"Odio tu olor que me hace vibrar cuando estas muy cerca de mi, calmándome los males"
— ¡Mira, ese sitio no se ve tan mal! — Casi quise golpear la cabeza hueca de aquel idiota cuando todos y cada uno de los transeúntes que circulaban cerca de nosotros se giraron, para observarlo y, evidentemente, mirarnos a ambos ¡Maldita sea, aquella sirena que tenia por garganta era irritante e hiriente!
— ¡No chilles! Demonios, estas hablando conmigo, ¡No con toda la maldita ciudad! — Espeté con una dureza casi hiriente y ojos hirientes, asentando en sus costillas un pequeño codazo para tratar de recuperar la compostura en plena calle. Desde que habíamos abandonado el parque y nos aventurábamos por las calles, buscando algún local donde entrar, Silver estaba con una euforia casi preocupante en el cuerpo. Lo cual me ponía más y más nerviosa — Tranquilízate, ¿si, idiota? Vamos, el sitio esta bastante bien… — Reconocí. Un local tranquilo, del cual procedía una música suave y casi agradable ¡Si era demasiado tranquilo nos tirarían del mismo por los chillidos de mi ruidoso e irritante acompañante! — Comportarte como es debido, aun que sea solo un rato…
— ¡Si! — El tono de su voz no decaía ni un ápice y negué con la cabeza, rindiéndome un poco, sabiendo que más que por molestar, el joven lo hacía casi sin pensar. Era un habito molesto e irritante, pero no podía evitarlo aun que quisiera… Al llegar a la puerta, el ojimiel se apresuro, tomando el mango de la puerta y abriéndola, con una actitud servicial y caballerosa que me desarmo durante unos segundos ¿Y aquello?
Tras una tos, lo mire de arriba abajo, con ojos analíticos y casi fanfarrones — ¿Qué pasa, ahora eres un caballero? — El cinismo de mi tono era palpable, pero este solo sonrío, agitando la cabeza en un gesto claramente afirmativo. Bufe, divertida, entrecerrando los ojos — Los caballeros no chillan como locos en la calle. — Solté una de mis risas victoriosas mientras este solamente podía sonrojarse y sonreírme, como siempre. Pase por su lado, dirigiéndome hacia la puerta que mantenía abierta para mi, regalándole un pequeño vistazo ¿Debería agradecerle aquel gesto? Había sido agradable, después de todo — Gracias … — Sonrosada, abrí la boca para hacerlo, cuando de repente todo se esfumo de mi cerebro al cruzar el umbral de la puerta y vislumbrar el interior. O más bien QUIEN había en el interior
No. No. No, no y no. No podía ser posible que aquella cabellera de un tono claro, estuviera allí, dentro del local donde íbamos a entrar Silver y yo… ¡No! ¿Qué… Qué hacia ella allí? ¿¡No debía estar en un bar bebiendo whisky hasta vomitar su estropeado y maloliente hígado!?
— ¿¡ Blaze !? — No, me había visto
¡Mierda, mierda! El plan de desaparecer, fingiendo cualquier escusa no era factible. Con ella no… ¡Maldita sea! Rápida y con el corazón en un puño, tragué saliva, intentando pensar la mejor manera de desaparecer de allí…— Espera fuera, ¡No entres! — Pedí casi mascullando y sin vocalizar demasiado, cerrando la puerta tras de mí pero no del todo, dejando fuera del local a un confuso y aturdido chico ¡Su cara en aquel momento era de autentico desconcierto! Pero… Rouge no podía ver al muchacho de cabellos claros, ya que si no, no habría manera de que los dejara en paz ni aquella tarde ni nunca ¡Maldita sea su compañera de cuarto…! Está se acerco a mí, con su sonrisa superior tatuada en la boca y las cejas alzadas, entre sorpresa y diversión por aquel encuentro fortuito. Suerte que Silver no había entrado antes que yo…
— ¡Pero Blaze! ¿Qué haces aquí?— Sentía cada poro de la piel chillar mientras ardía de la cabeza a los pies al tiempo que enfrentaba su mirada azul y brillante. Arrugue la boca, claramente molesta por su presencia.
— ¿Tu no deberías estar en una biblioteca o algo así, pequeña sabelotodo? — Ignoro mi molestia, para variar, mientras que mis ojos se desviaban discretamente hasta la puerta entreabierta a mis espaldas, la cual ocultaba a Silver ¿Y si la loca de Rouge salía y se topaba con sus ojos dorados? Pobre e ingenuo idiota, no sabia de lo que lo estaba librando — ¡Pero estas en un bar! ¡Y sola! Saliste de casa tan arregladita que parecía que tendrías una cita… ¡Aun que le dije a Wave que era imposible que tú tuvieras algo así! — Comenzó a reír mientras, desafiante, me pasaba un brazo por los hombros, chasqueando la lengua — ¿Una cita doña perfecta? ¡Imposible! ¿O si? ¿Tienes un novio y no nos lo presentaste? ¡Muy mal!
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Te odio
RomanceA primera vista puedo parecer una chica agresiva, por esta repentina declaración, ¡Pero no lo soy, ni mucho menos, maldición! Soy una dama, ¡Toda una dama! Puedo controlar mis nervios y mi compostura de buena gana en casi todas las situaciones posib...