entre tú y yo ( ticci toby y tú ) [EDITANDO]

Sendero del fin (pt2)

— ¿Qué se supone que haré ahora? Debí dejar esto de buscar a mi padre de lado desde hace mucho. ¡¿Y si ahora van por Toby?!
La mente de ___ era un desastre, pero aún así no pudo evitar sentir la tristeza de dejarlo ir, aunque eso pudiese no a ver sido lo correcto, lo hizo.
— No Toriel, sabes que, yo digo que mejor voy y lo buscó y ¿si le pasa algo?.- pero Toriel solo rodó los ojos y suspiró con pesadez.
— Necesito que te tranquilices, hay cosas más importante por las que te debo de hablar.- ___ miró a Toriel con tristeza, pero aún así acepto sus palabras y con un nudo en su garganta y las vendas alrededor de esta se sentó en la esquina de su cama y escuchó.
— ___, esta decisión no está a discusión, la maldita seguridad de tus seres cercanos están en riesgo. Sé que para ti esto es complicado pero, yo también estoy esperando tu respuesta para largarme de aquí junto a ti.- aún así Toriel no estaba seguro de sus palabras.
— Pero es que sigo sin entender porque, ¡porqué carajos solo me quieren a mí!, no sé siquiera que es lo qué haces, tengo muchas dudas y ni tu ni nadie me da respuesta, ¡odio el momento en que cruzaste esa pared!.- Toriel se sentó en la silla del escritorio, siendo impactado por las palabras una por una, su voz fuerte por un momento logro recordarle a su amigo, el amigo no tan muerto que ahora estaba desaparecido.
— Bien, quieres respuestas ¿no? Está bien tendrás tus respuestas, yo.- paró un momento para tomar fuerzas y siguió hablando, su voz sonaba profunda, alejada de la voz chillona que alguna vez tuvo.— Yo quiero saber tus dudas.
___, sintió un peso en su pecho y sacudió su cabeza, intentando sacarse los gusanos mentales que le recorrían el cerebro volcando sus ideas, hilando su mente con fantasmas.
— ¿Q-qué se supone que pasará si voy contigo? ¿Encontrare a mi padre? ¿Estará garantizada la seguridad de mis chicos y mi madre? ¿Cómo le dire a mi madre que me iré? ¿A dónde iré?
Toriel miró por la ventana y suspiró, el clima, extrañaría el clima de la tierra.
— El jefe quiere que seas parte de la guerra, es una guerra sutil, desde que Dios abandonó a los humanos, los únicos que lo protegen son sus primeras creaciones, los peleles de los Ángeles, hace tiempo, al darse cuenta del nuevo mundo sin Dios, todos intentaron adueñarse de él, pero nadie más que él jefe y unos cuantos lograron hacerse de territorios dentro de esta realidad. Ahí fue cuando Los Ángeles decidieron meter sus manos, de maneras perturbadoras y siguiendo ciegamente el viejo libro que se escribió la humanidad se hundió.
Borrasca es el libro que corrompe a los ya rotos y esos Ángeles rotitos ya estaban.

___ lo miraba confundida, y ahora tenía muchas más dudas, pero aún así decidió escuchar lo que el cabrio viejo tenía que decir.
— El jefe te explicará a detalle esa historia, pero aún así, ahí abajo, por más inocente y buenas almas que se vean, por una razón están ahí y créeme, buena nunca será la respuesta. Lo de tu padre es algo de lo que no estoy seguro, pero sé que podremos averiguar algo que nos dé pistas. ___, tú sabes lo importante que es para mi Oswal, y la seguridad de tus amigos, tu madre incluso. Por los cielos ___, si no fuera importante estaría lejos ahora.
— Si pero aún no se a donde me vas a llevar.- __ apretó las sábanas de su cama con fuerza intentando sentirse aferrada a algo que conocía, intentando dejar de sentí el miedo.
— Mientras estemos juntos yo seré el que te proteja, recuerda que eres la hija del hombre que se hizo amigo de una cabra vieja ¿No?.- Toriel sonrió pesadamente y colocó su mano en el hombro de ___, intentando decirle sin palabras que él estaba igual que ella.
___, miró el agarre que Toriel hizo entendiendo el mensaje, sabiendo que no habría ninguna otra opción.
— Dame hasta el 23 de diciembre, día de mi cumpleaños número 15, nos iremos en la madrugada.- Decidida, ella lo miró y ambos sintieron el vacío, pero al menos juntos.
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La ambulancia llegaba rápido, los signos vitales comenzaban a fallar y caían en picada hacia la muerte, la mujer soltaba las lágrimas como cascadas aún con el dolor en su cuerpo, sin embargo opacado por la adrenalina del choque.
La señora Rogers rezaba por su hija en pleno viaje, los paramédicos estaban atendiendo las complicaciones médicas que empezaba a tener su joven y urgida paciente, la bolsa de aire fue el colchón donde su cabeza estrellada descansó después del golpe.
El dolor en Lyra era insoportable y en su mente solo se escuchaba la estática.
La violenta escena en la mente de Toby fue la grieta, una de las pequeña fisura que se comenzó a desmoronar.
Llegando al hospital, Toby bajo rápido de la patrulla, antes de que el policía tomara su declaración, abrió las puertas del hospital y fue rápido a la recepción.
— ¡Señorita, buscó a Lyra Erin Rogers!.- se escuchó desesperado mientras su voz jadeaba  por aire intensamente. La señorita lo busco con calma con una sonrisa incluso más relaja de lo que se debería de tener en una clínica de emergencia.
— ¿Es usted algún familiar?
— S-si soy su hermano.
La enfermera lo pasó a la habitación de espera para los pacientes de urgencias y ahí en una banca sentada logro divisar a su madre, con ojos llorosos y el teléfono en la mano, Toby no sabía a quien llamaba pero era casi seguro que a su padre.
Tomó fuerza y se adentró entre la gente angustiada de su alrededor.
— Mamá.- habló, triste y sin ganas se sentó alado de su madre, miró su rostro y se dio cuenta que no parecía percatarse de los rasguños y moretones que tenía en su cara.
— Toby tu hermana, está grabe.- se le llenaron los ojos de lágrimas al nombrar esas palabras tan amargas.
— Mamá ella va a estar bien.- Dijo, sin creerlo el mismo, estaba asustado, pronto llegó una enfermera que se llevó a Cony a que revisaran su estado, a curarle esos moretones y rasguños.
La señora Rogers dejó su bolso café en las manos de su hijo saliendo de la sala de espera.
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— Margaret Thatcher tenemos los resultados de su hijo.- la mujer se paró de su asiento rápido dejando su tasa de café.
— ¿Qué tiene mi hijo?.- preguntó instintivamente, el doctor le dio una mirada de arriba a bajo extrañado.
— ¿Disculpe usted es su madre?.- Margaret miró al doctor algo desesperada.
— Si doctor, dígame que tiene mi hijo ¿Por qué se lo llevaron a urgencias?
— Bueno, verá señora su hijo tiene varias fracturas, entre ellas dos costillas rotas, tiene varias marcas e irritaciones en forma de soga, además de hemorragias internas en algunos de sus órganos. ¿No querrá poner una denuncia a la policía? Estos son claros signos de un abuso físico.
— ¿A-abusó físico?.- Margaret sintió como una rabia interna le llegaba, un veneno que le recorría su columna vertebral y llegaba rápido hasta lo más profundo de su corazón.— ¿Puedo pasar a verlo?
— aún no, pero en unas cuantas horas sí, es seguro que los sedantes ya habrán pasado y despertara, hasta entonces usted podría llamar a la policía para abrir una investigación.
La mujer solo sentó cabeza y volvió a su asiento, donde tomó otro sorbo de su café aguantando las lágrimas de rabia que empezaban a llegarle.
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Toby tomó el teléfono de su madre y marcó a la casa de la única persona que podía sostenerlo ahora.