Odiaba al director. Está bien, parecía como si fuera un antisocial que odiaba a todo el mundo pero... ¡Definitivamente odiaba al director incluso más que a Derek! El muy... Me había obligado a recoger todos los libros de la librería y colocarlos en su sitio. Como hizo el profesor Harris cuando investigábamos al Kanima...
Toda la librería estaba destrozada y con libros por todas partes. 'Al menos no has de lavar los inodoros del baño con un cepillo pequeño' pensé. Debería dejar de ver tantas películas adolescentes.
El muy "gracioso" le había dicho a los profesores, es más, anunció a través de los altavoces, que "el señor Stilinski no asistiría a las siguientes clases por castigo". Ahora no solo todo el mundo sabía que estaba castigado sino que encima me saltaba la clase de Educación Física, el recreo, Matemáticas y Química. ¡Adoraba al director! Me había salvado de tres de las asignaturas que más odiaba en el instituto.
La tercera hora llegaba a su fin y yo seguía allí, cogiendo libros, guardando libros... Una y otra vez. Para mi rescate, aparecieron los chicos.
- Pobre Stiles... Le toca recoger todos los libros... -Dijo Malia, tirando unos cuantos al suelo- Uy, qué patosa. -Comenzó a reír.
- ¿Habéis venido a reíros de mí o a ayudarme? Porque si no váis a ayudar, largaos de aquí...
- ¡Pero que humos! -Exclamó Lydia- Pues claro que hemos venido a ayudar. ¿Crees que nos saltaríamos el recreo para molestarte?
Me ayudaron bastante. El timbre sonó y yo le devolví la broma a Malia diciéndole que se lo pasara bien en Matemáticas. Ella odiaba esa asignatura. No sabía para qué servían y por ello, no las entendía. Ni una pizca. Se marcharon y yo volví a ordenar libros. El trabajo se me hizo más fácil, pero no por ello, terminé antes.
La última campana sonaba y el director entraba diciendo que por hoy ya había acabado... Ni que fuera a venir día sí, día también. Al salir, me esperaban los chicos.
- Kira y yo vamos a estudiar juntos... -Dijo Scott.
- Claro, estudiar... -Dije yo.
- Yo tengo que ir a comprar. -Comentó Lydia.
- ¿Me llevas a casa Stiles? -Preguntó Malia.
- Tengo cosas que hacer. Os veo el lunes. -Me despedí y me encaminé a mi Jeep. Malia me llamaba pero no me atreví a girarme. Me subí.
Simplemente conducía. ¿Qué iba a hacer? ¿Ir a su loft y decirle por qué había dicho que me quería? ¿Simplemente esperar una respuesta? ¿O esperar a qué se acercara a mí y me besara? ¿¡Pero que estás pensando Stiles!? ¡Borra ese último pensamiento! Decidí que la única persona que podía guiarme sería mi madre. Ella siempre había estado ahí... Siempre...
Aparqué el coche delante de una floristería y compré sus flores preferidas. Me despedí de la dependienta y me volví a subir en mi Jeep. Finalmente llegué al Cementerio. La puerta estaba abierta. Entré y me encaminé por el recinto. Llegué a la tumba de mi madre y dejé las flores. Me senté mirando hacia ella y suspiré.
- ¿Qué puedo hacer mamá? Es que es tan... Extraño. Sé que podría simplemente decirle que le escuché diciendo: "Te quiero Stiles". Pero lo que le costó decirme que había soñado conmigo... ¿Quién sabe con admitir esto? ¡Arg! ¿Por qué es tan difícil?
Me levanté y le mandé un beso. Me encaminé a la salida cuando me pareció ver a Derek. ¿Qué hacía él aquí? Después de observarlo durante un largo rato, comencé a caminar lentamente. Mi pulso se aceleraba. Derek seguramente lo oía y sabía que me acercaba pero yo no paraba. Seguía caminando.