Capitulo 8 - "¿Solo por una noche?"

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(Hannah)
Un sonido agudo e insistente me despertó, estaba recostada sobre el pecho de Bruno.
Él dormía placidamente sin percatarse de que su teléfono sonaba.
Me incorporé lo suficiente como para intentar tomarlo de la mesita de noche pero, sus manos me tomaron antes que lo alcanzará y me apegó a él.

-¿Qué haces?.

-Tu teléfono sonaba, no quería despertarte.

-Estaba despierto, solo no quería contestar.- sentía sus manos subir y bajar desde mis omoplatos hasta mi espalda baja, su tacto me encantaba -Es Sarah Y...- cambió de posición, dejándome debajo de él -No quiero pensar en ella.

-Y ¿Si es importante?

-Llamarian por el beeper. ¿Tengo que enseñarte de nuevo todo?.- agregó divertido acercando su rostro y basándome.

Una parte de mi no daba créditos a lo que habíamos hecho, ¿que pasaría ahora? Porque si bien me asustaba, sabía que no quería que él se alejara de mi y, algo me decía que pensábamos igual.

Pasé mis dedos por sus hermosos rulos a la vez que él dejaba besos en mis clavículas y pechos.

Pero, otra vez su teléfono sonó, se incorporó junto con un refunfuño para tomarlo y acostarse a mi lado. Acto seguido, lo vi apagarlo.

-Me tiene harto- giró para que quedemos frente a frente, yo le sonreí. Volvió a besarme y ésta vez ya no nos interrumpió nadie, solo la noche se hizo presente para acompañarnos.

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-¿¡qué pasó qué?!

-¡Shhh! A ti te mandan a espiar y te vistes de amarillo, Flor.

- Lo siento o debería decir: Te lo dije. ¡Te dije que le gustabas a Bruno!.

-Solo fue una vez, quizá solo quería eso de mí.

Antes que pudiera responder, el tópico de nuestra conversación se hizo presente y nos asignó nuestras tareas.

-Miller... Expedientes.- me dijo Bruno con voz seca y sin dirigirme la mirada.

Terminó de decirnos a todos lo que debíamos hacer y se marchó.

- Te lo dije... sólo era por una vez.- Le dije a Flor antes de tomar caminos distintos y empezar nuestro día.

No sé cuantos expedientes llené, me dolía los ojos de tanto estar mirando la pantalla de la computadora. Así que decidí tomar un descanso e ir al puesto de café y snacks que hay en el patio del ala izquierda del hospital.
Estaba haciendo la fila para comprar y vi a Sarah y a Bruno; realmente se veían felices, No iba a negarlo, eran la pareja perfecta. Hasta me sentí mal por lo que había pasado el lunes.

- ¿Qué va a llevar doctora?- la voz impaciente de la señora que atendía me llamó la atención.

- Un Jugo y un Muffin.

La señora me entregó mi orden a la vez que pagaba y me daba media vuelta.

-¡Miller!-. Escuché la voz de Bruno en mi espalda.

-¿Qué necesita, Dr. Hernández?

-¿Acaso dije que podía tomarse un descanso? Tiene muchos expedientes que llenar y no creo que teclée tan rápido como para haber terminado ya.

Sarah nos observaba. Me carcomía saber si, su flamante futuro esposo, le había contado lo que había pasado hace unos días.

- Tenía hambre, lo siento, ya vuelvo a mi tarea.- le contesté bajito y con la cabeza gacha.

Di media vuelta y volví a mi tarea. La pesadilla de rulos había vuelto, y ésta vez con más potencia.

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- Estoy muerta.- Flor se sentó en una de las camillas que había en nuestro "lugar secreto". Que en realidad era el subsuelo del hospital.

-Por lo menos si ejerciste la medicina y practicaste para mejorar tus dotes de cirujana.

- No seas dramática Hannah...

- No lo soy solo qué... Lo hace a propósito. Primero me hace la vida imposible, luego viene a mi departamento, Me hace pasar la mejor noche de mi vida y luego vuelve a su modo "Iceman". Lo odio...

Flor me miraba perpleja y luego rompió el silencio en una carcajada.

- ay, pequeña, es un hombre; su cabeza cuelga en sus testículos. Pero ojo, Eso tampoco los hace idiotas...

- Lo sé, lo sé... sólo que también sentí una clase de "pseudos celos" cuando los vi ésta mañana en la cafetería.

- ¡Yo también los sentiría! Ese hombre es un bombón, literalmente, que No todas podemos probar y tuviste ese privilegio... Así que, ¿quien no lo estaría?.

- Sí, tienes razón...

Nos quedamos en silencio por un rato, hoy teníamos guardia y esto era como dormir.
Luego de terminar nuestros snacks nos dirigimos a urgencias donde tuve el desagrado (o el agrado, muy dentro mio) de saber que Bruno también estaba de guardia. Va a ser una muy larga noche.

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