Algunas cosas del pasado

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Me dice algo en alemán que no logro entender, pero creo que no es nada agradable, el tipo no se ve contento.

–Lo siento –me disculpo en inglés.

–No hablas alemán – dice en voz baja, creo que llega a esa conclusión para sí mismo–. He dicho que si eres ciega y por qué no te fijas por dénde vas–me reprende molesto en inglés.

–Y yo he dicho que lo siento –le respondo algo molesta.

Miro mi reloj las 08:58, joder, joder, llego tarde, digo en voz alta otra vez en español, él me mira extraño y salgo corriendo. Voy a la zona donde tengo mi equipo lo cojo y me dirijo hacia secretaría. Allí veo a Mónica, la secretaría que me recibió.

– Llega tres minutos tarde, señorita Ferrer –me recrimina seria.

– Lo siento, lo siento – intento disculparme –. He tenido un pequeño accidente. No volverá a pasar, se lo prometo.

–Eso espero, sígame – me dice y eso hago, vamos al campo de entrenamiento, me indica otra vez las normas, los sitios que están prohibidos y todo ese rollo. Después de cinco minutos se va y me deja hacer mi trabajo .

Intento hacer algunas fotos de prueba para ver los ángulos con más luz y poco a poco veo que van saliendo los futbolistas a los que voy sacando algunas fotografías y eso es lo que hago durante unos

15 minutos cuando escucho unos gritos en alemán y dado que mi nivel es casi nulo no entiendo nada. Pero creo que sé lo querían decir cuando siento que algo impacta en mi cabeza y caigo al suelo.

­– ¿Bist du in Ordnung? – me pregunta un chico alto, rubio de ojos verdes claros, creo que quiere decir si estoy bien, eso es lo poco que sé en alemán.

– Sí, creo –respondo en español instintivamente, por lo que me mira raro, no me entiende, así que le digo en inglés–. No hablo alemán ¿Tú hablas inglés? –No lo dejo responder y continuo hablando – Si, estoy bien, pero ayúdame a levantarme –digo extendiendo las manos.

– Lo siento – se disculpa quitándose los guantes de portero, coge mis manos y me ayuda –. Intentamos advertirte, pero no nos hacías caso y pensamos que eras sorda o tonta –Y añade – ahora le diré a los chicos que no eres ninguna de esas cosas, solo que no hablas alemán – me comenta en inglés con una sonrisa.

– El primer día de trabajo en el campo, llego tarde y me llevo un pelotazo ¡esto es empezar bien! –digo con ironía.

–¿Eres la nueva fotógrafa? No sabía que empezabas hoy – pregunta sin dejarme responder y al escuchar unos gritos se gira y dice algo que no entiendo –. Tengo que volver al entrenamiento. Ha sido un placer. Siento lo del pelotazo – dice mientras vuelve corriendo donde están el resto de sus compañeros que nos miran de manera curiosa y con cierta burla.

Sigo con mi trabajo el tiempo estipulado, después vuelvo a mi zona de trabajo para ver las fotos que he hecho. Algunas son muy buenas, otras podría haberlas hecho mejor. Las paso un poco rápido hasta que me detengo en una del chico del pelotazo,es guapo, muy guapo diría yo. Envió las fotos al encargado de subirlas a la página web, ordeno mi equipo, cojo mi bolso y me marcho a casa. Al fin, he terminado mi primer día de trabajo oficial y a pesar de todo ¡he salido viva! Nada más entrar a casa siento un olor delicioso. Lia está cocinando.

–¡No me lo puedo creer! –gritó provocando que mi amiga pegue un salto del susto – Lia Baun cocinando– digo mientras le saco un foto con mi iPhone.

–Nat, casi me matas de susto. No, no quiero fotos en estas fachas,¡qué poco glamour! Para, para – dice tratando de taparse la cara mientras yo la persigo por toda la cocina para sacarle fotos.

Estamos como niñas durante un rato hasta que Lia dice–: Para, Para, en serio, que los espaguetis se enfrían. He cocinado espaguetis a la carbonara. Tus favoritos. Bueno, he intentado cocinar.

–Tú has cocinado ¿ a qué se debe ese milagro? –bromeo y me acerco a ver la olla.

–Para celebrar tu primer día de trabajo y lo más importante de todo que volvemos a estar juntas.Por cierto, ¿qué tal te ha ido? ¿Has conocido a los futbolistas buenorros? ¿Alguno te ha dado su número de teléfono?¿Vais a quedar? ¿ Te gusta? ­– me interroga dando sus típicos saltitos y haciendo pequeñas palmadas con sus manos de la emoción.

–Si bien significa que he llegado 3 minutos tarde y la secretaría me lo ha echado en cara, me he tropezado con un idiota muy guapo, que un jugador me haya dado un balonazo que casi me saca el cerebro de la cabeza y que no he tomado fotos muy buenas. Entonces, sí, me ha ido bien – le respondo a mi amiga –A lo que añado – y no, ningún futbolista me ha dado su número.

–¿Quién es el idiota guapo?¿ Y el del balonazo? ¿Es guapo?

–Si, estoy muy bien. El golpe no me ha dejado secuelas. Gracias por preocuparte, querida amiga

–digo con ironía.

–Ya sé que estás bien, tonta, sino no estarías aquí corriendo intentando echarme fotos – comenta indignada sacando la lengua–. Esto ya está – apaga el fuego de la olla –. He preparado la mesa, tú ve a sentarte que yo me encargo de todo –me dice mientras me guía a la mesa, donde veo los platos puestos, velas y una botella de vino. Ella va a la cocina y vuelva con una bandeja con la comida.

–Cena romántica de amigas como en Italia, ¿te acuerdas? –pregunta con emoción.

– ¿Cómo podría olvidarlo, Lia? – pregunto suspirando.

–¿A Italia o...a él ? –Suelta Lia con algo de temor.

– A Italia –respondo seria –No me esperaba esa pregunta, por lo que hace que me ponga rígida lo que acaba de decir no iba con segundas.

–Natalia, se que ha pasado mucho tiempo, sé que no quieres hablar, pero creo que lo necesitas...

–Pero nada, Lia ­ –la interrumpo bruscamente –. No hay nada de que hablar. Ha pasado mucho tiempo, ya lo he olvidado, me costó, pero de verdad, lo he superado – digo intentando suavizar mi tono.

–Lo siento, yo solo quería ayudar – se disculpa mi amiga.

–No sientas nada, suficiente me ayudas dejándome quedarme aquí, contigo.

–Sabes que eso no es ayuda, lo hago porque te quiero, eres como una hermana para mí, además me sentía un poco sola en este apartamento enorme. Brindemos por nosotras, nuestra amistad y por el amor...que tiene que volver a nosotras otra vez – dice cogiendo su copa. Y así pasamos toda la noche, después de cenar nos tomamos un botella de vino juntas hablando y viendo fotos nuestra época universitaria .

Amar otra vez (Mario Götze)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora