Era un día gris, nublado. Un dia perfecto para definir cómo se sentía. Hacía tanto que no encontraba una razon para sonreir. El hijo del mayor criminal de la historia, adoptado por uno de los empresarios más admirados y odiados del globo. Sonaba a chiste. No es que su padre hubiese sido una mala persona, la mitad del planeta lo adoraba, incluso lo llamaban el rey de los piratas. El gran saqueador, el robin hood en carne y hueso, un hombre que luchaba por la libertad, blablabla..
Él nunca llegó a conocerlo, ni a él ni a su madre. A veces se sentía solo, abandonado, sin familia, vacio, una cáscara nada más...
Seguía mirando el infinito cuando el rubio llegó con una taza de té.
-Esta bien señorito?
-Cuántas veces te he dicho que no me llames así Marco?
El rubio le miró con una mirada tierna y posando la mano sobre sus negros cabellos le revolvió el pelo como si de un niño se tratara.
-Además, que haces tu sirviendo el té? Has cambiado de profesión a sirvienta? Te falta la falda y la cofia para llegar a eso.
-Como siempre tan agudo Ace.
El rubio se sentó en la silla al lado del azabache y cogio la otra taza que habia traido mientras bebía mirando a través de la ventana.
-Cuidado está ardiendo.
-Como a mi me gusta.
El rubio rió por lo bajo.
-Nunca cambias.
Escrutandole con la mirada pregunto:
-Qué te pasa, te vuelves a encontrar mal? Sabes que si te encuentras mal tienes que avisarme.
-Si, si dejate del rollo médico paciente, ya no soy un niño.
-Bueno eso tendrás que demostrarlo, hace demasiado que nos conocemos y para mi siempre seras ese niño que corría lleno de barro llorando porque se había caído en medio del campo.
-Sabes que eso ocurrió solo una vez...
-Lo recuerdo como si fuera ayer.
El mayor tomó otro sorbo mientras veía como empezaba a llover.
Ace tomó la taza entre sus manos y sopló distraído, cuando la acercaba a sus labios esta cayó de sus manos rebotando contra el suelo y derramando todo el líquido, lo que sobresaltó al rubio.
-Mierda, Ace?
Cogió al pelinegro poco antes de que cayese de la silla, y levantandolo cual princesa se lo llevó de allí maldiciendo.
-Otra vez no joder, pensaba que los ataques estaban remitiendo, seguro que no se ha tomado la medicación.
Recorrió los pasillos de la mansión apretando al pelinegro contra su pecho como si de un tesoro se tratase, para él lo era.
Al llegar a los aposentos de este lo poso sobre la cama, le tomó el pulso y viendo que era regular y la respiración normal empezó a quitarle el traje para que estuviese más cómodo. Chaqueta, pantalones, cuando llegó a la camisa no pudo dejar de mirar los pectorales y el abdomen marcado. Menos mal que estaba inconsciente o podría darse cuenta del sonrojo en sus mejillas y la mirada lujuriosa en sus ojos.
-Descansa mi principe susurro mientras besaba su frente.
Al ir a levantarse una mano agarro su corbata y tiró hacia el. Unos labios apresaron los suyos con insistencia, y desconcertado se dejó llevar por el beso. Mordía y lamia como si de un sueño se tratase hasta que se dió cuenta de la situación. Apartándose vio la sonrisa maliciosa del joven, puso su mano sobre sus labios y le miró avergonzado.
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Mirame a los ojos
FanfictionUn solitario joven enamorado de un imposible. Un médico que no quiere admitir sus sentimientos. El deseo de la juventud, celos, dudas. Podrá Marco ignorar lo que siente por el joven Ace o caera en su ardiente pasión? Marco x Ace, Law x Ace