Capítulo 1: Cinco meses en coma (Prólogo)

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"A veces confundirse viene bien"

De repente vi la luz, suponía que era esa luz que todos pensaban que se veía cuando mueres, pero no era así, a los pocos segundos vi que me encontraba, cegado, por uno de esos dichosos focos de los hospitales. Había tres médicos y dos enfermeras rodeando mi camilla, uno de los médicos sujetaba un desfibrilador encendido, lo supe por el parpadeo que emitía una de sus lucecitas, de pronto noté que me ardía el pecho y supuse que lo habían utilizado para reanimarme. A los pocos minutos de despertarme, los médicos comenzaron a comentar entre ellos mi rara resurrección. Había estado medio minuto sin vida, los médicos no daban crédito a lo que veían. Una de las enfermeras comenzó a desengancharme los tubos y goteros que tenía conectados a mi cuerpo y me dijo:

-Rubén, ha sido todo un milagro, pocos chicos de quince años tienen la misma suerte que tú. Ahora debemos asegurarnos de que todo está bien, de modo, que me vas a acompañar a hacerte unas pruebas.

Yo me notaba un poco raro, por lo que no le contesté. Ella comenzó a preparar una camilla para trasladarme mientras los médicos seguían dialogando sobre lo ocurrido. Sin que nadie se diera cuenta me levante de mi cama, me dirigí al baño y me miré en el espejo. Noté que me había crecido una pequeña barba y que estaba más delgado, pero aunque siguiera siendo el mismo seguía viendo en mi algo raro. Salí del baño y en ese instante todos me miraron asombrados y uno de los médicos me preguntó:

-¿Puedes andar después de haber tenido tu capacidad psicomotriz paralizada por un coma que ha durado cinco meses?

Otro médico le contestó aun más asombrado que él:

-¡Pero no lo ves! El chico anda perfectamente. Esto es algo que supera la ciencia. Debe hacerse las pruebas cuanto antes y descubrir cuál es la causa de que su cuerpo este sufriendo esta gran

recuperación. Deberías sentirte afortunado. Mucha gente no sale del coma, otros muchos salen con secuelas y a los demás les cuesta mucho adaptarse de nuevo a su vida cotidiana.

De inmediato la enfermera me tumbó en la camilla y me sacó de la habitación. Al salir una mujer de unos cuarenta años, bajita y morena, se abalanzó sobre mí me dio un beso en la mejilla y un gran abrazo, de pronto se soltó y dijo asustada:

-Lo siento, ya sé que estás muy delicado, ¿te he hecho daño?

Yo no respondí a su pregunta sino que le formulé otra a la mujer:

-Perdone, ¿quién es usted?

Entonces la enfermera le susurró a la mujer en voz baja y alentadora:

-No se preocupe, esto suele pasar, pero a los tres o cuatro días estará en perfectas condiciones.

Después del encuentro con la mujer estuvieron realizándome todo tipo de pruebas y todas acababan con resultado positivo, pero ya me encontraba cansado, así que cuando llegamos a la habitación me tumbé en la cama y me quedé dormido.

Me levanté siete horas más tarde. Ya había empezado a recordar. Recordé cosas sobre el accidente y cosas sobre mi antigua vida. También había una especie de recuerdos que parecían sueños o fantasías de mi imaginación, pero parecían bastante importantes para mí, aunque fueran unos simples sueños me hacían sentir bien. Supuse que esos recuerdos serían sueños del coma o algo por el estilo y que mi cerebro no quería desprenderse de ellos.

A la mañana siguiente volvió a visitarme mi madre, a la que ya sí recordaba, junto con mi padre y mi hermano. Estuvimos hablando durante toda la mañana. Los médicos le dijeron que si todo seguía así de bien en una semana me darían el alta médico. Por la tarde vinieron a visitarme unos amigos y mi novia, por raro que pareciera no me alegré al ver a la chica con la que llevaba saliendo dos años, sentía que ya no la quería, que no era, ni por asomo, la chica de mis sueños. Ya sé que suena despreciable, pero ya no sentía lo mismo por ella. Intenté fingir, pero ella lo notó. Lo hablamos y vimos que sería mejor que nos diéramos un tiempo para ver que pasaba. Yo sabía que jamás me volvería a enamorar perdidamente de ella, pero aún así acepté ese tiempo de reflexión.

Sólo estuve cinco largos y aburridos días en el hospital. Aún no se lo creían, todo estaba perfecto, es como si yo nunca hubiera estado en coma. El único fallo que había es que yo todavía tenía algo de amnesia, seguía sin recordar algunas cosas de mi vida cotidiana, algunos recuerdos importantes,... Pero aunque todos los médicos del mundo dijeran que yo estaba bien, yo seguía sin notarme completo, algo en mí había cambiado y necesitaba saber que era.

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No me gusta escribir esto dentro de la historia, pero me gustaría recibir algún comentario para saber que os parece. De todas formas gracias por leerme.

Un saludo :)

Vanyn Teler'm Yut: La voz oculta en tu interiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora