Publicado: 11/08/14
Capitulo 4:
Mátala.
La etapa de rebeldía de Robert había salido como él no lo esperaba. Tenía treinta años, sí, pero debido a su esquizofrenia había perdido la mayor parte de su adolescencia. Él realmente deseaba vivir la vida a su manera, sin temores, ser libre, pero quizá eso no era posible.
Los padres de Robert vinieron de visita a su casa sorpresivamente, él no entendía por qué. Estaban los tres en la sala cuando escuchó como tocaron la puerta principal de su casa. Ahí fue cuando entendió todo. Sabía que estarían de vuelta. Maldición, él lo sabía. Y no era que le desagradaba tanto la idea, era simple cuestión que deseaba quedarse en casa, como una persona normal, aunque no lo fuera. Estaba cansado de ser sacado como un maldito psicópata de su casa mientras todos lo miraban como si fuese un peligro para la sociedad.
Lo habían enviado a sin fin de centro de rehabilitaciones desde su dieciocho, cuando recién le habían detectado la esquizofrenia. No lo habían vuelto a aceptar en ninguno. Y él lo entendía. Quizá era por ser el primero con una esquizofrenia tan avanzada. La mayoría eran niños pequeños y un solo anciano, quien apenas empezaba, ni siquiera parecía un loco, se veía normal. Hasta Robert llegó a preguntarse si tenía algo o fue allí solo por diversión.
Por fin este año lo habrían vuelto a aceptar en el mismo centro de rehabilitación. Por un momento se sintió impactado, pero al segundo ese sentimiento se desvaneció. No quería volver, definitivamente no quería, pero él se lo había ganado.
El año pasado por fin habían dicho que él podía vivir su vida normal, con su esquizofrenia en tratamiento. Solo tenía que seguir los medicamentos e ir una que otras veces a chequeo, pero Robert no quiso.
Lo último que vio de su madre fue susurrarle un "Te amo" mientras lo obligaban a entrar en la camioneta blanca. Todo el camino se mantuvo callado, como de costumbre. Siempre lo hacía, desde adolescente, cuando lo llevaban a centros lejos de su familia, sentía que le arrancaban una parte de sí mismo, como si lo obligaran a estar donde no quería, pero que en parte también deseaba estar.
Las voces en su cabeza eran insoportables y esa una que otras apariciones también lo eran. Y aunque sus padres creyeron que su rebeldía era a causa de esos intrusos que invadían su mente, él realmente no sabía la respuesta. No podía negarlo, pero tampoco admitirlo. No sabía si era realmente un rebelde sin causa o eran esas voces que lo obligaban a hacer lo que él hacia.
Dos semanas después de su regreso al centro la vida no parecía ser tan mala. Aunque se sentía tan alejado de su familia a quien solía extrañar la mayor parte de los días del año, esa temporada parecía cambiar, realmente se sentía a gusto, sobretodo sabiendo que sus viejos amigos aún seguían allí. Jude, Eddy y él muy callado y misterioso Calvin.
Robert frunció el cejo mientras miraba a Calvin desde una de las bancas del patio del centro de rehabilitación. A veces Calvin solía ser tan sigiloso que ninguno de ellos se percataba de cuando llegaba o cuando se iba, simplemente era extraño, pero una buena compañía. O por lo menos para Robert lo era.
- Veo una linda morena con un cartelito de "nueva" chocando entre sus lindos y redondos senos. -murmuró Jude.
Todos voltearon en su dirección y vieron una baja morena caminar junto a un hombre un poco mayor.
Si el cejo de Robert antes estaba fruncido, ahora estaba mucho más que eso. Quizá su amigo Jude había notado solo sus lindos senos o su redondo trasero, pero Robert no. Simplemente eso no era lo que más le llamaba la atención. Sorprendía su delgadez, lo pálida que estaba y la vulnerabilidad en sus ojos. Robert se preguntaba si quiera como era que un trasero tan bien formado continuara allí como si nada mientras el resto de su cuerpo era la reencarnación de un muerto.
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¿Estoy loca? (Robert Downey Jr)
FanficHailey Hudson era una adolescente normal, pero todo cambió cuando las burlas que recibia comenzaron a afectarlé. Cuando sus padres se dan cuenta del dolor diario que su hija sufre odiándose a sí misma, parece ser muy tarde, y justo cuando menos lo...