Llevaba todo el día nerviosa y, para mi sorpresa, ansiosa. Quería que llegara la noche por fin para ver lo que se había preparado Mimi y a la vez estaba aterrada porque le veía capaz de cualquier cosa.
Primero habíamos quedado en casa de Ricky, como siempre, luego íbamos a ir a una fiesta muy pija para la que me iba a poner de gala. También era un vestido con el que era muy fácil meterme mano, no le iba a negar el capricho a Mimi.
Llegaba casi un cuarto de hora tarde, nuestro grupo de siempre iba a cenar primero y luego llegaba la gente, porque claro, Ricky siempre invitaba a más personas de las que todos esperábamos.
Me coloqué un poco el pelo gracias al reflejo del portal y timbré, iba a ser muy gracioso que todos hicieran bromas sobre mi tardanza mientras Mimi me dedicaba esa mirada.
Me abrieron sin preguntar quién era y fui directa al ascensor, que me ayudó a corroborar que llevaba el pelo y el vestido a la perfección. Hacía mucho tiempo que no me ponía así y me sentía como si hubiera vuelto a la vida de los musicales.
- Venga maricona, estamos todos esperando. - Ricky prácticamente me arrastró dentro y me quitó el abrigo el mismo.
Cuando entré en el salón algunos estaban de pie y otros sentados, Amaia fue la primera en verme y la primera en abrir la boca de la impresión. Aitana se percató de la reacción y también giró la cabeza en mi dirección, haciendo que todos se girasen como si de un dominó se tratase. Menos Mimi, ella no estaba por ningún lado.
- ¡Agarra bien las cervezas e intenta que no se te caigan cuando vengas! - Roi fue el primero en salir del trance.
- Muy bien pensado, se le van a caer las bebidas y las bragas. - Miriam siempre con su humor, al menos fue la primera que se levantó para darme un beso.
- Que quede entre nosotros, pero últimamente tampoco es que lleve mucho las bragas. - Ricky me dio un par de toques en el brazo y me señaló la puerta por la que se iba a la cocina.
Mimi estaba de pie con bastantes botellines en las manos y la mirada clavada en mis piernas, más concretamente en lo que dejaba entrever el vestido. Por suerte no se quedó anclada ahí mucho tiempo, subió muy despacio la vista por todo mi cuerpo para acabar con ella fija en mis ojos.
- Joder, es que eres preciosa. - No se le había caído nada ni había soltado ninguna obscenidad, eso era un gran paso.
- Tú llevas un jersey. - Se encogió de hombros yendo hacia la mesa para poner todo lo que llevaba a salvo y me sonrió.
- Es que siempre me mancho comiendo, estos se van a poner un babero así que mejor ir cómoda con mi ropa. - Estos, mierda.
Giré la cabeza para hacer una pasada y poder mirarles a todos, estaban con la boca abierta mirándonos a Mimi y a mí. Tal vez eso de ser discretas no se nos estaba dando del todo bien, más que nada porque parecía que cuando nos mirábamos todo lo demás se esfumaba.
- Dejaos de miradas intensitas y colocaos ya, Ana pagas tú por llegar la última y por ser la que tiene más dinero. - Casi nos sentó él en las sillas, al menos nos había puesto a ambas juntas.
- Oye chicas, ¿vosotras cuántas veces lo hacéis a la semana? Porque yo os imagino haciéndolo mucho. - Amaia siempre tenía alguna pregunta incómoda que hacer.
- Pues no sé, depende. Siempre nos preguntas lo mismo. - Mimi me había pasado una cerveza para que me concentrara en otra cosa que no fuera en sus preguntas.
- Una semana así corriente, ¿aceptáis tríos? - Estuve a punto de atragantarme ante la mirada atónita de todos.
- Ana quiere follar con Miriam, aunque por mí no hay problema. - Miré a Mimi con los ojos desorbitados y la risa de todos no tardó en escucharse.
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Together; Warmi
FanfictionMe tendré que quedar con las ganas de saber si besas tan bien como quitas el sueño.