Lincoln se arrastró fuera de la puerta con el corazón bombeando sin control. Por la pequeña sala detrás de él había esperado estar atrapado en una especie de prisión o algo así. Pero lo que vio afuera fue un pasillo común y corriente. Todo era mucho más limpio de lo que Lincoln había esperado. Había esperado que fuera un lugar al menos más sucio, tomando en cuenta el tipo de personas que lo utilizaban.
¿Qué clase de lugar era ese? ¿Oficina? ¿Hotel? No tenía idea. Sólo quería escapar de ahí.
El pasillo estaba vacío, pero podía escuchar claramente la música del piso de abajo, también los gritos y las risas. Sobre todo las risas.
-¿Cómo pueden reír? –Lincoln se cubrió la cara con una mano mientras presionaba sus dientes. –¿Cómo pueden reír así? –Odiaba esas risas. Lo estaban volviendo loco. Todos reían. Todos en este infierno reían y reían.
Reían y reían.
Lincoln se tapó los oídos con fuerza mientras cerraba los ojos. No podía aguantar esas risas. Las escuchó desde el momento en que entró en ese lugar. No, desde el momento en que fue arrastrado dentro de aquel infierno. ¿Cómo un lugar así podía existir? ¿Cómo personas así podían existir? Sí sólo salían durante la purga, ¿Dónde estaban el resto del año? ¿Qué clase de monstruos pueden siquiera seguir en las calles después de todo el caos y degeneración que Lincoln a presenciado?
Es imposible que sean personas.
-Tengo que escapar de aquí. –Lincoln murmuró mientras se pegaba a la pared y comenzaba a caminar.
Su pierna le dolía mucho, y todavía podía sentir aquellas cuerdas apretando sus brazos y reteniendo todos sus movimientos. Y algo más...
Podía sentir esa cosa caliente rezfalando suavemente por su pecho. Trató de pasar su mano por su pecho sobre la camisa, pero entre más lo hacía más recordaba el tacto suave de aquel trapo que expandía ese apestoso y espeso liquido por todo su cuerpo.
Repugnante.
Repugnante.
Repugnante.
-Apúrate.
Lincoln tembló y casi cayó hacia atrás cuando retrocedió. Aquella voz fue tan familiar que por un momento esperó ver a aquella mujer de la macara de mariposa sonriendo frente a él.
Chupa.
Esa palabra aun le estaba carcomiendo la cabeza y rasgando su cordura.
Miró a ambos lados buscando a la dueña de aquella voz, pero no pudo encontrar a nadie. Eso lo asustó aún más. Se sentía totalmente perdido en un mundo oscuro y sin retorno. Como si su mundo anterior no fuera más que una pantalla que lo protegía del verdadero mundo, un mundo cruel y repleto de depravación y muerte.
-Je. ¿El lugar perfecto para ti Lucy? –Recordó a su hermana pequeña mientras se movía lentamente, más por el dolor que por la precaución. –Aquí está tú refugio oscuro. Aquel edén incomprendido. La última morada de los demonios antes de ser purgados y traer la paz. ¡Tú maldito sueño húmedo cada noche de la purga!
Lucy siempre apoyaba la purga como algo necesario. Pero no para el Estado, a Lucy no le interesaba algo que ni siquiera conocía. Lo que realmente le interesaba era la oscuridad del alma que salía a flote cada noche de la purga. Quería ver cara a cara al mal encarnado. Cada noche de la purga le rogaba a papá por dejarla salir, y el Sr. Lynn sólo le gritaba y la mandaba a su cuarto.
"Una noche incomprendida", decía ella. "Justo como yo".
-Basura.
Lincoln se arrastró hasta una puerta que quedaba en la pared. No creyó que fuera la salida, sabía que estaba al menos en el segundo o tercer piso de algún edificio, pero quizás pudiera encontrar una ventana o algo. Incluso un lugar para ocultarse si más de aquellos sujetos decidían darse un paseo por su antigua celda.
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La Purga Loud: La noche de Lincoln
FanfictionPrimera parte de La Purga Loud. La purga ha dado inicio, y Lincoln Loud se encuentra solo y abandonado por sus hermanas en calles desconocidas de Royal Woods. ¿Podrá sobrevivir en la noche donde todos dejarán salir a la bestia o terminará siendo un...