Publicado: 09/08/14
Capitulo 2
"No hueles a ellos."
La fría mirada de su padre hizo estremecer a Hailey. Por alguna razón, ella presentía que nada bueno tendría que decirle.
Pero no pudo reprimir el preguntarse si la odiaba tanto como para mirarla de esa manera, o aún peor... para enviarla lejos.
Ella sentía un escalofrío ante la mirada de él, y como su hija, sabía reconocer todos sus gestos, ella sabía que por su culpa quizá había perdido hasta la más mínima confianza que sus padres tenían en ella.
El recuerdo vago y borroso de su madre entrando en su habitación y tomarla en brazos hacía un destino desconocido parecía ser lo último que iba a ver Hailey aquella noche de su intento de suicidio, pero el destino quizá le tenía preparado otros planes para ella, porque despertó adolorida con la garganta ardiendo en una camilla de un hospital, con su madre al lado dormida en el sillón y su padre al otro extremo removiéndose incómodo en una pequeña silla.
Al verse en aquella situación, Hailey había comenzado a sollozar. Realmente las cosas no habían salido como ella esperaba. Al principio se había sentido desorientada al encontrarse en esa camilla, pero al poco tiempo los recuerdos de todo habían comenzado a aparecer como una gran bola demoledora, haciéndole entrar en la realidad. No había logrado su objetivo: morir
Pensó que quizá ese gran señor del que todos hablaban, pero de el cual ella no creía (Dios), le tenía preparado más sufrimiento, como si eso le gustara, como si eso fuese algo divertido y hasta necesario. Se sintió tan devastada en ese momento, al solo pensar que tendría que volver a la escuela, que no se percató que sus sollozos habían despertado a sus padres, quienes la bombardearon a preguntas.
Hailey recordó esa saga de películas en la cual la muerte perseguía a las personas, pero ellas no podían morir hasta que la muerte lo decidiera o fuese su turno. Y así mismo fue como ella se sintió, como si la muerte la buscara para llevársela, pero eso sí; ella no podría irse de ese mundo todavía, necesitaba más dolor, y quizá hasta su forma de morir también iba a ser dolorosa, no con excesos de antidepresivos, si no quizá atropellada o lanzada de un precipicio.
-Empaca tus cosas. - pronunció un frío Hank.
Hailey se quedó muda y sintió su corazón acelerarse.
- ¿Qué? ¿Por qué? -las preguntas salieron desesperadamente de su boca.
Su padre cerró los ojos como si le doliera decir aquello y suspiró cansado.
- Solo hazme caso, Hailey. No quiero preguntas. Empaca varias mudas, para unos meses... Quizá para un año. -susurro esto último, pero ella logró escucharlo y sintió como todo calzaba.
Su padre iba a mandarla lejos, ya se lo presentía, ella lo sabía. Quizá lo había decepcionado lo suficiente después de aquella noche. Quizá pensaba que estaba loca o le repugnaba tanto la idea de tener una hija con cortes en todo el cuerpo que quería mandarla lejos para no verla más.
Hailey tardó un rato en ponerse en marcha, pero al final salió a paso rápido hacia su habitación en busca de su maleta y comenzó a empacar sus cosas. Se dio cuenta que iba a necesitar mucha ropa, no sabía cuánto tiempo se iría, pero tampoco quería llevar mucha carga, así que optó por dos maletas y junto toda la ropa necesaria lo más apretada que pudo.
Al cerrar la última maleta suspiró y limpió las pequeñas gotas de sudor que resbalaban en su frente. Tomo aire y lo guardó durante un rato allí.
No sabía cuándo se iría, ni adónde o con quién o cómo... pero estaba segura que no vería su pequeña habitación durante un muy buen tiempo.
Una nostálgica Hailey caminó por toda su habitación con paso lento, observando las fotos, los libros, todo aquello que estaba dentro de su pequeña "Cueva de la soledad" como ella le llamaba. Allí adentro había cosas que le partían el corazón, como las fotografías de sus amigas o fotos de la secundaria, pero por alguna razón esas pertenencias la hacían sentir en casa.
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¿Estoy loca? (Robert Downey Jr)
Fiksi PenggemarHailey Hudson era una adolescente normal, pero todo cambió cuando las burlas que recibia comenzaron a afectarlé. Cuando sus padres se dan cuenta del dolor diario que su hija sufre odiándose a sí misma, parece ser muy tarde, y justo cuando menos lo...