El hombre bajo las órdenes de Isabella nos llevó hasta un pequeño edificio al oeste de la ciudad. La zona era muy hermosa pues solo podía ver casas con diseños elegantes y costosos, una zona que claramente era de clase alta. Y hasta ese momento nunca me había puesto a pensar en cómo vivíamos nosotros, los criminales; tenemos un afán por las cosas costosas, por querer tener lo mejor de lo mejor, sin importar que llamemos la atención. Pero lo entendía, muchos de nosotros antes de estar en esta vida no teníamos mucho y de repente nos llega la oportunidad de tenerlo todo. ¿Por qué lo desaprovecharíamos?
El hombre nos indicó que bajáramos del coche y que él se encargaría de nuestras cosas mientras nos instalábamos. La noche ya estaba sobre nosotros, sorprendentemente me sentía realmente cansada, la descarga de adrenalina había menguado por lo que ahora que estaba un poco más relajada el agotamiento aparecía.
La casa no estaba para nada mal, era de paredes blancas y con un espacio amplio, en medio del salón había unas escaleras en espiral que llevaban al piso de arriba. Los muebles eran pocos pero no se veía mal, al contrario, eran los suficientes. En el segundo piso había más salas y un par de habitaciones, que era donde nos quedaríamos. Isaac y yo tomamos una habitación.
—¿No vas a descansar? —le pregunté a Paul mientras me quitaba los zapatos y a él lo veía aún de pie.
—Isabella quiere tener una conversación conmigo antes de hablar con todos mañana —respondió mientras recibía de parte del hombre de Isabella su equipaje—. Merci.
El hombre también nos dio nuestros respectivos equipajes y después se retiró, no sin antes mencionar que esperaría a Paul abajo.
—Ustedes descansen y disfruten su noche. Probablemente se vengan días pesados, ser nuevo en una organización no es fácil —sugirió de forma seria.
Me estremecí, pero terminé asintiendo lentamente.
—Buenas noches, papá.
—Buenas noches hija. —Puso sus manos en mis hombros y me miró por más tiempo de lo normal, cosa que hizo estremecerme un poco más—. No hagas locuras.
—Ya he tenido suficiente por dos días.
Él besó mi frente para después alejarse. Cerré la puerta detrás de mí para darnos privacidad a Isaac y a mí. Escuché la regadera por lo que supuse que mi novio estaba tomando una ducha rápida. No quise seguirlo hasta ahí dentro pues quería relajarme bajo el agua y sabía que si entraba ahí justo en ese momento no tendría paz, por lo que terminé de quitarme lo que traía encima y quedé en ropa interior. Me recosté en la cama, muy suave y acolchada he de decir, y cerré mis ojos. En esos momentos dejé de pensar, dejé de planear, solo dejé que mi mente se paseara sin un pensamiento en específico.
Cuando volví a abrir los ojos, Isaac iba saliendo del baño, tenía el torso descubierto y solo una toalla lo cubría. Al verlo me arrepentí de no haberlo acompañado en la ducha.
—Que bien te ves —dijo pasando su mirada por mi cuerpo.
—Debo decir lo mismo— respondí con una media sonrisa. Su cuerpo era escultural, tenía muy bien trabajado su torso y sus piernas, no podía negar que me encendía.
—Deja de pensar Jo, no sabemos qué va a pasar mañana así que olvídate.
—Creo que tengo mucho miedo de lo que vaya a suceder. ¿Qué haremos? ¿Qué nos pondrá a hacer Isabella? ¿Estaremos juntos? Son tantas preguntas. —Me incorporé en la cama mientras él se acercaba lentamente hasta sentarse a mi lado—. ¿Viste que Isabella se sorprendió mucho cuando se enteró que eras mi novio? Totalmente no se lo esperaba y no sé qué trabajo podrá darte. Siempre has sido mi compañero en el crimen, si me separan de ti no será lo mismo, no quiero que eso cambie.
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Mentirosa { #2 Saga Peligrosas }
RomansEl imperio de los Nardi, organización a la que pertenecía Jo, estaba derrocado. No había forma de salvarse, todos tuvieron que escapar. Utilizando sus habilidades para el engaño Jo idea un plan para salir del país, acompañada de su padre y su novio...