Capítulo 3: Erika, una caja de sorpresas

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-Bueno jovencita, creo que ya es hora de que aprendas algo para que puedas defenderte en el futuro.- Dijo Fergus mientras le lanzaba una espada de madera a Erika.

Estábamos en el claro que había detrás del campamento. Habían pasado dos días desde que el rey nos ayudo a salir ilesos del juicio contra la religión de los Dos Mayores. Tras varias discusiones y un par de intentos de huida, finalmente Erika comprendió que estaría más segura junto a nosotros, en la guardia. En verdad a ella no le preocupaba su seguridad, sino la de sus padres. Fergus la convenció de que alejándose de sus padres, estos estarían más seguros, por lo que decidió quedarse con nosotros. Aún no habíamos recibido noticias de Elana, pero a Fergus ya no se le veía tan preocupado. En la guardia todos me dieron la enhorabuena por mi victoria frente al soldado celeste, todos salvo Fergus y Nina, que me tacharon de imprudente e inexperto en el combate.

-Gracias, pero no creo que esto me haga falta.- Dijo Erika bastante convencida mientras dejaba la espada de madera a sus pies.

Fergus se abalanzó sobre la chica, pero cuando estaba a unos pocos metros de ella chocó contra una especie de muro invisible. Para mí, para Nina y para un grupo de guerreros que observábamos la escena desde un borde del claro fue bastante gracioso. Fergus se levantó y nos dedicó una mirada cargada con un poco de desprecio. Después miró a Erika. Sus labios dibujaron una sonrisa de satisfacción.

-Sabía que escondías algo especial. Por eso te perseguían los Celestes.- La voz de Fergus sonaba como si hubiera encontrado un tesoro.- Eres una maga.

-Sí, lo soy.- Los dos no se habían movido ni un solo milímetro desde que Fergus se había levantado del suelo.- Pero los celestes no me perseguían por eso. Es más, dudo que lo Tras decir esto la chica lanzó una bola de fuego del tamaño de una pelota de tenis contra su oponente. Éste se anticipó y paró la bola de fuego con su espada de madera. Cada vez había más gente en el borde del claro observando el combate.

-Vamos, ¿esto no era un combate?- Dijo Erika burlona.

Fergus corrió hacia Erika e intentó asestarle un golpe en la cabeza, pero Erika creó un nuevo escudo invisible que paró la espada a solo unos centímetros de la cara de la chica. Erika tocó el pecho de Fergus y éste salió disparado hacia el otro lado del claro. No podía parar de reirme.

Erika sabía bastante bien lo que hacía. Tenía planeados todos sus ataques y movimientos. Hace poco Nina me explicó que al inicio de la guerra todas las torres y academias mágicas al norte de Ciudad del Paso que se encargaban de instruir a los nuevos magos fueron abandonadas o derruidas, por lo que los nuevos magos no podían mejorar sus habilidades. ¿Cómo Erika, que no había pisado una academia mágica en su vida, controlaba tan bien su poder?

Fergus volvió a levantarse y me miró fijamente. Era el único que se estaba riendo.

-¿Te hace gracia?- Hubo unos segundos de silencio. Al ver que no contestaba Fergus miró a todos los soldados que rodeaban el claro y sentenció.- Ryurem, al medio del claro. Combatirás contra Erika.

-Pero...- Intenté replicar, pero inmediatamente Fergus me mandó callar.

-Venga, al medio. No quiero excusas.- Dijo Fergus intentando no alzar la voz.

-¿Qué pasa Fergus? ¿Te rindes?- Preguntó Erika desde el otro lado del claro.

Fergus le dedicó una sonrisa y de repente dió un tremendo salto. Todos miramos hacia el cielo, pero no lo vimos. De repente vimos algo que se iba moviendo de árbol en árbol como si fuera un rayo. Erika estaba nerviosa y no paraba de mirar en todas las direcciones. De repente algo cayó del cielo justo detrás de Erika. Cuando ésta se giró, la punta de la espada de madera rozó su cuello.

-Estás muerta.- Le dijo Fergus a Erika.- Tus poderes son asombrosos, pero aún te falta bastante entrenamiento para lograr vencer a un guerrero o para formar parte de un escuadrón- Tras decir esto, Fergus se giró y volvió a mirarme.- ¿Qué haces que no estás ya aquí?

-Vooooooy- Dije resignado.

-Es bastante simple. Un combate. El perdedor tendrá que hacerse cargo de todos los turnos de vigilancia nocturna del vencedor. El vencedor podrá dormir a pierna suelta todas las noches del mes que viene.- Se agachó y un tanto burlón me dijo al oído.- ¿A que ya no es tan gracioso?

Fergus se apartó y dio comienzo el combate. Analizando el combate, yo tenía más posibilidades de vencer que Erika. Sabía manejar la espada bastante bien y, según Elana y Nina, mi alma poseía algo de magia, pero Erika era una caja de sorpresas. Nina me había comentado que el poder mágico de Erika no era muy grande, pero ella nos había demostrado que poseía cierto nivel de control sobre su magia. Yo por el contrario, sí, poseía magia, pero no sabía usarla.

Decidí ir acercándome lentamente hacia Erika dando estocadas al aire para detectar cualquier clase de muro invisible. Seguro que si me hubiera visto desde lejos hubiera comprendido porqué todos se reían. Tenía que ser patético y a la vez bastante gracioso. Por fin estaba a un metro de distancia de mi amiga. Intenté darle con la espada de madera en el brazo, pero como había pasado antes con Fergus, la espada chocó contra una pequeña barrera invisible.

-Rubén, no pienses que por haberme salvado la vida voy a dejarme ganar.- Dijo la chica para que sólo yo pudiera oirla.

-Tranquila. Tengo ganas de vencerte yo mismo.- De repente vi como la mano de Erika se acercaba a mi pecho lentamente. Agarre su muñeca con mi mano libre.- ¿El truquito de la mano otra vez? ¿En serio?

Ella me sonrió y de repenteme di cuenta de que había vuelto a actuar sin pensar en las consecuencias. A los pocos segundos noté como una descarga eléctrica recorría todo mi cuerpo, desde la mano que agarraba la muñeca de Erika hasta mi cerebro. Caí al suelo paralizado. De nuevo había vuelto a ser impulsivo y por culpa de ello había perdido el combate.- Erika se agachó, me miró a los ojos y sin borrar la sonrisa de antes dijo:

- Mis vigilancias son los diez primeros días de cada mes.

-Ya vale.- La voz de Fergus resonó en todo el claro. Poco a poco iba acercándose al sitio donde yo estaba tirado.- Volved todos a vuestras tareas. Tú- Dijo señalando a Erika.- acompaña a Nina, seguro que ella tiene más cosas que enseñarte que yo. Y tú- Dijo mientras me tendía una mano para ayudarme a levantarme.- debes ser menos impulsivo. No sabes nada acerca de la magia...

Al tocar la mano de Fergus, la voz de éste lentamente se fue difuminando y acabó desapareciendo. Lo mismo pasó con el claro. Primero dejé de ver los árboles. Después dejé de ver el cielo y el suelo. Por último deje de ver a Fergus. Estaba solo... y todo era negro.

Vanyn Teler'm Yut: La voz oculta en tu interiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora