Capítulo cuatro: Convivencia

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La biblioteca estaba tan solitaria y silenciosa como siempre. WangJi se mantenía parado delante de los paneles de madera que estoicamente modelaban la galería de cuadros. Había paisajes y retratos, algunos con la habilidad de un niño de preescolar pero también otros que eran dignos de muchos elogios. Los cuadros estaban en anónimo, lo único que se sabía era que fueron pintados por alumnos de segundo curso.

WangJi reconocía la habilidad de trazo de SiZhui, este había dibujado un Guqin y una flauta de jade, probablemente en reconocimiento a las personas que más admiraba, el trabajo de SiZhui era el más sobresaliente, incluso su posición era privilegiada, estando en un panel individual en medio de la pequeña sala. WangJi levantó la mirada para continuar apreciando el único cuadro que parecía interesarle.

Su apariencia era sencilla, el trazo titubeante, lo más admirable era el increíble uso de los colores. El panorama era un embarcadero de loto, con un camino de madera que conectaba a un pequeño kiosco. Nada sobresaliente para los demás pero demasiado perfecto a los ojos del Lan menor.

—Hay mejores trabajos que esté...—puntualizo un compañero de clases mientras se cruzaba de brazos.

La fría mirada del WangJi le intimidó lo suficiente como para cortar su crítica. El chico chasqueo la lengua con fastidió andando hacía la salida para volver a su salón de clases. WangJi podía ser joven pero eso no evitaba que las personas se sintieran demasiado incomodas estando cerca de él, siempre con esa actitud fría y distante, su belleza era un desperdicio total.

—¿Ya-ya has encontrado los libros, HanGuang-Jun? —preguntó Huaisang con timidez, cubriendo su boca con el dorso de su mano, temeroso de que su voz sonara demasiado fuerte.

—Hmn.

Mientras ellos salían de la biblioteca, Wei Wuxian y Jiang Cheng entraban a la salita de exposición.

—¿Por qué me has arrastrado hasta aquí? —gruño Jiang Cheng soltándose del agarre de su casi hermano. Ceñudo comenzó a sacudirse el uniforme— ¿Qué haces ahora?

Wei embozo una cálida sonrisa, casi inocente que causo un inusual revoloteo en el estómago de Jiang Cheng, quien apartó la mirada. ¿Quién no se sentiría abrumado ante Wei Ying? Siempre natural, siempre empático, su personalidad altruista y risueña hacen que las personas queden satisfechas con su presencia... quedan cautivadas. Y él, por supuesto que no fue la excepción.

Cuando conoció a Wuxian lo consideró un invasor en su hogar, le odio infantilmente cuando su padre le obligó a despedirse de sus cachorros y aunque tercamente se negaba a conocerle, Wei pacientemente le persuadió, protegió y le ánimo. Wei Ying se convirtió en su hermano mayor y después en su primer amor, pero había un problema: Wuxian no se interesaba seriamente en nada, ni nadie. Probablemente por miedo al abandono, el chico se mentalizo para no encariñarse y así no echarlo en falta cuando lo perdiera.

Jiang Cheng que normalmente era involucrado casi todo lo que Wei hacía, observo de primera mano el cómo esté se convertía en la persona especial de muchos y aunque en el momento, invertía toda su atención en aquellos que le necesitaban, después de unos días el joven les olvidaba para continuar con su vida. Lo mismo ocurrió con las pocas chicas que lograron tener una banal relación con Wei, siempre siendo olvidadas.

Viendo el resultado final, Jiang Cheng se guardó sus sentimientos, trabajando arduamente hasta poder volver a tener una imagen de hermandad en Wei Ying, no quería un rechazo y tampoco afectar el tenue ambiente familiar que habían logrado después de mucho tiempo.

—Vi a Lan Zhan entrando a la sala de exposición, así que... creí que podría verle.

—¿Lan WangJi? —frunció el ceño por inercia— Tu extraña atención me pone enfermo, antes no eras tan molesto...

Filofobia. [MDZS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora