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—No llores Sungie, pasará... — Le intentaba calmar Haechan, mientras le devolvía el calor a su cuerpo envolviéndolo en un reconfortante abrazo.
Todo había pasado tan rápido. A penas había llegado de la casa su de su novio, cuando su hermano intentó golpearlo por traer una sudadera azul pastel que él mismo, en sus años de sobriedad le había regalado.
Estaba preparándose mentalmente para sentir el golpe cuando simplemente se sintió caer al suelo, un pitido se instaló en sus oídos y en ese momento, al abrir los ojos lo vio todo.
¿Cuándo había llegado la policía? Fue lo primero que se preguntó.
El líquido caliente goteando por sus oídos lo alertó, haciendo que pasara una mano por el lugar —sintiendo el pitido en su esplendor— pudo ver el dichoso líquido color carmesí manchando la punta de sus dedos.
Ahora, mientras veía a la persona que más daño le causó; ser arrestada por hombres uniformados, tenía a su mejor amigo abrazándole como si fuese a desaparecer en cualquier momento. ¿De dónde había salido? No tenía ni idea, pero considerando las circunstancias seguramente se había desmayado durante algún momento.
Sonrió inconscientemente y correspondió el abrazo aún temblando por la impresión. El contacto no duró mucho ya que un enfermero pidió su atención para revisar la herida de su cabeza, que resultó no ser más que un golpe fuerte que causó un poco de contusión.
Le explicaron la situación, lo vendaron y desinfectaron antes de poder dejarle ir. Por primera vez en su vida se sentía libre, capaz de hacer lo que haría cualquier adolescente normal sin terror de lo que le esperaría en casa, se sentía bien.
—¡Pollito!— Escuchó a lo lejos y volteó, encontrándose así con ChenLe acompañado de Kun, ambos caminando rápidamente en su dirección.
Haechan lo empujó a ChenLe, y menos mal el mayor lo atrapó, pues casi acababa besando el suelo. Sus ojos se cristalizaron mientras unía todo los puntos en su cabeza. Gracias a las personas que tenía en frente era que sus problemas se habían ido, se sentía tan bien.
—Huyngs, muchas, muchas gracias.
—No hay nada que agradecer JiSung. —Respondió Kun revolviendo su cabello.
ChenLe se acercó a él un poco más y Rosó sus labios superficial y tiernamente.
—Te quiero mucho pollito, perdóname por haber actuado tan tarde — Se disculpó ChenLe Abrazándolo.
—No te disculpes Delfín, todo esta bien— Aclaró JiSung. —Ah, y yo también te odio Lele. — Concluyó éste y ambos sonrieron. Mientras que desde atrás Kun los miraba confundido y Haechan con ternura.
Ese día un peso enorme se fue de los hombros de Jisung.
