12. Secreto que mata

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Isabella me llamó a primera hora de la mañana a su despacho por lo que bajé hasta ahí a toda prisa sin si quiera cambiarme de ropa. La repentina llamada me tomó con la guardia baja porque no sabía de qué se trataba y me preocupaba que fuera un problema con lo que sucedió el día anterior.

Abrí la puerta sin tocar y me encontré a la rubia caminando de un lado a otro detrás de su escritorio.

—¿Me llamaste? —La voz se me escuchaba agitada por la premura. Cerré la puerta tras de mí.

—Sí, ya no puedo posponer esto más. Isaac y tú necesitan hacer un trabajo por mí —dijo finalmente sin mirarme aún.

Sentí un alivio por dentro; no era un asunto grave, al parecer, y también volvería a ver a Isaac.

—¿De qué se trata?

—Las investigaciones sobre lo sucedido con el señor Brouillard se están acercando a las personas involucradas, pero no a nosotros, sino a nuestros enemigos. Necesito que los convenzan de no decir ni una palabra sobre lo que el señor hacía ahí o que se inventen otra versión en la que él solo estaba ahí por equivocación.

Isabella se veía angustiada, como nunca antes.

—¿Qué sucedió esa noche Isabella? ¿Por qué el murió?

Me lanzó una mirada acusadora.

—Tengo que saberlo para poder enfrentarme a los involucrados —insistí.

Ella suspiró con pesar, sabía que tenía razón.

—Como te dije antes, al señor Brouillard le encantaba ser parte de misiones. Estábamos transportando mercancía y él se ofreció a acompañar a los hombres encargados de la misión esa noche. Nuestros rivales más fastidiosos, porque ni si quiera son nuestra competencia directa. Son un grupo ruso que quiere hacerse de un lugar sin tener nada, solo roban, saquean y asaltan a las demás organizaciones sin ningún tipo de esfuerzo. Ellos iniciaron el ataque esa, siguiendo a nuestros hombres hasta llegar al lugar en dónde teníamos parte de la mercancía. Ahí estaba yo junto con el señor Brouillard, hubo un tiroteo, él no estaba preparado para defenderse y ellos lo notaron, se dieron cuenta que era un blanco fácil así que después de asaltar la mercancía siguieron atacando solo a él y pues... no pudimos protegerlo.

—¡Que cobardes!

—Sí.

—¿Y crees que sepan quién es?

—La noticia estuvo en todos lados por días, no hay manera de que no se enteraran de eso. Tal vez crean que les convenga hablar con la policía pero eso nos pondrá en una mala posición y también destrozaría a los Brouillard.

—Entiendo.

Me rasqué la cabeza, pensativa. ¿Cómo le haría para convencerlos de no hablar?

—¿Qué les podemos ofrecer?

—Dinero, mercancía, territorio... Odio hacerlo pero no quiero que lo pongan al descubierto.

—¿No pensaste en algo más drástico? ¿Algo para dejar un mensaje de que no se metan contigo?

Isabella volvió a suspirar, se abrazó a ella misma y me dio la espalda. Sabía a lo que me refería, que yo lo pensara y lo dijera también me hizo sentir escalofríos.

—Esa tiene que ser una medida extrema, solo si no aceptan nada. Trato de no llenarme las manos de sangre.

—Tú no lo harás.

—Pero yo daría la orden.

—Quizás se lo merecen.

—Quizás. —Se giró para mirarme, por un momento noté su ojos desorbitados no creyendo lo que oía.

Mentirosa { #2 Saga Peligrosas }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora