entre tú y yo ( ticci toby y tú ) [EDITANDO]

El principio del fin (Corregido)

Caminó en silencio, sin nada que podría hacerle reanimar sus ganas de vivir, el chico que se encontraba en esa habitación era el mismo chico con el que alguna vez compartió alegrías, sentía que había sido su culpa, sabía que esto no terminaría bien, sabía que aquel ser era de lo peor y se metería con quien fuese con tal de conseguir lo que desea.

Entro al cuarto donde se encontraba el moreno de ojos verdes, recostado en la cama, su respiración era lenta y pesada.
Toriel se sentó en la silla, cerca de la orilla de la cama, tomó la fría mano de Leiliet sintiendo como su pecho se estrujaba.

- Lo siento mucho.- dijo Toriel, triste, mirando con dolor lo que aquel ser le había hecho a su amigo.
Mirando los moretones y heridas que le había hecho Kley. Sintió un hilo de rabia que recorría su columna, pero el sentimiento era opacado por la tristeza que sintió al verlo tan vulnerable en esa cama.
Leiliet no se movía, estaba inconsciente, sin embargo eso no le impedía escuchar lucidamente al chico de ojos ámbar.
- Leiliet te lo pido, despierta de una buena vez. Te prometo que si regresas te dejare de decir ajolote mientras finges acento mexicano, te prometo que dejare de darte zapes, te cantaré más canciones.- Toriel apretó con fuerza la mano fría del encamado, con desespero, su voz se quebraba con cada palabra.- Sólo, no quiero perderte.

Toriel sintió un ligero y débil agarre en su mano, miró lo que parecía ser un chico algo consiente, Toriel se paró de la silla sorprendido.
- ¡LEILIET!
Leiliet despertó poco a poco, dando una mirada adolorida al mayor, intentando pararse o por lo menos sentarse en la vieja cama, la cual rechinó, dándole un ligero mareo.
- ¿Que fue lo que prometiste?.- dijo confundido.
- Eres tonto o que, no te pares aún.- dijo reprendiendo al menor, ayudando a acomodar al pequeño.- Me tenías muy preocupado.- acomodó una almohada en la espalda intentando que quedase sobre la cabecera de la cama.
- Tu también me preocupaste mucho, pero veo que estás bien.- el menor sonrió, recibiendo la ayuda del peli gris.
El mayor desvío la mirada, sintiendo sus mejillas enrojecer.
- Gracias por salvarme.

Toriel tomó las manos del moreno, dándose cuenta que eran pequeñas a su lado, las tomó firmemente, sintiendo el frío las entrelazó.
El silencio se prolongó, ninguno de los dos se soltaba y tampoco decía mucho, el silencio delataba las miradas que ambos cruzaron algo empezaba a aflorar, los dos miraron el agarre que mantenían, el corazón se empezaba a acelerar y la ansiedad aún más.

Toriel sentía algo en su interior, algo que no sintió por mucho tiempo, pero la sensación de mariposas rápidamente cambió recordando lo que él ya sabía de sobra, la razón por la que jamás podrían estar juntos golpeó su estómago estrujando las mariposas.

- ¿Recuerdas que fue lo qué pasó?.- preguntó Toriel cortando el momento romántico, pero aún sin soltar las manos, dejando a Leiliet con un sentimiento extraño.
Miró un poco por la ventana de la habitación intentando recordar lo qué pasó.
Las nubes de invierno nublaron al cielo, el roció de la mañana se había quedado pegado en la ventana, la calle afuera se veía desolada y húmeda.

Leiliet sintió un dolor profundó, una profunda y ácida tormenta de recuerdos le llegó, sucesos que pasaron, fragmentos de lo que su mente intentó borrar.
Las lágrimas comenzaron a salir como cascadas, Leiliet intentaba quitarlas pero, no podía controlar nada, algo se estaba desmoronando dentro de él y no lo sabía.Ambos se voltearon a ver confundidos, sin saber que hacer Toriel abrazó al chico, quien correspondió el abrazo, asustado, entrando en una crisis de ansiedad su corazón se aceleró y su respiración se agitó.
Toriel pudo sentir como su corazón se rompía al escuchar los soyosos del chico, comenzaban a dejar de ser susurros.
Toriel solo pudo dejar de insistir y quedarse cayado escuchando al menor, quien solo sé deshago en su pecho.
Y el sentimiento de vacío volvió como una plaga que invadía el viejo cuerpo.
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