso estaba la novia de su amigo Inasa, Camie, que era muy simpática y muy guapa también. Sin embargo, ninguna le provocaba nada. Nada que lo instara a llegar a algo más allá de la amistad con ninguna de ellas.

Eso, con las chicas con las que tenía alguna relación. Las que no conocía le despertaban el mismo interés que la primera clase del lunes.

Tres años negándose y otros tres escondiéndose, con un miedo constante a que su padre lo descubriera. 

¿O acaso olvidaba la razón por la que echó a Tôya de casa?

Oh, no, no lo olvidaría. Sería un trauma para cualquier niño.

Su padre desheredó y repudió a su primogénito simplemente porque descubrió que ese muchacho rubio que traía tanto a casa no era sólo su amigo. 

Y el pobre Tôya, que había recibido la constitución débil de su madre, no resistió muy bien la paliza de Enji, que se ensañó con él como nunca lo había hecho con ninguno de sus hijos, pues, según él, les tenía un mínimo "respeto"; "respeto" que los maricones no se merecían.

No lo había vuelto a ver.

¿Estaría bien? ¿Cómo se ganaría la vida? ¿Seguiría saliendo con Hawks? ¿Se reencontraría con él algún día? 

A veces se desvelaba de madrugada pensando en el hermano que perdió y en la madre que tenía que proteger.

Todo por culpa de aquel monstruo que se hacía llamar su padre.

Tres años hecho un lío y otros tres aterrorizado, encerrado en aquella mansión y en aquella vida que le había tocado vivir.

Y ahora... ¿ahora le estaban diciendo que Izuku podría corresponderlo y que todos sus problemas se habían solucionado de golpe? 

La pareja perfecta [MomoJirou|TodoDeku] - BnHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora