2. Imperio Derrocado

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Yo sabía que las cosas cambiarían con la muerte de Hayden, sabía que marcaría un antes y un después en nuestro grupo de amigos, pero nunca me imaginé que el equipo se desintegraría por completo, que solo quedaríamos Isaac y yo.

Angela había perdido tantas cosas y en tan poco tiempo, mi mejor amiga ya no era la misma, no la reconocía pero me esforzaba mucho por entenderla. Parecía que no pasaba mucho cuando ella recibía otro golpe mucho más fuerte, admiraba su fuerza, esa que mantenía ante los demás pero sabía que en el fondo ella no estaba bien.

No tenerla en la organización era difícil, que las misiones de cuatro ahora fueran de dos no era tan divertido, pero hacía el intento por sacarlo todo adelante.

Isaac y yo nos vimos envueltos en misiones para detener a los revoltosos en la frontera de las plazas, sin embargo un día y de forma abrupta todo se calmó, recibimos reportes de que los revoltosos se habían ido y eso nos pareció algo extraño. Tenía un mal presentimiento, esa calma no era habitual, se sentía como el ojo de un huracán.

—¿Crees que planean algo? —cuestionó Isaac cuando me vio tan preocupada.

—Quizás ya lo tienen planeado, solo están esperando el momento para atacar. No debemos bajar la guardia.

—¿Cómo crees que atacaran?

—No sé —confesé.

La noticia llegó hasta Nardi, él lo tomó en cuenta y ordenó al clan entero que se pusieran muy alertas. Esperábamos algo grande, algo diseñado para acabar con todos. No temía perder mi vida, temía por la familia, el lugar que siempre había sido mi hogar, el que me daba un estilo de vida que gozaba cada segundo; no quería perderlo.

Entonces la llamada llegó, nunca pensé que esa sería la forma en la que nos golpearían, aunque en un principio no lo pensé de esa forma. Quien llamaba era Peter, novio de Angela, preguntando si sabía algo de ella. Había desaparecido en la noche de graduación y desde esa noche no sabía dónde podría estar.

—Peter, ella no ha venido aquí... ¿Crees que le sucedió algo?

—Ella no desaparecería, no así —lo decía tan desesperadamente, con mucha frustración.

—No sé, ¿ya fuiste a su casa?

—Sí.

Tomé un respiro y me puse a pensar en cosas que ella había dicho o hecho, un indicio, una pista... y entonces recordé que ella admitió que el clan McCain la quería secuestrar, cuando acusó a Hayden de habernos traicionado. Los puntos se unieron en mi cabeza y comprendí, esa era la forma de hacerle daño a nuestro clan, ese era el golpe.

—Peter, creo que sé quién se la llevó.

—McCain —susurró él. No me interesó saber cómo él sabía tanto de eso pero enseguida confirmé que eso era lo que estaba pensando yo —. Tienes que decirle a Nardi.

—Voy a hacerlo, voy a hacerlo.

Colgué la llamada sin despedirme, afortunadamente íbamos llegando al lugar de reunión. Apreté el pasó y busqué enseguida a Nardi, quien se encontraba disfrutando de una buena partida de póker con sus camaradas, incluido mi padre, sostenía una botella de whisky y se reía a carcajadas de una broma.

—Bruno, ¿podemos hablar?

—Dime niña —respondió un poco molesto por la interrupción. Bruno Nardi me intimidaba mucho, era un hombre serio y que imponía con su presencia. Siempre me aterraba intercambiar palabras con él, pero me tragué el miedo porque mi amiga corría peligro—. André atacó.

Mentirosa { #2 Saga Peligrosas }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora