1. Recién llegado

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KAI

Abrí las cortinas de la ventana de aquel hotel, era una mañana soleada como todas las demás, soplé las pelusitas flotantes que salen de las cosas y se reflejan en el sol, no sé cómo se llaman, pero son muy molestas.

Volteé a una silla, sobre esta estaba mi nuevo uniforme, nos habíamos venido a esta ciudad, Daegu, después de vivir toda una vida en Seúl , ahora yo debía asistir a este nuevo instituto, otras personas, otro ambiente, había dejado atrás mi antiguo nivel de vida.

¿Por qué? Porque mi padre insistió en que necesitaba disciplina, que llevaba una vida muy malcriada. Puras tonterías, solo quería deshacerse de mí, pienso que nunca me tomó aprecio, desde que murió mi madre lo único que hacía era ignorarme. En fin, ya estaba aquí.

—Jongin, es por tu bien

—No te creo nada — le conteste sin mirarle, me molestaba que se quisiera hacer ahora el padre responsable.

—Harás nuevos amigos, se ve que es una buena escuela. — se terminaba de arreglar la corbata.

—La odio.

—Ni la conoces — soltó burlón.

—Solo me basta con ver el uniforme para odiarla. — miré aquellas prendas, este consistía en un pantalón gris, un saco azul marino con botones estilo militar con un escudo, corbata y una camisa blanca de botones también con el escudo y nombre de la institución. Eso era solo el uniforme de diario, faltaba el de deportes, el formal, verano e invierno.

Estúpido internado, el solo pensar que tendría que pasar ahí mi juventud encerrado me daba dolor de cabeza.

—Te acostumbrarás.

—Es una cárcel — me quejé — y solo hay hombres.

—¿Por qué crees que estás ahí?, así no me tengo que preocupar por que embaraces a alguien. — sus palabras salían fuertes — Apúrate y cámbiate, se hace tarde.

En contra de mi voluntad me metí al baño y me vestí, esto es lo que mi padre siempre había querido, encerrarme en un internado para no tener que preocuparse por mí, que inteligente.



Salimos en un taxi hacia el instituto, no hablamos durante todo el camino, yo me puse mis audífonos y me fui observando el disque paisaje.

—Llegamos, baja tus cosas — me ordenó y yo obedecí, el taxista abrió la parte de atrás del auto y saque mis cosas, solo me tenían permitido traer una maleta con mis pertenencias y ropa de civil.

Alcé la vista para mirar el edificio de enfrente, era grande, inmenso diría yo, las paredes eran sólidas y fuertes, estaba rodeado de jardines y área verde por todas partes, se miraba que ya tenía sus años, aunque no estaba deteriorado, detrás de este había otros dos edificios, supongo que son las habitaciones de los alumnos. De verdad que esto era una cárcel.

—Acompáñenme por favor — un hombre se acercó a nosotros y nos guió por un camino casi laberintico, entramos al edificio, olía a limpio, las instalaciones parecían de la era de la inquisición pero tenían aparatos tecnológicos muy modernos, eso era extraño.

Llegamos a un extraño recibidor donde nos atendió un hombre anciano que nos dirigió a otro cuarto, pasamos por un pasillo largo hasta el fondo, entramos, parecía la oficina del director.

—Bienvenidos, tomen asiento por favor — nos indicó con amabilidad a lo que no sentamos mi padre y yo.

—Tú debes ser Kim Jongin — reviso un expediente — 18 años, Sangre A, ¿correcto? — su amabilidad me molestaba, pero solo asentí.

Juego de Dos [Kailu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora