"Nuevo amigo" (Corregido)

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Tantos recuerdos que le producían estar en esa habitación que no pudo evitar soltar sus palabras al aire, tratando de sacar lo que tantos años había guardado, ahora que no tenia un ojo encima las 24/7... Era más que cómodo para él.

- Que aburrido es estar de vuelta aquí, pero.- dijo, dando un suspiro ahogado, volvió a mirar el cuarto en el que alguna vez estuvo su mejor amigo-.- Tú decidiste quedarte Leyers. Eras igual de terco que una mula. Pero mira lo que hiciste. Nunca me escuchaste, cuando te dije que no jugaras con cosas que no podías controlar era por esto. Te dije que si lo hacías, tendrías más descendencia y esa descendencia pagaría tus errores. Ahora tu hija.- habló con un tono amargó en sus palabras, sus oraciones parecían quebrarse, el sólo seguir expresándose parecía sentirse como pequeños vidrios raspando su garganta, tal dolor que incluso ____ decidió escuchar un poco de aquellas melancólicas palabras.

- Ahg, no logro escuchar nada- dijo ___, en un intento inútil de pegarse a la pared, quería escuchar más claramente lo que hablaba aquél ser de tan extraño y de un orige desconocido.

- No te importo Leyers, fuiste un egoísta, ella tendrá que pagar tu deuda. Pudimos haber sido los mejores. Pudiste aver aguantado un poco más pero.- sus palabras se tornaban más y más fuertes, sus ojos amarillos, comenzaron a temblar y sus puntiagudas pupilas a dilatarse.

- ¿Qué está diciendo?

- Fuiste al único hombre en este pedazo de roca, al que le rogué. Te estimaba demasiado. Mira con lo que me pagaste, eres un.- detuvo su comentario lleno de recor y dolor, al recordar esas descaradas mentiras, manipuladoras.

- ¿Dónde habían quedado todas esas metas para cuándo cumplieras los 2000 años? No te diré que te extraño, me abandonaste por una mortal, pero tampoco diré que te puedo odiar, fuiste y dejaste algo bueno en mi. Buenos recuerdos, para alguien como yo.
No puedo odiarte, por más que me esfuerce...
Ahora veo que ella si podía darte cosas que yo no, incluso más que la inmortalidad.- aveces incluso para alguien como toriel, era difícil no soltar lágrimas, lo único que lo hacía sensible y hasta vulnerable, era aquél hombre, su nombre, su cara, sus manos, sus palabras, todo. Recordando amores pasados que simplemente, nunca llegaron más que a la amistad.

Toriel caminaba de un lado a otro, necesitaba moverse para sentirse un poco mejor.

- Pero no estoy aquí solo para recordarte como un imbecil, tengo una tarea que cumplir, por más cruda que sea, deudas son deudas, debiste de haber pensado en ella.

Toriel abandono aquella actitud que tanto odiaba tener, lo hacía más vulnerable y transparente. Algo que no le agradaba en lo absoluto, recordar solo hacía que su corazón de vacuno se hiciera cada vez más suave.

Respiro profundo y poco a poco se calmo, coloco su mano derecha en su pecho, de su mano comenzó a emanar un frio intenso, el cual retiró cualquier rastro de sensibilidad, volvió a tener ese corazón frío, arrogante y perspicaz; Sin embargo no dejaba de verse atractivo con sus ojos ponzoñosos y ambarinos aquellas pupilas dejaban observar lo poco de alma que le quedaba.

- Niña ¿nadie te dijo que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación?- pregunto con cierta molestia, el ente traspasó la pared, haciendo que ___ cayera al suelo

- ¡¡Auch!!. ¡Oye!- ____ se levanto molesta mientras se atendía el dolor de su glúteo derecho.

- ¿Qué? ¡Eres una fisgona!

entre tú y yo ( ticci toby y tú ) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora