•~Cap 44~•

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Cada latido parecía único y el atardecer por la ventana solo hacía que el corazón de Toby latiera con fuerza, ___ parecía cansada y rápido durmió entre sus brazos, Toby sentía como este momento podía ser infinito, el tiempo se sentía como un completo desconocido y solo sentía la presencia de ___, sabiendo en sus adentros que esto sería el final amargo, lágrimas salieron de él, parecía como si su pecho se hubiera estrujando y pudiera sentir esa sensación tan extraña de dolor, una vez más el hombre alto de traje se presentó en ese pino tan peculiar que se encontraba rozando el bosque con sus ramas, casi perteneciendo a el, podía ver como ese hombre sin rostro estaba ahí por él.
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Las manos delgadas y frías acariciaban el pelo mojado de su hijo, un sentimiento de ansiedad recorría sus dedos hasta llegar a su pecho dejando una estela de inquietud.
La preocupada madre se levanto de la cama de su hijo y fue por más agua fría. La perilla de la puerta sonó e hizo que Margaret volteara histéricamente hacia el sonido que la alteraba, era su esposo a quien por fin veía.
— Esto es tu culpa.- dijo entre susurros, entrando por a la puerta, intentando no hacer mucho ruido en el piso de la casa rodante.
— ¡Vamos Margaret obtendremos mucho dinero!.- Dijo casi gritando.
— ¡Si tú no te la pasarás alcoholizada la mayor parte del tiempo nuestro hijo no estaría en esa situación!
Margaret se acercó a su esposo con la pequeña jarra de metal.
— Si tú no hubieras sido el imbecíl que decidió meterse en esto de la corporación estadounidense no estaríamos aquí en primer lugar.- dijo murmullando cerca de su esposo, con frustración y enojo.
— Nadie te pidió que me acompañaras.- respondió con frialdad.
— Y entonces dejarías a tu hijo solo en Colombia.- respondió de la misma forma.
— Sabes que no estaría solo, Margaret.
— A la mierda Diego, creo que ambos sabemos que si lo hubiéramos dejado allá estaría muerto, y sabes de quien sería total y absolutamente la culpa, solamente tuya.- dijo presionándole el dedo índice con desprecio, alejándose lentamente de él.
Diego no tuvo más que sentarse en una de las pocas sillas que había en la cocina, intentando digerir todos los sentimientos que le carcomían la cabeza.
Acomodándose la corbata dejó su maletín de cuero en la mesa, se tragó su nudo de saliva y suspiró.
— Hay nuevos reportes en toda la zona, algo grande se vendrá pronto Margaret, tenemos que irnos, sabes que todo esto se a descontrolado desde que llegaron esos billonarios a la zona, ¿Como es que sé llamaban?.- preguntaba cómo si le estuviese hablando a un fantasma, Margaret solo lo escuchaba mientras atendía a su hijo agonizante.
— Los señores Dalas, pero ni las autoridades pueden hacer nada con ellos, seria peligroso acercarse y más ahora. ¿Margaret?.- parecía que estaba hablando solo, fue a revisar a una de las pocas habitaciones que había en la pequeña casa, la madre yacía dormida sentada, reposando su cabeza sobre la cama de su hijo, Diego no pudo evitar mirar a su pequeña familia, un sentimiento de culpa le llegó, se sentía tan lejos de ellos dos, su cabeza le martillaba a menudo todos los errores que tiene que arreglar, los abortos de planes e ideas a menudo le traían un sentimiento de ansiedad, la idea de que su familia estaba desmoronándose poco a poco, sabía que era un mal padre, pero no le gustaba recordarlo, su esposa nunca fue la misma desde la primera vez.
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9:30 am de ese mismo día:
La oficina de la mujer solitaria se hallaba cerrada, la cafeína y la nicotina inundaba la habitación, los papeles y pilas de documentos llenaban las repisas. La mujer miraba con angustia el panorama de su situación, sentía como sus sentimientos se estuvieran revolviendo y el rostro de su esposo sonriéndole invadió su vista, sus ojos se llenaron de lágrimas y tomó asiento, tan lejana y sola que pronto el reflejo del café se volvió turbio en sus labios, lágrimas de soledad ahogaban su pena y con tristeza siguió trabajando, firmando papeles, revisando la administración de la escuela, hasta que algo la interrumpió el sonido de alguien tocando su puerta logró sacarla de su dolor, quitándose las lágrimas le dio un soplo a su cigarro y habló.
— Adelante...
— Directora Greta, el espejo del baño de las alumnas está roto y además hay sangre regada por todo el piso.
— Oh diablos, ¿ya revisaron si no hay personas en los baños que hayan visto algo?.- contesto nerviosa.
— Nadie a visto nada, ni tampoco hay reportes de alumnos lastimados.
— Dios mío. Llama a la policía, y llama a ___, dile que por favor venga lo más rápido posible.- el profesor se fue enseguida, dirigido a la clase de ___.
Greta no pudo esperar, la angustia era horrorosa, caminando rápido tratando de no perder la compostura se dirigió al salón:
— Profesor, perdóneme por interrumpir su clase pero busco a ___ Ogers ¿está en clase?
— Justamente estaba apunto de ir a la oficina directora, ya que ni ella ni su compañera Renata llegaron a clase hoy.
— Diablos, profesor cuide bien de sus alumnos y reporte si hay alguien herido, se encontró mucha sangre y vidrios rotos en el baño de mujeres.- hablo susurrando pues no quería que la histeria colectiva comenzara.
— ¿De verdad pasó algo así?.- respondió sorprendido y algo asustado.
— Ya se está investigando pero por favor cuide bien de ellos.
Volviendo del aula de clase del profesor retornó a la oficina de la dirección.
Las palabras que le había dicho su colega docente le despertaron una inquietud tan extraña.
Greta que rápidamente salió corriendo al auto a buscar a su hija tenía que encontrarla sentía como si en algún momento fuera a perderla.
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— Dime algo kley, ¿Porqué nací? ¿Cuál es mi propósito aquí? ¿Dios tiene algún plan para mí?.- decía la frágil niña que ahora fumaba un cigarrillo casi terminado, con lágrimas en los ojos y su carita hecha un lío, kley la tomo entre sus brazos.
— Alguna vez yo también me pregunté lo mismo pero por más que pregunté a Dios, él jamás respondió, creo que nadie sabe quién es dios y tampoco si existe.
— Entonces ¡¡¿De quien carajos es culpa todo esto?!!
— Tú peor logro fue nacer Renata, pero aquí estamos los dos ahora, y tienes que calmarte, se que no te asusta la muerte y por eso tienes que aprender a vivir.- decía el peliblanco, tomando el mentón de su niña. — Oye lo bueno de nacer y poder morir es que serás un instante, dame tus manos y déjame hacer que tu instante sea maravilloso.- tomo las frías manos de Renata y tiro el cigarrillo en la hierba seca, la pego más hacia él y entre pasos de un pequeño baile ambos tarareaban una canción.
— Dime algo kley, ¿por qué decidiste tomarme como tú compañera?.- las miradas de ambos se cruzaron por un momento, acercando cada vez más sus rostros.
— Buena pregunta honey, bueno te elegí por qué desde que te vi supe que eras fuerte, nosotros los demonios necesitamos de la energía vital de nuestro acompañante por eso cuando me diste tu sangre y juraste servirle al jefe, tú y yo nos unimos tu sangre está en mí y la mía en ti, tú cuentas con todo lo que a mi me fascina, tus ojos gritan algo que me capturo desde que te conocí, por eso decidí cuidarte y si te comparto es por que quiero verte feliz, pero sabes que desde ese momento tú y yo somos uno, por lo tanto tú me perteneces y yo te pertenezco.- los ojos de Renata miraron hacia abajo sintiendo un pequeño apego, algo que la hizo sentirse mal sabía que lo que kley decía era carente de cariño y más que un compañero ambos eran sus propios prisioneros.
— Kley, dime qué me amas, mírame a los ojos y dime qué me quieres.- dijo con una voz ahogada.
— Oh cariño, yo no sé qué es el amor porque estoy hecho de maldad, yo no sé qué es compasión por qué fui creado con ira, ni tampoco sé qué es la empatía fui moldeado con indiferencia, pero te doy el mérito en algo, tú lograste encender algo que no conocía, tal vez es algo que tú podrías llamar cariño y eso es algo que no puedo permitirme sentir.- kley tomó el mentón de Renata intentando hacer que le mirara a los ojos, besó su frente y después sus mejillas, intentaba replicar lo que se suponía era cariño.
— Para.- el peliblanco paro en seco y miró a Renata con algo de intriga.
— No hace falta que me consueles.- dijo sonriéndole con mucho dolor en su interior.
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— Y aquí estamos de nuevo Leyers tú y yo, solo un montón de tierra de porquería, ¡¡¿Que mierda necesitas de ella Leyers?!!.- Decía Toriel pateando la tierra con desprecio, la tumba de su amigo parecía muy cómoda cosa que le molestaba aún más.
— Deje por un momento de respirar cuando moriste y pensé que sería el glorioso fin, querido compañero, pero ahora sé que no moriste maldito desgraciado, ahora sé que algo jodidamente estúpido estuviste planeando desde hace años.
Me deslumbraste con tus ojos casi grises, pero ahora veo que tú objetivo fue enamorar a la muerte, por qué no estás aquí desgraciado.- dijo abriendo el ataúd dejando ver un montón de polvo ningún hueso y ningún tipo de resto en descomposición, Toriel se acosto en el fondo del ataúd y se abrazó a si mismo.
— No te preocupes Oswal ella estará bien, no te defraudaré amigo.
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Buenas hermosas y hermosos que me leen perdón de verdad por no subir capítulos, pero estos meses fueron una bomba tras otra de tristezas y bueno espero y quien se esté sintiendo así pueda tener a alguien que le dé una abracito y si no yo sé lo doy.
Está un poco corto el capítulo pero quería abordar el tema de Renata y quien es más o menos. Los y las quiero ya se vienen nuevos capítulos pero ahora con la banda de slenderman uwu
Cuídense mucho.

entre tú y yo ( ticci toby y tú ) [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora