RESUBIDO.
Eren es hijo de dos empresarios adinerados, completamente mimado, orgulloso, caprichoso, y es un inútil en el ámbito laboral.
Una noche en un crucero festejando su décimo octavo cumpleaños, Eren cae por la borda debido a lo ebrio y el movi...
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Pov. Omnisciente. [...]
Segundo día en la isla y Eren la odiaba completamente.
Primer motivo: cuando se levantó se encontró con que tenía una tarántula cerca de su hombro, la cual Levi descubrió y en vez de quitársela se puso a reír al ver como el castaño brincaba y sacudía para quitarse el arácnido. Que después de que Levi se cansara de reír, se la quitó con una rama.
Segundo motivo: cuando fué a orinar, le dieron ganas de hacer del "dos" y obviamente no había papel higiénico. Le preguntó al hombre si tenía algo suave para poder hacer sus necesidades o algún consejo. Y claro, le dió uno: "hay muchas hojas". Le dió un par de insultos y con el orgullo lastimado y vergüenza, lo hizo. Al final se metió al mar, en la parte poco profunda y duró dos horas sollozando por su mala suerte.
Tercer motivo: la única comida que consiguió fueron cocos, más cocos y una papaya. Mientras veía como Levi comía alguna clase de pescado frito, en una improvisada hoguera. Pescado que él logró casar por sus tantas destrezas y arduo entrenamiento.
Y ahora Eren estaba sentado en la orilla del mar, sus ropas ya se habían secado e incluso se había bronceado un poco, tenía los ojos llorosos y su estómago gruñó de hambre.
Se sentía un completo idiota. Debió ser agradecido con el pelinegro, y dejar su orgullo y esa fachada y horrible conducta de niño rico.
— hey, mocoso.– el chico se abrazó a sus rodillas y ocultó el rostro, sorbiendo su nariz y aguantando el llanto.— Eren.
El susodicho se sorprendió al ser por primera vez llamado por su nombre y no por un apelativo de mal gusto, aún así no sacó su cabeza.— ¿Qué se te ofrece?
— mírame.– el menor sin ganas se voltea y frente a él, Levi le extiende un pescado frito ensartado en un palo, de inmediato su estómago gruñe al oler el aroma del delicioso alimento.— ten, ví que sólo has comido.. cocos.– sin evitarlo, una risita se escapó de sus labios.
Eren se sonroja y se muerde el labio inferior ante la vergüenza. Tímidamente acepta el pescado.— gra..cias, gracias.
El hombre se pone en cuclillas y suspira.— mira Eren, siendo sincero, tú eres un inútil.– el insultado iba a protestar pero el mayor le puso la mano enfrente.— y sé que te molesta, pero es la verdad. Tu solo no vas a poder sobrevivir en éste ambiente salvaje y no tienes conocimiento sobre la propia preservación de la vida o siquiera de algo con lo que te sea útil... Y yo no puedo quedarme cruzado de brazos, mientras veo cómo te hechas a perder la existencia o el riesgo en el que te expones. Mi madre siempre me decía que tenía que ayudar a quien lo necesitara. Así que te ofrezco algo.
Para ese entonces, Eren ya se había devorado el alimento.— q-qué?.
— quédate conmigo, para juntos poder sobrevivir a ésto.
Eren vé la seria mirada en el hombre y no puede evitar sonrojarse ante los ojos azules que lo ven fijamente.— de acuerdo... Pero antes.. perdón por ser un idiota contigo, cuando fuí yo quien te metió en éste problema.
El mayor sonríe de lado, se pone de pie y le estira la mano derecha.— empecemos de nuevo.
