6. Futuro Esposo

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Isaac me miraba expectante, estaba ansioso por que le contara aunque sea una cosa del trabajo tan secreto que haría. Lo evité, no podía mirarlo a los ojos porque no me sentía con la capacidad de mentirle en ese momento, yo apenas estaba procesándolo y aceptándolo.

—¿Es muy malo?

Hice una mueca como respuesta.

—Sabes que sea lo que sea puedes decírmelo.

Suspiré y torcí el gesto. Isaac había terminado de guardar de nuevo su maleta porque pronto partiría junto a mi padre. Yo me quedaría una noche más.

—Lo siento es que es muy duro esto, separarnos. —Tragué con dificultad—. Voy a estar pegada a Isabella todo el tiempo, ella es la jefa de seguridad de una familia adinerada de la ciudad. Irónico ¿no?

—¿Y qué quiere que hagas tan secreto?

—No lo sé en concreto, pero quiere que maneje una situación que involucra a una persona que asesinaron.

—¿De esa familia?

Asentí levemente.

—¿Cómo una detective?

—Algo así —inventé y me encogí de hombros.

—Bueno, tú encubrías muchas cosas de Bruno, creo que lo tendrás bajo control. Pero aun no entiendo por qué tanto misterio.

Le expliqué a medias lo que Isabella me dijo sobre la identidad oculta de la organización y que esa era la razón por la que quería mantener la guardia baja. A Isaac pareció convencerle esa historia y me alivié cuando dejó de hacer preguntas.

—Serénate Jo, estaremos bien, nada va a cambiar. Solo estaré del otro lado de la ciudad y ya oíste a la jefa, nos pondrá en una misión juntos.

Le dediqué una media sonrisa, la primera sonrisa que me salía después de revelarse mi trabajo en la organización. Se acercó hasta dónde estaba y me tomó en sus brazos envolviéndome. Quería contárselo, quería poder decirle la verdad pero él no iba a estar de acuerdo y querría salir corriendo, escapar de esa pesadilla de la que éramos prisioneros. Era muy arriesgado revelarle el secreto y me dolía tanto, esto no era una simple mentira, ni si quiera se comparaba a lo de Damien. Era un cambio completo en nuestras vidas, en mi vida.

Nunca había pensado en matrimonio, no era un plan en mi vida pues me consideraba un espíritu libre. Formar una familia y ser ama de casa era demasiado ordinario para lo que a mí me gustaba ser. Y ahora que esa situación se presentaba repudiaba más la idea del matrimonio, ¿cuándo había dejado de ser una unión de amor para convertirse en como eso? No me parecía amor pues había cosas más simples que si lo eran. Solo era un concepto social y religioso aceptado para estar atada a una persona, para que no te juzgaran por tener sexo, para conseguir privilegios.

No pude contener mis lágrimas de nuevo, estaba muy molesta y me sentía muy impotente.

—No te pongas así, vamos a estar bien —dijo Isaac animando mientras me limpiaba las lágrimas.

—Nada de esto es justo — murmuré contra su pecho.

—Lo sé, pero debemos ser fuertes y aguantar hasta estar otra vez en casa. Verás que si lo tomamos de esa forma en un abrir y cerrar de ojos todo volverá a la normalidad.

Ojala pudiera pensar como él, tan positivo, pero el panorama no pintaba tan bien como pensaba. Pero si, trataría con todas mis fuerzas para que todo sucediera rápido.

—De acuerdo —susurré.

Me puse de puntillas y rocé mis labios con los suyos, el sostuvo mi rostro en su grandes manos y me beso de forma intensa; dejándome saber que no quería apartarse de mí. Cuando nos separamos llamaron a la puerta de la habitación.

Mentirosa { #2 Saga Peligrosas }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora