Sinopsis II

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Lydia y yo nos encontrábamos en un pueblo en medio del desierto en México. La gente hablaba en español y apenas entendía gran cosa de lo que decía.

- No parece tan malo. -Dije yo, juntando mis manos.

- No es la ciudad, es el plan. -Respondió la pelirroja.

- ¿Qué pasa con el plan?

- Stiles. Este podría ser el plan más estúpido que hemos hecho nunca. Eres consciente, ¿no?

- Soy consciente de que no es nuestro mejor plan. -Dije, sinceramente.

- Vamos a morir. -Afirmó ésta.

- ¿Estás diciendo eso como banshee o solo siendo pesimista?

- Lo estoy diciendo como persona que no quiere morir.

- Vale. ¿Te importaría restringir cualquier conversación sobre la muerte a las predicciones de banshee? -Pregunté, algo asustado.

- Este plan es estúpido y vamos a morir. -Dijo, con sarcasmo.

- Oh, gracias. -Dije con sarcasmo yo también. El sarcasmo era mío.

Llegó la noche y nos dirigimos a una casa. En la puerta, habían dos hombres vestidos con chaquetas de cuero negras, pantalones tejanos largos y zapatos negros. Tenían cara de hacer pocos amigos y cuando intentamos acercanos, nos barraron el paso.

- Estamos aquí para la fiesta. -Dijo Lydia, con un total dominio del español. -Uno de los hombres negó con la cabeza.

Saqué de mi bolsillo una carta con una calavera y se la enseñé al tipo que había negado. Se la quedó mirando algo boquiabierto y miró hacia una cámara de seguridad. Tras mirar a Lydia coloqué la carta entre mi cara y la cámara para que alguien al otro lado la pudiera ver. La puerta se abrió, segundos más tarde. Nos dejaron pasar y entramos a un pasillo largo, con paredes rojas y poca iluminación.

La puerta se cerró a nuestra espalda, asustándonos y haciendo que nos girásemos. Las paredes y la puerta temblaban, miré a Lydia, asintió, abrí la puerta y... ¡Nos encontramos en una verdadera fiesta! Llevé a Lydia a la barra y nos trajeron dos chupitos. Fui a pagar cuando Severo, yo lo conocía por Derek, nos cogió.

- No... Paga la casa. La mayoría de los adolescentes americanos no cruzan la frontera para rechazar un chupito.

- No vinimos por un chupito. -Dijo Lydia, dejando una bala de plata en el vaso.

Severo nos llevó a un despacho. Allí, una mujer, algo mayor, deshilaba un pañuelo con un cuchillo.

- Severo odia esta música. -Dijo- ¿Yo? Siempre me ha encantado esa música vuestra. Especialmente, de este tipo. Tiene energia salvaje.

- Estamos aquí por Derek Hale.

- ¿Ah sí? -Preguntó.

- Sabemos que le tiene. Hemos oído que se le puede comprar. -Fui dejando fajos de billetes sobre la mesa.

- Son 50,000 dólares por Derek. -Dije yo.

- Ahora, ¿de dónde sacan los adolescentes tanto dinero? ¿La mafia japonesa?

Una chica cargó su arma, asustando a Lydia. Todos, cargaron sus armas, asustándonos. O al menos, tratando de hacerlo.

- No fue inteligente venir solos. -Dijo, acercándose a nosotros.

- ¿Qué le hace pensar que vinimos solos? -Pregunté, encarándome a ella. Su cara cambió de repente.

- ¿Trajistéis a un lobo a mi casa? -Preguntó Araya.

-Lydia cerró los ojos y me miró- Trajimos un Alfa.

Así era. Nos encontrábamos en casa de los Calavera. Los cazadores de los que Derek me había hablado. Habían pasado meses desde que Derek salió del hospital y nos separamos. Dejé de pensar en él y conseguí olvidarle. Enamorándome de Malia, a la que ayudaba a progresar para reintegrarse a la sociedad. Scott descubrió algunas balas de plata de los Calavera y nos dirigimos de allí cuando descubrimos que Derek había desaparecido.

Lástima que no fueran ellos los que tenían a Derek y lástima que no le creyera cuando me dijo que Kate Argent seguía viva porque así, podríamos habernos ahorrado gran parte de todo lo que pasó con ella y el Benefactor.

Algo más que amor-odio #SterekAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora