Gyu

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— Esta es una habitación especial...

— De acuerdo, explícate mejor, Gyu. —Digo desatando los amarres de la soga que lo mantenía inmóvil en la silla. ¿De cuál otra soga eh de estar hablando? Pues, y no exagero cuando lo digo, que la habitación entera estaba siendo invadida por sogas gruesas, hilos, estambres, mecates y cualquier tipo habido y por haber de enredaderas en el mundo.

Es una habitación realmente peculiar.

Empezando porque el nombre de ese chico no era el que se encontraba en la placa que coronaba esa habitación. Cualquiera creería que estaba embrujada por todo lo que mis ojos pudieron presenciar.

— Es el único lugar que puede revelar cosas que ni siquiera nosotros mismos conocemos. —Explica ya libre y comienza a deslizar las yemas de sus dedos por las cortinas de sogas.

— ¿A qué cosas te refieres?

Traumas... —Respondió luego de guardar silencio por unos segundos, como si su garganta se hubiese hecho solo un nudo y un hueco en su estómago apareciera para intimidarlo. Con una voz suave y cautelosa pregunté:

— ¿Cuál es el tuyo?

— No lo sé, siempre que entro aquí todo se ve muy pacífico. —Responde volviendo a sentarse solo que en el sofá.— La habitación se ha transformado en esto solamente tres veces.

— Vaya ¿Que ocurrió? —Dije realmente interesado.

— Me peleé con mis padres porque les molestaba qué pasara tanto tiempo con Wonwoo Hyung.

— ¿La segunda?

— Wonwoo se enojó conmigo porque confundí los colores de unos tintes para el cabello y su cabello quedó rosa en vez de caoba. —No pude evitar reír levemente, pues, era una situación un tanto cómica desde el punto de vista de que el chico es algo torpe, como un cachorrito, pero a su amigo seguramente no le agradó el resultado.— ¡No te rías! Casi me asesina.

— Lo siento, lo siento. —Me disculpo aclarando mi garganta para retomar seriedad en el asunto.— ¿Y la tercera? —El desvió su mirada y susurró.

— Le dije algo que no debí haberle dicho, no es un inmaduro... Yo lo soy por enojarme por cosas irrelevantes...

Y ahí fué cuando lo entendí.





Las sogas...


















La habitación...









El sentimiento...













La realidad...















Él es tu trauma...

¿Que?...

Estás atado a Wonwoo...

...

...

— U-un momento, no te estoy entendiendo. Él no es malo, en lo absoluto no mataría ni a una hormiga.

— No necesariamente debe ser alguien problemático. Es algo así como la preocupación, la sientes por alguien y sientes aquello que de su parte a ti te inquieta.

Uff amo las teorías de este tipo.

— De no ser así, no estarías tan triste justo ahora. Mingyu ¿Cuando te haz enojado con alguien más la habitación se ha transformado?

Como lo imaginé, negó con la cabeza en respuesta. Jamás dije que se tratara de una relación amorosa o de alguna manera tóxica; y no es como que me incumba lo que ellos sientan por el otro, pero si es una situación complicada de sobrellevar. Digo, si vivir la vida de otro es algo tan común y a la vez injusto, sufrir por los sentimientos de alguien más también lo es. Esas enredaderas son nada en comparación al delicado asunto presente.

— Tengo que hablar con él, no soportaría que mi mejor amigo me odie.

Oh rayos.

— ¿Q-qué le ocurre a la habitación? —Las sogas comenzaron a recogerse y la habitación nuevamente cambió de color, ahora era color verde oscuro y Mingyu sin siquiera darme una respuesta salió apresurado de la habitación en busca de su amigo.

*De vuelta al presente*

Tenemos que hablar. No sugirió, aseguró sin titubeos a la vez que se adentraba a la habitación de su amigo. Lástima que no fuese bien recibido por el susodicho.— ¡O-oye! ¡Ya basta ¡No!

Creo que olvidé mencionar algo, el lugar favorito de Wonwoo es aquella piscina de pelotitas de plástico de muchos colores, completamente contrastantes con las paredes blancas de la habitación y un arma audaz en aquellos momentos en los que no quería ser molestado. Desgraciadamente, Mingyu recién lo descubría.

— ¡Lárgate! No te quiero aquí. —Continuaba agrediendo su imponente presencia.

— Hyung, por favor, escúchame. —Como puede, se acerca e inmoviliza las manos del rubio, conectando su mirada con la de su mejor amigo y sintiendo ese dolor extendierse por su pecho al ver nuevamente sus ojos inyectados en enojo y tristeza.

— ¿Estoy siendo inmaduro de nuevo?

Oh Rayos. Fue lo único que pudo pensar el pelinegro antes de simplemente atraerlo hacia su cuerpo y murmurar un suave y anhelado “Lo lamento”.

Mi respiración se cortó y mi corazón se hizo una bolita de papel al escuchar aquello. Comprendo que no debería estar observando algo tan propio entre ellos, no obstante, solo deseaba con todas mis fuerzas que resolvieran sus asuntos, por lo que cerré la puerta en completo silencio y les di su espacio.

Espera...

¿Que es eso?

"The Door" (SEVENTEEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora