Lydia lloraba desconsoladamente mientras me abrazaba. Yo, que llevaba toda mi vida enamorado de ella, quería sentirla entre mis brazos pero no de aquella manera. Esa manera rompía mi corazón. Aiden había muerto por culpa de un Oni. Por culpa de esas criaturas de las noches controladas por la madre de Kira, y más tarde por mí.
Es cierto, era el Nogitsune con mi aspecto el que había matado a Aiden, pero el culpable era yo. Por haber dejado que me dominara. Por haber hecho todo lo que había hecho aquellos días: La trampa al entrenador, la bomba en la comisaría, retorcerle una espada clavada en el cuerpo de Scott... Podrían haberme perdonado pero sabía perfectamente que no lo olvidarían nunca.
Derek me miraba. ¿Por qué lo hacía? En sus ojos se mostraban unas lágrimas cristalinas que amenazaban con precipitarse por su cara. Ethan también lloraba desconsoladamente. Kira abrazaba a Scott mientras que Isaac se acercaba lentamente a Ethan. Primero Allison y ahora Aiden. Dos muertes seguidas que hacía que la tristeza no desapareciera de nuestras vidas.
- Ethan... -Dijo Issac- Lo siento. De verdad que lo siento.
- Yo también lo siento... -Musitó éste, mientras lloraba.
Al día siguiente todo el instituto se había enterado de la repentina muerte de Aiden. Muchos lloraban, otros tantos se mostraban tristes. Pero el más afectado de todos era su hermano gemelo, que no podía mirar a ningun lado sin acordarse de Aiden.
Kira y Lydia conversaban en las taquillas. No sabía de que hablaban pero Kira parecía algo nerviosa. El entrenador aparecía con Malia. Ésta había decidido venir al instituto y actuar como una humana normal, a pesar de ser una mujer-coyote. Las clases pasaron rápidamente. Hoy no había entrenamiento de Lacrosse así que, junto con Malia, fui a casa de Scott. Éste le enseñó a sacar sus garras para defenderse en su forma humana.
Finalmente lo consiguió y trató de abrazarme. Pero la paré antes de que me clavara las garras en el hombro. Rió, y dio saltitos de alegría. Tras eso, decidí llevar a Malia a su casa y, cuando se bajó del Jeep, me regaló una sonrisa tierna, un beso en la mejilla y entró en su casa. Sonreí, y arranqué el coche en dirección a mi casa.
(Ethan)
Mientras tanto en el Beacon Hills High School.
Danny me miraba fijamente a los ojos. En su cara había una sonrisa fingida con unos ojos tristes que me hacían sentir culpable. Era cierto que había tomado muy a la ligera mi decisión pero, no podía quedarme en Beacon Hills por más tiempo.
- Lo siento, de verdad. Es solo que no puedo quedarme aquí más...
- Está bien... -Me sonrió.
- ¿Estás cortando conmigo? -Danny rió levemente y me volvió a mirar.
- Tú... Tú me gustas. Eres un chico muy guapo, inteligente, y dulce... Pero, creo que simplemente no podría...
- ¿Salir conmigo? -Le corté yo, algo extrañado por su comportamiento.
- Salir con un hombre lobo. -Me susurró. Mis ojos se abrieron como platos. Miré de un lado a otro.
- ¿Lo sabías? -Pregunté, algo en shock.
- Tío, esto es Beacon Hills. -Dijo tan tranquilo.
Sonreí. Danny sabía todo este tiempo que era un hombre lobo y ha estado conmigo. Aún sabiendo lo que soy. Aún sabiendo lo peligroso que podría llegar a ser. Dijo que no podría salir conmigo pero... Yo no estaba muy seguro de ello. Le acaricié la mejilla, le besé en los labios y salí del instituto. Cogí mi moto y me fui lejos de allí, sin mirar atrás.
