IV

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Me costó muchísimo más de lo que hubiera creído. Se había juntado todo de golpe. La ruptura, la academia, el descubrimiento de un mundo fuera de los hombres...

El año más complicado de mi vida. Aunque también había sido el más fácil.

Había cogido las riendas y por una vez estaba haciendo todo lo que quería. Es increíble cómo cambia todo en un segundo cuando expulsas a las personas tóxicas.

Jadel había sido una sanguijuela, tardé en verlo porque creí estar enamorada de él. Fui muy ilusa con todo lo que respecta a su persona. Como por ejemplo, la manera en la que me usó para hacerse paso en el mundo de la música.

Nadie le quería, era un cantante mediocre al que no querían contratar ni para un bar de tercera. Gracias a mí incluso había cantado en algunos pueblos. De donde no hay no se puede sacar.

Uno de los mayores cambios que hice fue dejar los musicales. Me encantaban pero me quitaban muchísimo tiempo. Ahora tenía todas mis fuerzas concentradas en otra cosa, la academia.

Noemí me había enseñado muchísimas cosas en el tiempo que llevaba trabajando con ella y Manu era otro mundo. Muchas veces me quedaba en la puerta observando sus clases porque era un hombre alucinante y no creo que fuéramos conscientes de la suerte que teníamos al tenerle con nosotros.

Por supuesto, Roi y Cepeda acabaron encantados. Casi nunca le decía que no a una salida. Ya no trasnochaba y nunca decía que no a unas cervezas o unos vinos. Además desde que salía más por la noche había descubierto que tenía cierta capacidad de atraer al sexo femenino.

Con Mimi no volví a hablar. Ni a hablar ni a nada. Semanas después de nuestro encuentro en el bar descubrí que se había ido a China.

Me lo había comentado Ricky, uno de los mejores amigos de Mimi. Casualmente también se había vuelto un buen amigo mío. Era un hombre increíble, siempre dispuesto a ayudar y nunca pidiendo nada a cambio. Nuestro único tema prohibido era ella.

Él sabía que en mi vida había un antes y un después de Mimi. No estaba enamorada de ella, no estaba loca por ella, no pensaba todo el día en ella. Lo que sí hacía era estar infinitamente agradecida porque me abrió los ojos.

Lo único que sentía hacia Mimi eran muchas ganas de volver a acostarme con ella. Había aprovechado ese tiempo para descubrir mi sexualidad, para aprender y para disfrutar mucho.

Ninguna experiencia se acercaba a esa noche. Su forma de mirarme, su forma de leerme, su forma de jugar conmigo. Tampoco había vivido una situación así. Rodeada de gente y nublada por el deseo.

Otra cosa buena que había pasado en ese tiempo es que Luis había dejado de ser un depredador. Menos mal. Su afición de acostarse con mujeres 10 años más jóvenes que él era la mar de perturbadora.

Esta noche habíamos quedado todos en casa de Ricky, iba a organizar una especie de fiesta y todos sus más allegados estaban invitados. Al parecer era el acontecimiento del siglo. Siempre era así de exagerado.

Yo había quedado con Luis y con Roi para cenar tranquilos. Ricky nos había convocado oficialmente a las 11 de la noche. A nosotros siempre nos gustaba llegar ya un poco a tono.

Habíamos quedado en mi casa, ellos traían la cena y yo ponía el alcohol. Vino blanco para ser más concretos, luego nos pasaríamos a las copas porque nadie vive una resaca de vino por su propia voluntad.

El timbre me sacó de mi embobamiento. Llevaba un rato sentada con la copa de vino en la mano, copa a la que no había dado ni un solo trago.

Los chicos entraron sin tan siquiera decir hola. Solo necesitaron un minuto para llenar mi mesa de comida y otro minuto para coger la botella de vino para ellos.

Together; WarmiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora