Capítulo 4: Un cruce del destino y un gran plan.

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A la mañana siguiente decidimos ir a la calle del comercio. Al estar en periodo festivo había más comerciantes de lo normal. Había carros con infinidad de artefactos y de instrumentos extraños. Estuvimos mirando algunos objetos que nos parecían bastante peculiares, pero no teníamos tanto dinero como para desperdiciarlo. Además de los tenderetes del mercadillo por las calles había gente bastante peculiar. Había bastantes nobles paseando con sus parejas o apostando en los combates de caballeros. Llegamos a la plaza mayor de Demeng. Allí un par de guías predicadores impartían enseñanzas religiosas y contaban historias sobre la creación de Mesion o sobre importantes gestas en las que los dioses habían intervenido con su gran poder. En una esquina de la plaza se encontraban un bufón y un par de profesores cuenta-cuentos. Estos entretenían tanto a pequeños como a mayores y a ancianos. Antiguamente en este tipo de festejos solía encontrarse algún mago entre estos con el que los niños solían estar entretenidos durante horas.

Toda la plaza estaba adornada con grandes arcos, banderines, estandartes y de todo tipo de objetos decorativos. Después de estar absorto unos minutos viendo la actuación del bufón caí en la cuenta de que había perdido de vista a Erika. Intenté subir un poco más arriba para tener mejor vista de la plaza. Al subir un par de escalones que llevaban a la torre vigía de la plaza divisé a Erika al otro lado de la plaza. Comencé a apartar a la gente que me encontraba en mi camino. Tenía miedo de que volviera a aparecer el mismo tipo de anoche. Estaba a seguro de que no fueron imaginaciones mías. Ese tipo estaba ahí. Había notado su presencia. Además por otro lado no me fiaba de las cosas que estaba haciendo ultimamente Erika. Actuaba de una manera muy extraña. No quería perderla de vista. De repente, cuando estaba en medio de la plaza, toda la gente comenzó a agolparse formando un pasillo para dejar pasar a una persona. Yo volví a hacer fuerza para pasar y lo conseguí. La señora que estaba delante de mí se apartó dejándome caer en medio del pasillo. Me levanté rapidamente sacudiéndome las rodillas . Sentía una vergüenza increíble. Había caído en medio de toda aquella muchedumbre, pero algo raro estaba pasando. Nadie se reía. Entonces me di la vuelta y comprendí porque nadie se reía. Frente a mí, enlatado en una armadura de un color gris oscuro, se encontraba un personaje delgado y no muy alto, medía aproximadamente lo mismo que yo. A diferencia de la mayoría de caballeros y nobles que había conocido, éste no tenía barba. Esto podía deberse a que también era el más joven con el que me había encontrado por ahora. Junto a él Iba un enano o medio hombre de barbas grises y robusto cuello , quien a sus espaldas portaba una especie de mochila en la que llevaba todos los objetos del caballero. Además estos eran acompañados por dos jóvenes que tenían pinta de ser hermanos y aprendices de caballeros. Después de un par de segundos de silencio absoluto tras mi caída el aprendiz más bajito dijo:

-¡Tú, chaval apartate de nuestro camino!

En ese momento el caballero miró a su aprendiz y lo mandó callar. Después me miró a mí e intentó disculpar el comportamiento de su aprendiz:

-Siento mucho las palabras del chico.- El caballero bajó su mirada hacia mi espada, sonrió y concluyó preguntando.- Veo que portas una espada. ¿No eres demasiado joven para combatir?- Dijo de forma muy despectiva.

En ese momento pensé en como debería reaccionar según Fergus. No debía llamar más la atención, por lo que no podía perder los papeles por una tontería. Estaba exponiéndome demasiado. Tenía que intentar salir de aquella situación cuanto antes.

-Sí señor. Soy un joven caballero que ha estado entrenando durante unos cuantos meses con un gran caballero y me considero preparado para combatir. No me gustaría importunarle más. Además tengo un poco de prisa. Ha sido un placer hablar con usted.- Había interpretado perfectamente mi papel. Entonces me giré hacia el grupo de personas y pedí muy cordialmente que me dejaran pasar. La muchedumbre abrió un pequeño hueco para dejarme salir del pasillo. Comencé a a perderme entre el gentío, pera antes de alejarme demasiado añadí- ¡Ahhhhh! Y para la próxima vez intente enseñarle algo de educación a su aprendiz.

Vanyn Teler'm Yut: La voz oculta en tu interiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora