Razón Número Doce

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"Y odio, odio, y odio que robes mi corazón con cada estúpida sonrisa"

— ¡Ya estamos casi! ¿Estas cansada? ¡Lo pasamos bien! ¿Verdad? Bueno, tendrás que reconocerme que no ha sido tan horrible, ¡Te han gustado los recreativos! — Mi bufido fue poco convincente para él, que se acerco un poco más hasta que ambos brazos estaban a punto de rozarse — ¡Sé que te han gustado, he visto tu mirada de satisfacción cuando has ganado la ultima vez! ¡Confiésalo! — ¿Por qué su voz tenia que ser tan brillante, tan contagiosa, tan…?

— Esta bien, Silver ¿Si reconozco que estuvo bastante bien, te callarás y no lo mencionaras nunca más? — Su manera de asentir la cabeza me hizo tener claro que no iba a ser así, pero de todas maneras me deje llevar. Además, su parloteo era incesante, esta nervioso y alterado ¡Como un niño lleno de azúcar! — Si, no ha estado tan mal… — Afirmé, con media sonrisa en los labios y apretando el pequeño peluche que llevaba entre los brazos ¡Era tan suave…!

— Además, ¡Llevas un amigo para "Bolder" ! — Canturreó, cesando de caminar cuando llegamos a la verja de mi casa, mirándome dulce y yo, simplemente, desvíe la vista ligeramente, sabiendo que me había sonrojado nuevamente — Me alegro de que te lo hayas pasado bien después de… Bueno, ¡Y-ya sabes!

— Ni lo menciones, Sil— Rogué casi suplicante, cerrando los ojos y aventurándome hacia el interior del pequeño jardín, en dirección a la puerta — Ha sido agradable, inexplicablemente. No ha sido tan malo salir contigo…

— ¿Quieres repetirlo? — Casi se precipitó a preguntarlo, siguiéndome en mi recorrido, obligándome a parar bruscamente y mirarlo con los ojos abiertos, sin saber si estar mas sorprendida por sus palabras sobre una nueva cita o porque estuviera en la puerta de mi casa

¡Como si aquello fuera una estúpida película cursi! — ¿Mañana? ¿La semana que viene? — La esperanza y la ilusión tintineaba en sus ojos, brillantes en la tenue oscuridad que se iba adueñando del ambiente ¿Qué podía decirle? Había sido verdaderamente genial estar con él en aquel lugar infantil y ruidoso…

— No lo sé, Silver… — Aún así me resistí, aun que su sonrisa repentina me derritió algunas defensas más, ahogándome lentamente ¿A que altura del día había pasado de avergonzarme a sentirme ahogada? ¿Cómo lo había hecho…? Su gesto no decayó, mostrándome cada y uno de sus piezas dentales, deslumbrándome como siempre. Suspiré…

— Ya te dije antes de que me gustaba la astronomía, ¿no? — Sin saber a donde llevaba aquella conversación, seguí asintiendo, casi obligándome a cerrar los ojos — ¿Te gustaría venir a ver las estrellas conmigo? Conozco un sitio donde podemos ir, apartados. Y llevaría mi telescopio… ¿Qué te parece?
Sentí mis labios temblar lentamente, mientras apretaba más a mi nueva mascota entre mis brazos ¿Ir a ver las estrellas? Eso sonaba…

— Pero mañana es domingo, y tendríamos que ir por la noche…

— ¡Regresaríamos temprano, te lo prometo! ¡Nada de llegar a las tantas de la madrugada! No muy tarde, sé que odias faltar a clase — Su reacción fue tan rápida que me sorprendió enormemente, obligándome a soltar una risa baja y nerviosa. Asentí ligeramente, sin dejar de respirar con fuerza, azorada y nerviosa ¿Y si… le era sincera?

— Me encantaría ir a ver las estrellas contigo, Silver —Confesé, buscando sus ojos, sonriendo y sintiéndome por un momento como aquellas estúpidas y ridículas chicas de las películas y comedias románticas, que sonreían estúpidamente delante del chico antes de ser besadas ¿Pero que más me daba? En aquel momento, no me importaba en lo más absoluto… El albino también sonrío, animado por mis palabras, mordiéndose los labios, asintiendo. Su rostro era la viva imagen de la felicidad absoluta y no reaccione cuando vi que se acercaba a mí ¿Por qué iba a importarme? Estaba perdida de repente en sus ojos y en la felicidad que había descubierto en ellos, cuando de repente la magia se perdió

— ¡JA! — La puerta se abrió de un golpe abrupto, haciéndonos saltar a ambos cuando Una cabellera violeta se asomo curiosa y risueña ¿Qué mierda hacia Wave allí? — ¿Vez? ¡Te dije que Blaze tenía un novio! ¡Mirarlo, es de verdad! — La voz de Wave resonaba con aires triunfales mientras que Rouge silbaba un "¡Es ciego, no hay otra explicación!".

¿¡Qué estaban haciendo allí!? ¿¡Y diciendo cosas tan innecesarias!? Al verme a punto de estallar cerraron de golpe y porrazo la puerta, la cual no amortiguo sus gritos y risas, mientras chillaban a pleno pulmón por el recibidor.

— Lo siento, aquí son todos idiotas, como puedes ver… — Me disculpe con los ojos en blanco y una sonrisa de amargura cruzando y decorándome el rostro, sabiendo la diversión que tendrían a mi costa en cuanto cruzara aquella puerta — No les hagas mucho caso…

— Son divertidos — Aclaró el albino, restándole importancia. Claro, que había olvidado que él era también un idiota — ¡No importa, de veras! — Continuó al ver que mi gesto no se relajaba tan fácilmente, acercándose un poco más y haciendo algo que me tomo completamente desprevenida en aquel momento. Sentí sus manos en las mejillas, rozándome la piel con las mejillas lentamente, y antes de que pudiera pensar, su boca se acerco a la mía, robándome el aliento.

Su aliento era caliente y dulce, al igual que su aroma que ya me tenía completamente impregnada después de aquel día. Y era eletrificante, al igual que el roce de su piel… ¡Mierda! Tenía que haberme quejado pero solo pude abrir los ojos en una sorpresa momentánea, pero dejándolo hacer y, finalmente cediendo, entrecerrando los ojos ante aquella caricia dulce y sumamente casta, que no duro mas de unos minutos. Se separo con la cara de un tono carmesí intenso, y seguramente yo estaría igual o quizás peor. Me había besado, aquel molesto, estresante, acosador y pesado jugador de baseball me había robado un beso… Y casi con pesar, rogaba porque lo volviera a repetir. Boqueé en busca de aire y este, tierno, siguió acariciándome con sumo cuidado ¿Por qué tenia la sensación de que Silver cuando me tocaba era como si tocara algo sumamente delicado?

— Hasta mañana… — Susurro bajo antes de dedicarme la ultima sonrisa del día, separándose, alejándose de a poco. Mordiéndose los labios y con aspecto embelesado; y de suma y suprema felicidad ¡Se veía idiota y adorable al mismo tiempo! Alzo la mano para despedirse mientras andaba con pasos bailarines, casi idénticos a los del día en que había accedido a salir con él, dejándome allí con la mano alzada a modo de despedida y una sonrisa en los labios llena de nervios y de felicidad, con el corazón en la garganta mientras notaba como los labios me picaban paulatinamente a más. Sentía que iba a morirme de felicidad mientras abría la puerta de casa.

Enfrentarme a aquel par de gritonas ya no me parecía tan horrible, ni a sus sonrisas acusadoras preguntándome por mi nuevo "novio" Nada me parecía horrible ni terrible, dado que no podía pensar en otra cosa que no fuera en la sonrisa de aquel idiota  que hacia que mi corazón saltara con demasiada fuerza. Maldito, estúpido, adorable, enternecedor y único Silver ...

" Oye Silver… ¿Sabes que odio, por encima de todo? Que en fondo me gustes tanto, más de lo que puedas llegar a imaginarte, desde hace tanto tiempo…"

Te odioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora