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—Sung— llamó a su pollito que se encontraba tejiéndole el cabello.
—¿Qué?
—Sung.
—¿Qué quieres de mi?
—¿Me amas?— Le preguntó. JiSung no le prestó ni un poco de atención.
—Si, si, si. Lo que sea.— Respondió el menor por salir del paso.
Luego hubo un silencio y ambos detuvieron sus acciones drásticamente.
—¡No puede ser! ¡Me amas!
Chenle había gritado en un tono burlón. Se había dado vuelta para abrazarlo de tal forma que el menor no escapara; cosa que le resultó en extremo difícil considerando la contextura y fuerza del contrario.
A final de cuentas, cuando JiSung se quedó quieto este lo soltó y vio como ocultaba su rostro con una almohada. Podía asegurar que el menor se había sonrojado, en momentos como ese su pequeño pollito salía a la superficie.
—¡Punto extra para mi! ¡No lo negaste!— Sonrió triunfal y JiSung refunfuñó.
—¡Ya madura estúpido! ¡claro que te amo!— Le gritó mientras se enfurruñaba en una esquina de la cama del mayor con la almohada.
ChenLe empezó a gritar más ruidosamente ensordeciendo al contrario, estaba muy feliz. La etapa del te odio había pasado después de casi siete meses de sufrimiento.
—¡Ven acá pedazo de delfín gritón!— Se levantó JiSung. Y empezó a corretearlo por la habitación. —¡Te voy a mostrar lo mucho que te amo!
Y ya el mayor estaba que lloraba, quién diría que su novio se tomara tan literal esa frase de, cuando se pasa una etapa se entra en otra.
