Comida

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Es lunes. Después de un largo fin de semana tengo que volver al trabajo. Hoy me he despertado temprano, me he puesto unos vaqueros grises oscuro, una camisa gris clara, unas bailarinas negras y una americana del mismo color, llevo el pelo suelto y poco maquillaje. Ya he desayunado, estoy lista para irme. Me he despertado temprano, no quiero hacer esperar a Mario, ya que debido a que por su culpa nos hemos quedado sin coche, bueno Lia se ha quedado sin coche, nos vamos juntos a la ciudad del Bayern. No quiero alimentar la fama de que los españoles siempre llegamos tarde. Me asomo constantemente a la ventana que da la calle del portal para ver si ya está, puesto que el no sabe en que pis vivo, no lo veo. Termino de desayunar, suena mi móvil, lo cojo y pone un número que no conozco. Contesto.

–Hola –saludo.

–Te estoy esperando abajo –dice una voz. Es Mario.

–Bajo –digo aguantándome las ganas de preguntar cómo coño consiguió mi número.

Salgo del edificio y veo a Mario en el mismo coche que la otra noche. Me subo y lo saludo, él me devuelve el saludo. Conduce casi todo el camino en silencio hasta que yo lo rompo.

–¿Por qué tienes mi número? –pregunto.

–Para llamarte –contesta.

–¿Cómo lo conseguiste? –Vuelvo a preguntar.

–Tengo mis métodos –responde. Oh, no, por favor, otra vez no. Esto ya lo he oído antes. Peor no recuerdo haberle dejado a Mario mi móvil. No tomé tanto el día de la discoteca –. ¿Se puede saber cuales con tus métodos? –lo interrogo algo molesta. Él lo nota o eso creo.

–El club tiene tus datos –responde tranquilo –. Pedí un favor –Termina de decir y suelto un suspiro. No sé porque me molesta tanto que tenga mi número. No es que él me vaya a llamar ni nada por el estilo –.¿Qué tal el fin de semana?

–Bien –contesto fría. No sé a que viene eso, a él no le importa que hago con mi vida. Lo miro está serio. Lo normal es que le pregunte qué tal su fin de semana. Tampoco es que me importe, pero lo hago por educación y quedar bien –¿Y el tuyo? –Noto que sonríe de lado.

–Bien. Lo de siempre. He descansado para volver con más ganas–responde y nos quedamos callados–. ¿Ya se han recuperado tus amigas de la fiesta?

–Están en ello. No suelen beber mucho o por lo menos Lia –Intento hacerla quedar bien.

–Parece una buena persona –comenta.

–Lo es –digo seca.

–¿Es tú mejor amiga, no? –pregunta. Suelto un bufido mental. ¿A qué viene otra vez este interrogatorio? Creo que fue suficiente con el de la otra noche. No quiero hablar con él de cosas personales. ¿Por qué le importa tanto mi relación con Lia? Toda la semana tendré que irme con el al trabajo, así que intento llevar la fiesta en paz y ser educada.

–Sí –afirmo fría.

–Se nota que sois muy amigas –dice.

–Lo sé –aseguro. No volvemos a hablar en todo el camino. En el coche hay un silencio incomodo. Llegamos, por fin. Quedamos en el mismo sitio después del entrenamiento, me despido, sigo mi camino y él el suyo. Cojo mi equipo de la sala y hago lo de siempre. Javi y Thiago me saludan a los lejos y yo les devuelvo el saludo. Termino de hacer mis fotos y vuelvo a la sala. Las envío y voy al estacionamiento a esperar a Mario. Aparece, abre el coche, se sube, me subo y nos ponemos en marcha. El camino se hace casi en silencio a excepción de cuando tardeamos en voz baja alguna canción que nos gusta cuando aparece en la radio. Me siento incómoda. Mario intenta iniciar una conversación conmigo, supongo que por ser amable, pero yo soy cortante, no tengo ganas de ser su amiga. Me deja en casa, me despido y entro. No tengo nada interesante que hacer. Lia no está y me aburro. Llamo a mi madre y a mi hermano. Todo está bien. Mi hermano está como loco con la vida universitaria, ya lo imagino, irá de fiesta en fiesta, eso me da igual, mientras apruebe las asignaturas. Me comenta sobre mis amigos futbolistas y le digo que no son mis amigos, no me cree, me dice algo del instagram de un futbolista, hablamos un poco más y después nos despedimos. Miro mi móvil, veo notificaciones de instagram, me meto y ahora entiendo lo que me ha dicho mi hermano. Dante ha subido una de las fotos que nos echamos en el ascensor, salimos muy graciosos: Lia , Javi y Dante salen sacando la lengua, Mario sonriendo al espejo, Thiago besando la mejilla a Julia, Meli y yo salimos haciendo el símbolo de la victoria.

Amar otra vez (Mario Götze)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora